Un domingo imperfecto

El día que vi Perfect Lives en el Salón Dorado del Teatro Colón me quise matar. Fui al teatro con ganas de pasarla bien, pero el trámite casi me hace llorar por dos motivos: por un lado me di cuenta de que Mike Amigorena, la superstar que convocaron Lolo y Lauti para protagonizar la obra, no era tan sexi como pensaba, y por otro los videos que hicieron las Básica TV me demostraron que el mundo es un lugar muy cruel para vivir, tan cruel que un amigo que me acompañó al teatro no soportó tanta desgracia televisada y se paró y se fue en mitad de la función. Mi amigo es paciente psiquiátrico.

Perfect Lives es una ópera para televisión que fue escrita y dirigida, cuando se presentó por primera vez, por Robert Ashley, un compositor estadounidense de música contemporánea. Nadie dirigió la versión actual y de la puesta en escena se encargan los artistas Lolo y Lauti. Probablemente ellos se habrán preguntado –o no-, al igual que lo hace Ashley en el libreto, “si lo suyo es hacer algo nuevo o reordenar las cosas viejas”. Cómo volver contemporánea una ópera contemporánea, ¿quizás trasmitiéndola por streaming? No. Usando a Mike Amigorena y a la Enana Feudale como estrellas principales, es decir, reordenado cosas viejas.

Pero la vedette de esa nueva versión de Perfect Lives no fue el actor sexi ni la voz de Showmatch, sino unos televisores apilados unos sobre otros en los que se podían ver los videos que hicieron los chicos de Básica TV para la ópera. Unos videos trágicos y muy tristes que arruinaron mi domingo: no estaba preparado para ver cómo nos consume el consumismo, qué tan crueles son las actividades en los frigoríficos y lo mal que pegan las pastillas de éxtasis con forma de Superman, entre otras cosas. Esos videos funcionaron como una selfie que retrató lo que se mira en Internet, pero eso no convirtió a esta ópera para televisión en una ópera para Internet porque al fin y al cabo Internet es más divertido y porque la superposición de imágenes y pantallas no sirve para dar cuenta de una época en la que cada vez todo es más heterogéneo. Cuando Básica TV muestra los culos de sus integrantes es mejor que cuando nos refriega la crueldad de los mataderos. Hay algo en lo que la ingenuidad de sus videos resulta más provocadora que estos otros que fueron tan correctos, que me entristecieron tanto, que hicieron dar ganas de ser vegetariano. Hubiese preferido ser un paciente psiquiátrico para poder levantarme en mitad de la función.