Baja la neblina y aparece lo remoto
Hay días en los que las nubes dejan su altura y bajan espesas hacia nosotros. Son días en los que los límites se vuelven borrosos y se genera un espacio intermedio, una nueva concepción espacio temporal donde se enlazan los mundos que parecen ahora tan lejanos: la magia y la ciencia, el cielo y el suelo, los sueños y la vigilia.
Ese sábado, yendo hacia La Boca, las puntas de lo edificios se perdían en lo blanco, la ciudad había mutado. Los autos iban muy despacio, la niebla lo cubría todo, llenaba las plazas y los puentes, nunca había visto esto así dijo alguien en el colectivo…
Al entrar a Munar entendí: El Asunto de lo Remoto era la causa y el efecto de este nuevo tiempo nuboso. La cola de la cabeza que se muerde a sí misma, el origen, el sueño primero. Caminando por la sala, los cantos gregorianos retumbaban por los techos altos de esta casa antigua frente al Riachuelo, entramos en un tiempo paralelo, pensé, y en este tiempo lo fantástico toma un cuerpo.
Para contar ahora lo que pasaba, puedo recopilar fragmentos, pequeñas situaciones. Siento en distintas partes del cuerpo lo que me hizo sentir cada una de las acciones. Pero no puedo relatarlo del todo como si fuera una película. Por eso, decidí que la mejor forma es dividirlo en sueños, que no fueron soñados solo por mi sino que, como un sueño colectivo, unen tanto a los artistas como a los espectadores. Es un sueño dentro de un sueño que se desarrolla en la mente de múltiples soñantes.
Sueño I. “El divismo y lo divino”
Un laberinto. Estamos frente a una prueba: debemos llegar hasta el pedestal luminoso. Tras cada curva del camino se abre una ruta nueva, es un recorrido sin fin. Todo es oscuro. Pienso en sueños recurrentes donde estoy en lugares de los que no puedo salir. Presiento que algo va a suceder, alguien me observa, algo se mueve atrás de las paredes. Me quiero despertar pero no puedo. Aparece al lado mío un viejo vestido como sabio, vemos juntos nuestros reflejos en un estanque. Reconozco mi figura y la suya, quizás en el fondo no somos tan distintos.
Sueño II. “La espada y la piedra”
Un atrapasueños gigante, sostenido por un hombre semidesnudo, en el medio de varas de incienso que llenan el espacio de humo. Un sincretismo entre una iglesia y un templo antiguo, entre guardias medievales que cuidan y guerreros americanos listos con sus flechas. En una esquina, un cuerpo cubierto sostiene un cristal que gira, refracta hacia los costados todos nuestros pensamientos. Surgen solo preguntas, ¿Qué ocurrió en ese lugar? ¿A quién cuidan estos cuerpos estáticos? ¿Cuáles son las pesadillas que se van a quedar atrapadas en esa red? No quiero irme de ahí, siento que velamos a alguien, velamos su muerte o velamos su sueño, protegemos aquello que aún no sucede.
Sueño III. “Modos fijos”
Hay dos cajas, elementos largos de metal, cosas que rondan el imaginario de la magia y la tortura. Angela sube sus cosas a un gancho a 3 metros de altura, mete sus manos en una de las cajas que está contra la pared y queda atrapada. Mantiene sus manos fijas como un ancla, habla en voz baja con una persona que se acerca, se tira para atrás un poco para saludar, no parece sufrir, no parece estar pasando nada, pero sus manos ya no son su manos, están dentro de un agujero negro.
Sofía se inserta en una caja más grande que cubre su torso, deja al descubierto la cabeza y las extremidades, está acostada, como un cocodrilo, perpendicular al suelo. La caja está atada con una cadena. Con ayuda de sus brazos y su piernas intenta alejarse de la pared, va lentamente recorriendo un semicírculo pero nunca puede alejarse demasiado, algo siempre la devuelve, le recuerda que esta dentro de múltiples prisiones. Nosotros la observamos desde lejos, creyendo que todo es un espectáculo, nadie hace nada, hasta que luego de un tiempo largo, alguien la saca.
Tres acciones cambian el espacio. Cambian la forma en la percibimos el tiempo. Al salir ya no se ve el puente transbordador que conecta la Boca con Avellaneda. Nuestra mente flota, tenemos ahora solo una idea remota de aquello que sucedió.
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El asunto de lo remoto es un ciclo de acciones a realizarse en los meses de junio, agosto y octubre como parte de la programación de MUNAR que busca potenciar el trabajo de artistas que usen el cuerpo como herramienta principal para construir la visualidad de sus trabajos.
Artistas del 30 de junio: DANA FERRARI – “El divismo y lo divino” Performer: Dana Ferrari Colaboradores: Clara Campagnola, Maxi Murad, Eliana Carletta, Benjamin Felicce, Ulises Mazzuca
ALBERTO ANTONIO ROMERO – SUSANA VILLA – “La espada y la piedra” Performers: Tomas Déias Spreng, Rafael Federman, Enzo Piantanida, Yael Estevez, Maruki Nowaki, Catalina Oz.Realización: Francisco Romero, Andrea Romero y Norma Villa Sonido: Nicolas Gulluni
SOFIA DURRIEU – “Modos fijos” Performer: Sofia Durrieu Registro: Joaquin Wall, Daniela Karol
Curador del ciclo: Gonzalo Lagos