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  • Bob Lagomarsino

Agentx Mariela Ivanier

Mariela Ivanier ha construido en los últimos años una imagen de coleccionista de arte contemporáneo y de mecenas de arte a fuerza de operar notas desde su propia agencia de prensa a medios y periodistas amigos. Esta exitosa operación de prensa le ha permitido difundir sus “Tés de Colección” en los que recibe —en su casa— a eclécticos personajes ajenos al mundo del arte que se sorprenden ante la profusión de espejitos de colores.

El mito creador de Ivanier es básicamente el canje de redacción de gacetillas a artistas a cambio de obra, tal como lo reconoce en las sucesivas entrevistas autogestionadas a periodistas ajenos al ámbito del arte. Pero, curiosamente, las piezas más importantes de su colección fueron adquiridas mediante Venus, un proyecto de Roberto Jacoby. Ivanier acumulaba Venus por servicios de prensa que luego canjeaba por obras.

Tan exitosa fue su acumulación primaria de obras mediante Venus que pudo adquirir una obra por mil Venus que luego vendió y le permitió comprar el departamento donde vive actualmente. Carambola de la vida que sea ella misma, 20 años después, la que rechace un nuevo proyecto de Roberto Jacoby.

Pero la ingratitud no se detiene ahí. Otro proyecto de Jacoby y Fundación Start fue quien la reconoció como coleccionista por primera vez, entre otros representantes del medio ya establecidos. En la ya histórica Ramona 59, dedicada al coleccionismo, se puede leer una correcta entrevista realizada por Melina Berkenwald.

Llama la atención que Ivanier no haya podido reconocer ni siquiera uno solo de los trece requisitos mínimos que evaluó del proyecto CIA para permitirles seguir constituyéndose como una de las instituciones fundamentales del arte argentino contemporáneo. Ni siquiera uno. Quien pudo construir una colección de arte contemporáneo en un club del trueque consideró que CIA no cumple el requisito N° 9 “Cogestión y trabajo en red”. Tampoco cumple el N° 10 “capacitación”, una institución que brindó en 2018 más de 25 cursos además del programa de agentes CIA. Para Ivanier, CIA tampoco cumplía con el requisito N° 6 de "continuidad" pese a que en la web del proyecto se puede leer que funciona de forma ininterrumpida desde 2009.

Su manejo de crisis ha sido muy decepcionante para quienes la conocemos y hemos tenido oportunidad de conversar con ella. Al contrario de lo que indica la lógica ha preferido el silencio. El medio que le permitió insertarse socialmente mediante los Tés de Colección necesita una justificación de porque le negó la posibilidad de fondearse a una institución exitosa fundada e integrada por quienes la iniciaron en las artes visuales. Ser evaluador de proyectos de mecenazgo implica una responsabilidad para el medio que ella compone y una concentración mayor que la filtración de una galería de fotos a la Vidriera de Infobae.

En un caso digno de psicoanálisis, Ivanier no solo está negando a CIA la posibilidad de perdurar sino también a quienes la formaron y le permitieron ser hoy una coleccionista, a quienes le permitieron adquirir el 30% de su departamento y a la comunidad que ella dice pertenecer.

Hoy el arte argentino ha madurado y necesita una institucionalización superior que le permita superar las etapas de canje que a Ivanier le permitieron formar una colección. La solicitud de mecenazgo era exactamente para eso. Para evitar los mercachifles que buscan posicionarse socialmente aprovechando la situación de debilidad de los últimos eslabones de la cadena.

Quedará flotando la incógnita de cuales fueron los proyectos que Ivanier evaluó.

¿Habrá sido ella también la que evaluó negativamente a la Fundación Espigas negándole el mecenazgo?

CIA ha podido levantar la voz pero que será de aquellos que duermen el sueño de los justos.

Para conocer la historia de Ivanier recomiendo leer:

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