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Matías Pablo Alé y Maximiliano Nacar Uribelarrea

Mitos y verdades de la euforia viril


–Hay muchos tipos de euforia. –¿Una tipología de la euforia? –La euforia inducida con fármacos. –La euforia como evasión de los problemas emocionales. –Es cuando alcanza la manía, o lo hipomaniático. –¿Toda euforia es autodestructiva? –La euforia puede ser un estado de alegría, excitación y bienestar; en un principio parece algo bueno. –¿La euforia es la felicidad? –Es un estado que alcanza la felicidad pero de una manera patológica. Una falsa felicidad. –La euforia induce a un exceso de felicidad, así como el capitalismo entra regularmente en crisis de sobreproducción; los procesos de acumulación de capital tienden a las crisis de ondas largas, como sostiene Mandel: llevan directamente a esas crisis. Algo similar pasa con la felicidad eufórica. –Quizás es mejor ser feliz a tasas moderadas. –Por eso la euforia no es la felicidad necesariamente. Por definición la euforia es de corto plazo. La inducen factores puntuales y momentaneos: sexo, baile, drogas recreativas, momentos de gratificación repentina. –Es una escasa o aparente felicidad a la que le sigue una depresión. Se evitaría con un plan a largo plazo de felicidad o crecimiento sostenido. –El exceso en todo provoca la desgracia, dice el Tao. –El veneno es la dosis, decían los médicos antiguos. –El inglés Herbert Spencer entendía que las sociedades tienen al equilibrio; metas exuberantes pueden llevar a una crisis social. –La euforia es propia del individuo que se desata del grupo también, o del matrimonio. O del país que se desata de sus obligaciones contractuales: la euforia griega, o la euforia argentina de 2001-2002. –¿El indivuduo que rompe con su grupo de pertenencia? –El varón recién separado es la criatura eufórica por antonomasia. –Se desata de sus cadenas y sale a cazar. –La euforia puede resultar de romper un vínculo. Es como el cuento del gato burgués de Zola. –El del gato gordo. –El gato que se escapa de la casa y al principio se extasía con la vida bohemia de los gatos callejeros, pero después tiene hambre y frío y decide volver al hogar. En el hombre, el abandono del hogar produce euforia por una reacción atávica, heredada de la prehistoria. –También el cliché tradicional del bulín masculino tiene que ver con la logística de la caza en tiempos prehistóricos. Lo que en la vida gauchesca eran los puestos y en las novelas de espías las casas secretas: lugares a los que el hombre en plena misión puede caer a dormir, refugiarse o tramar una salida. –En definitiva, hay una clara línea eufórica entre la partida de cazadores de épocas ancestrales, las movilizaciones militares clásicas y el treintón o cuarentón recién separado que se anima a ir a una fiesta. El hombre abandona el hogar exaltado, cantando canciones. –Familia y cacería en tiempos de guerra; familia y decadencia en tiempo de paz. –¿Hay una euforia masculina y otra femenina? –Hay una euforia específicamente femenina en la generación de vínculos intesos, mientras la euforia masculina es un fervor frente a las posibilidades abiertas, la alegría del león frente a la manada de ciervos. –Podría decirse que el vínculo intenso se caracteriza por ser estrecho. –Claro, pero también efímero. Es la euforia de Emma Bovary, teñida de irrealidad. –¿Pero eso no se llama histeria? ¿Cuál es la diferencia entre histeria y euforia? –Bueno, tal vez la histeria es el cuadro y la euforia es la percepción interna que se experimenta bajo dicho cuadro. –Los liberales creemos que cada individuo alcanza la felicidad a su manera. De hecho parte del tema de la euforia financiera tiene que ver con la desregulación. –Como el día que levantaron el cepo, a fines de 2015. Te alegraste, te drogaste bastante pero no hiciste un billete con el tema de los futuros, porque sos pobre. Pero a vas al banco a cobrar una transferencia de 150 dólares y te creés un bacán. Soñabas con tener una cuenta en Uruguay, como algunos nuevos amigos ricos que tenés. El desclasamiento trae euforia. –Los psiquiatras franceses definieron el trastorno afectivo (hoy llamado esquizoide) con una idea muy clara: te querés ir con los extraños todo el tiempo; preferís a los extraños a tu grupo de pertenencia. –La timba económica argentina generó desclasamientos así. –Gente que sale eyectada de su clase social, hacia arriba o hacia abajo, con las crisis. –Eso me pasa un poco en Buenos Aires. Con lo bajo, el arrabal. La profe de gimnasia que viene del conurbano y me chupa la pija en el baño. En el exterior me pasa con lo alto, los circuitos VIP de Miami, las putas caras llegadas de Europa del Este, envueltas en Prada. Es muy raro, tengo una ubicación geográfica al respecto. –Es el tratorno afectivo. Aparece una yanqui graduada en Yale y agarrás viaje. No te importa nada tu barrio, tu casa, tus amigos. –El tema es que volvés a ese lugar que dejaste, ese grupo, esa familia, y siempre están ahí. Hay algo con salir y errar y volver al grupo. –Es la historia de Rip van Winckle, un clásico de la masculinidad ambientado en Nueva Inglaterra. Al hombre le gusta errar, ir al bar, hacer camping, enfrentarse con los osos, y la mujer no lo entiende y lo espera en la casa, hasta que se cansa y lo raja. –¿Walter Benjamin y Michel De Certeau escribieron sobre el deambular porque escapaban de sus mujeres? –Podemos armar una comunidad de solitarios. Blanchot debía padecer de euforia. Al escribir al menos. –Era un melanco. –Eso seguro, es lo que yo pensaba. Pero el solitario se ama así mismo. Por ejemplo Sartre es sin dudas un eufórico. Crítica de la razón dialéctica la escribió de falopa. Con efedrina. –Freud en Über Coca dice que la euforia producida por la cocaína es idéntica a la de una persona sana; lo que quiere decir es que la euforia es ausencia de pesares o dolencias; bienestar simplemente. El hombre ideal de los psiquiatras clásicos, que hace deporte, lleva una dieta sana y se conduce en su oficio con fuerza estaría eufórico todo el día. Como vos que te comés una banana, vas a correr y a mediodía ya le estás gritando a tus alumnos que son unos vagos: eso es euforia. Después garchas mucho, dormís bien y el día vuelve a empezar su ciclo exaltado de violencia saludable y socialmente tolerada. –Es así, exactamente. –Una vida sin estrés sin grasas saturadas y con erecciones frecuentes a lo largo del día, ¿eso sería la euforia? –En parte sí. Serían son sus resultados. –¿La euforia te hace correr, coger y trabajar todo el día, o es al revés? ¿Tu cuerpo se genera su propia falopa? –La praxis la genera. –Volviendo a la euforia, tenemos a Kurt Cobain que decía “cuando estoy en el sol me siento bien”. –Kurt era un depresivo. –¿El que busca el placer absoluto y lo encuentra es depresivo? Depresivo es Horacio González. Kurt era un artista y para mí no hay artista depresivo. –El busca el placer absoluto es quien busca lo sagrado, según Bataille, y es una búsqueda condenada al fracaso. ¿Hay crítico no depresivo al final? ¿Habría una crítica eufórica y otra depresiva? –La disforia no es depresion. Y es el mal de los críticos.

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