top of page
  • Anto Agesta

Yo soy Anto


Me imaginé algunas naves espaciales, principalmente me detuve en una que me sostuvo volando un rato. Algunas de ellas estaban por ponerse a despegar, primero desde la pared hacia un lado pseudobidimensional y después hacia arriba como eyectándose. Dónde hace contraste con la planimetría de ciertas formas, y los bordes que no conforman un límite, sino un sentido de desborde y vuelo.


Aunque al pasar por las flores, pensé en los convencionalismos: bodegones, comidas, y esas imágenes dónde todo se opaca y parece estar muerto, de hecho, ver una flor pintada, arrancarla de un jardín, colocarla en un florero es dilapidarla. Es la veneración a la muerte en sí misma.


Aun así, las flores post punk surrealistas tenían la necesidad de ser explotadas y cargadas de colores embrujados y exagerados, qué gritaban vida y muerte a la vez, en simultaneo.


Pensar la pintura de Alfredo como un sincretismo constante, dónde esta todo el tiempo poniéndonos las caras o las capas de movimientos reconocibles pero que a la vez hablan de una dulzura, intimidad que nos esta tratando de decir otra cosa, entonces la conexión con el cosmos, con la espiritualidad proviene de la imagen como situación dual, por un lado lo que se percibe y lo que se entiende, con los conocimientos previos, y por el otro, el misterio que nos quiere inocular.


Sus imágenes tratan de territorio, como se encargó la pintura de la escuela cuzqueña de hablar de ciertas iconografías de nuestra tierra, en textiles, cabezas de ángeles, manierismos, desde la Virgen María y la planimetría sin olvidar sus aspiraciones espirituales. Dónde la Virgen lleva en su manto los arabescos y las flores, como culto a la muerte y a la Pacha.


En cada una de las figuras de Alfredo, se entrelee no olvidarse del espíritu. Aquel que a través de un pequeño viaje en nave llega para instalarse en nuestra psiquis.


"Yo soy Santo" exhibición de Alfredo Londaibere con curaduría de Jimena Ferreiro en MAMBA.


RECENT POST
bottom of page