Museo deseo

Lo imagino sin bar, ni tienda, sólo áreas de trabajo muy bien equipadas.
Lo imagino sin espectáculos.
Lo imagino desvinculado de los intereses políticos de turno.
Lo imagino con un dinámico equipo profesional que pueda realizar tareas de:
investigación,
conservación,
gestión,
producción,
documentación,
asesoramiento
y divulgación.
Lo imagino con fuertes lazos con su comunidad, lazos que rodeen lo doméstico.
Imagino que a alguien que va de paso, le den ganas de entrar a ver qué hay y a saludar.
Imagino, entonces, que las personas puedan, en sus visitas, también tomarse un café con el equipo de trabajo y ver qué se está haciendo.
Imagino que puedan aprovechar ese café para contar sus impresiones e historias, o para conversar sobre arte.
Imagino que puedan solicitar asistencia o confrontar inquietudes en relación con los saberes que guarda el museo para usos personales. Por ejemplo, las obras del abuelo que quedaron en casa y hay que limpiar, guardar, documentar o exhibir.
Imagino a los artistas pidiendo ayuda o colaboración para proyectos propios, aunque no sean para el museo. Por ejemplo, alguien enmarcando sus cuadros o construyendo un dispositivo en el área de montaje para una exposición fuera de la provincia.
Lo imagino gestionando apoyos logísticos para que los artistas, investigadores, curadores y demás puedan desarrollar su trabajo.
Lo imagino con una plataforma en internet súper, que permita establecer relaciones con todo el mundo.
Y muy hermosas exposiciones, que sirvan para pensar, emocionarse, recordar y aprender, y cuyas inauguraciones sean siempre una fiesta a la que no se puede faltar. — Esta nota forma parte de la edición especial Nuestrxs Musexs y es una respuesta a la siguiente pregunta: Es el año 2030 y estás trabajando en el museo más prestigioso de la ciudad, podrías contarnos de qué se trata tu trabajo, qué está haciendo el museo o cuál es el programa de actividades que están planeando para ese año?