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  • Mara Pedrazzoli

Sin Salir


Compilado de poesias ideado y compilado por Mara Pedrazzoli

con la participación de: Ignacio Barsaglini, Florencia Méttola, Syd Krochmanly, Mariano Blatt, Sebastián Morfes, Josefina Bianchi, Jaqueline Golbert, Mercedes Pardo, María Lucesole, Tomás Fadel y Josefina Carón.

Dibujos de Paula Castro

Ediciones Pato de vidrio

 

SIN SAL IR

Poesías

La confusión es una reina

sentada en la tierra

está el planeta entero a sus pies

cómo negarla?

Agustina Paz Frontera

 

A las 7:44 de la mañana

el sol pega en algo de aluminio

y un rayito de sol

me toca a mi

afortunado calibro

con el ojo izquierdo

la intensidad del astro,

a veces tiene forma

de arácnido dorado

a veces son hebras finísimas

de luz

toda mi vida

tuve una ventana

que me ayudó

a no enloquecer.

~

Todos los días antes de dormir

toco la palabra suspender en la computadora

y pareciera que estamos haciendo eso

todos los días.

Ignacio Barsaglini

 

Qué fecha es mañana

No lo sé / no lo sabemos

¿Qué día? ¿Para qué?

Si hay esto y no tú

¿Sobre qué hablar?

¿Recuerdos?

¿Es este el final?

¿El mundo y nosotrxs, y tú?

No te enojes conmigo

Solo quiero amar

¿Recuerdas esos días?

Es triste lo que está pasando

pero si no hay tú no hay yo

y todo se va a romper, lo sé

Pero es a partir de esas piezas que podemos crear algo

Vamos a juntar nuestras partes ––otra vez––

No te enojes conmigo

no puedo dejar de repetir tu nombre

Mañana podría ser el final

Solo ámame

quiero amarte para siempre

Perdona, sé que estaba equivocadx

Solo quiero que me cuides un poco

Las flores aun están aquí

En mi corazón en mi boca

Son tan frescas y claras

Todo lo que es hermoso en mí es por ti y por mí.

No te enojes conmigo

Te quiero

Florencia Méttola

 

INFINITENA

Viviendo en el hiato

del tiempo suspendido,

esta noche espero en el balcón

ver la lluvia de meteoritos.

En la arena de la península

no hay humanos que la pisen,

solo algunas máquinas motorizadas

que la aplanan.

Mientras espero en el cielo

el concierto de luces

de un posible fin del mundo,

leo en los diarios:

“Todo el mundo se enferma”

“Es algo único”

“Falta de higiene, tal vez,

de un proletariado excitado y mugroso”.

Culpan al murciélago

antes a la serpiente,

que engañaba al ofrendar

el fruto prohibido.

La peste siempre carga con un culpable

el sentido común lo busca

las enfermedades son las metáforas

de nuestros sentimientos más destructivos,

algunos dirán más oscuros.

Las enfermedades despiertan la cólera,

las barricadas y las protestas,

el siglo XIX estuvo plagado

de acciones de masas

no revolucionarias

de las que Marx y Engels

no hablaron.

Mientras la fiebre sube

tengo una visión,

cuando la procesión se acerca al mausoleo

del emperador romano Adriano

contemplo a San Miguel Arcángel

blandiendo y luego envainando su espada.

Me hago Uno con el universo

en una cadena de ADN que viaja

dormida en una piedra

entre las estrellas.

Syd Krochmanly

 

¿Y EL PERRITO DÓNDE ESTÁ?

Esa videollamada pudo haber sido un mail

y ese mail

pudo haber sido un poema.

Ese cliente, entonces,

pudo haber sido un poeta

y ese poeta pudo haber publicado un libro.

Ese libro

quizás

pudo haber sido leído por alguien y ese alguien

pudo

en algún momento

haber subido una montaña.

En la cima pudo el montañista

haber encontrado una moneda y esa moneda

pudo haber conservado su brillo

a pesar del paso del tiempo.

Ese brillo pudo haberse destacado

en la palma de la mano del escalador

al recibir la luz del sol

y el sol pudo

haberle inspirado poemas.

Una foto

pudo haber sido tomada en ese instante

y luego

en otro instante distinto

posterior

esa foto pudo haberse revelado

en una casa de revelados.

Esa casa de revelados pudo haber sido

antes

una tienda de chucherías

y entre esas chucherías pudo

haber habido un camioncito de plástico verde

duro

con el que pude

haber jugado cuando era chico.

Mi papá le pudo

haber gritado a mi mamá y mi mamá pudo

haberme arropado en el cochecito

para que yo pueda

dormir la siesta al sol tibio de la tarde

(esto me lo pueden haber contado).

Yo pude haber grabado

en esas siestas

un comportamiento de paz

y esa paz pudo

haberme hecho sobrellevar

varios momentos.

Este momento pudo

no haber existido y este poema pudo

no haber sido escrito.

Si yo quisiera podría

ir borrándolo así como pude

haber ido escribiéndolo.

Pero

(y acá viene el final

y junto con el final puede venir

el sentido de todo esto)

nada de lo que pudo haber sido

va a seguir siendo porque

si fue

fue

y si no fue

también fue.

Todo fue

entonces

y todo pudo haber sido

entonces

y sin embargo

ya no es

ni va a volver a ser.

No sé.

¿O sí sé?

No

no sé.

Mariano Blatt

 

POWERPOINT

Forzamos el respaldo de las sillas

mientras pasan las filminas.

Crujen las paredes y fijamos

la atención. En nosotros el miedo

de suponer que el tiempo se va,

como la proyeción que enfrentamos,

nos anestesia. El humor del rato se desvanece

con el conocimiento. Se pulsa

una tecla, se pierde todo.

Cuando somos aprendices,

pienso y pierdo mi mirada

en una mesa vacía que devuelve

la luz de un foco, tomamos en chiste

todo. El estudiante con su sostenido

desprecio y el docente soñando

con el viaje de la especie llenan

las botellas de esta farmacia;

lo que permanece vivo debajo del polvo

dejan en las costumbres áspera gravedad.

Pasan las filminas, y los minutos

frente a una luz,

a la música trágica

del foco del proyector

que como el disparo

lento de un flash nos amura a este mundo.

Sebastián Morfes

 

A DIARIO

Me levanto, tomo un pdf, me sirvo un poco de biblioteca virtual y lavo los Infobae. Pongo la ropa en Clarín y les doy de comer a las notas. Ya tengo listo el audiolibro para el almuerzo, solo me queda calentar un ebook en el horno. Por suerte hoy doy dos polémicas y con eso tengo para ir a la verdulería a comprar capitalismo y bienes culturales. Si tengo tiempo, voy a hacer un poco de consentimiento por Youtube. ME ESTOY VOLVIENDO LOCA.

*

Cuarentena total, un mes y veinte días: decidí que todos los vernes de cuarentena serán Navidad.

*

Hoy se pueden deprimir las personas que tienen DNI terminado en 4 y 5.

*

Cuarentena total, día tres mil: bailé sola durante una hora como para no olvidarme.

*

Ay mirá, son las vino en punto!

Josefina Bianchi

 

(click para escuchar audio)

 

STEFANI Y LAS CLASES VIRTUALES

Anoche me encerré en la cocina a hacer guiso de lentejas. Entre una cosa y otra me tomé un litro y medio de cerveza y me entristecí más de la cuenta. Cenamos y a las diez me metí en la cama con los diarios de Cheever sin poder hilar dos palabras. Adios, Cheever, dije, apagué la luz y me dormí. Cuatro horas después estaba despierta, con resaca, mirando el techo y pensando en cosas imposibles para este mundo. A las ocho sonó el despertador, lo escuché y me sorprendió estar durmiendo; agradecí. Puse a hacer café, busqué la computadora, las cosas de la escuela y volví a encerrarme en la cocina a esperar que sean las nueve para tener la primera clase virtual con los chicos del Instituto Árabe. Comí una tostada de pan integral con manteca, la devoré en realidad, saqué las fotos a las páginas con el material y las mandé por mail. A las nueve menos diez armé el grupo, copié el link y lo mandé por Google Classroom. Ingresé al aula virtual, me peiné un poco y acomodé la computadora para que no se vea tanto el techo y sí la heladera y mi cara solo del cuello para arriba. A las nueve en punto se empezaron a conectar los alumnos de quinto y a las nueve y diez ya estábamos todos los que fuimos por esos cuarenta minutos. Fue un primer encuentro algo poco memorable. Entre clase y clase hice mate y organicé el material de la misma manera para los alumnos de cuarto: fotos y mail. Armé otro grupo, ingresé, y diez y media en punto ingresó Stefani, mi alumna con asperger, la única que se conectó de esa clase. Esperamos un rato mientras conversamos sobre la cuarentena. Le pregunté si había aprovechado este tiempo para seguir escribiendo su novela sobre la escuela. Me dijo que no, pero que está escribiendo poesía. También me contó que todas las noches canta una canción de un corto de Pixar sobre un volcán que busca el amor. Le dije que había visto ese corto pero no me lo acordaba muy bien. Leyó notablemente el material, conversamos sobre lo leído y nuevamente sobre el género literario y las cosas que lo definieron siempre y hoy ya no tanto. Volvimos a hablar sobre canciones, las cosas que le gustan a ella y me aclaró que son cosas bien distintas a las que les gustan a sus compañeros. Gracias a mi psicóloga descubrí lo que me pasaba, me dijo, mi problema, me aclaró. Yo también, le contesté. Elena, mi psicóloga, tal cosa, me dijo. Silvina, mi psicóloga, tal otra, le respondí. Le anticipé que quedaban dos minutos y me pidió si podíamos terminar con una demostración suya y me dio a elegir entre un poema o la canción del corto. Le dije que prefería la canción y la despedí antes de que empiece a cantar para no tener que interrumpirla. Adiós, profesora, me dijo y empezó a cantar.

Mercedes Pardo

 

Día 48

Aprendí de un poema de una poeta china del siglo I d.C. a prender un incienso de noche, al lado de la cama cuando me acuesto.

Así aprendo yo las cosas.

Así es como aprendí a vivir.

Día 81

Tomo vino y fumo más de lo “normal” en la cocina, siendo las 2:40 am, mientras escucho Queen en Radio Porteña, desde mi radio portátil Sony.

Una siente que envejece toda la vida.

La vida es anacrónica. Si llego a la vejez me reiré de esto.

Si me emborracho no puedo leer.

Día 50

Hartazgo al atardecer.

Placer al fin de la noche: mi colchón, mis frazadas, mi cansancio.

Me baño arrodillada al lado de una palangana porque se me rompió el calefón.

Monasterio. Mañana me toca lavarme el pelo.

Me quedó un mail a Jeymer a mitad de escribir.

Volví a abrir la novela, solo la abrí y la miré, sin leerla.

Se abrió también la puerta vaivén de lo sentimental. Me olvidé de ponerle traba (chiste malo).

Corazón vagabundo.

Día 101

No olvidar luego del aislamiento:

Me gusta la tranquilidad de la noche. El ritual nocturno: tomar poco vino mientras cocino, pensar en leer, leer, hacerme el tiempo. La bolsa de agua caliente, el té, prender un sahumerio, como si cada día necesitara su iniciación y su redención. Abrir y cerrar el día.

Todo lo demás: el exceso, la efusividad, el éxtasis, que sean excepciones. Esto es lo que necesito. Por otro lado, o por el mismo, tengo miedo de estar yendo inconscientemente hacia un lugar solitario de verdad y que la idea del amor que tanto tiempo me sostuvo se desvanezca, o que, como es de esperar, ya esté hace rato desvanecida.

Y cuando envejezca, si no muero antes, ¿qué haré?

Día 111

Reposo. Lo que siento me mira de frente, separado de mí y ya no lo traduzco.

Reposo del cuerpo y del corazón.

El día se me fue imaginando lo que podría estar sintiendo X en una casa más lejana que la distancia de nuestras almas.

Aprendí a dar confianza. Para eso tuve que aprender primero a confiar en mí. Me llevó mucho tiempo. Y tal vez el camino no tenga punto de llegada, probablemente. Pero en todo caso de allí se desprenderán objetivos inconscientes, secundarios: la semilla en la siembra, la cosecha del viento.

A veces pienso, ¿cómo hace X? Si sintiera lo mismo que yo no podría dejar que resuene su corazón tan lejos del mío. Tal vez nuestros corazones se apaguen sin nunca haberse tocado, y eso haya sido todo.

Día 114

Una persona muere y desde la Tierra muchas personas la saludan. Le desean buen viaje sin saber muy bien a dónde se está yendo.

Haciendo yo otros duelos, interminables.

Siempre queda algo más.

Sin energía, por el llanto de hace tres días.

Esto era la vida.

Luego de este llanto, uno de los pocos de toda la cuarentena, tuve un sueño:

Estoy con x sentada en la mesa de la casa de mi abuela. La casa ya vacía. Mucho polvo de construcción en el piso, sobre las baldosas. X me dice muchas cosas que ahora olvidé. Pero por eso que me dice entiendo lo que siente por mí: es un amor fraternal. Entonces me paro, nos paramos, y así de pie nos abrazamos. Es la primera vez, de las incontables veces que soñé con x, que sueño que nos abrazamos. Es muy real el abrazo, yo estoy aferrada a su espalda, con las manos debajo de su ropa y no la puedo soltar, mientras pienso: “Soltala”, subo la cabeza y muero de ganas de besarla, pero no lo hago. La suelto.

María Lucesole

 

MEMÉTICA

versión covid-19

Cuando plantas un meme fértil en mi mente,

literalmente parasitas mi cerebro,

convirtiéndolo en un vehículo de propagación del meme,

de la misma forma que un virus puede parasitar

el mecanismo genético de una célula anfitriona.

El gen egoísta

Esto solo constituye el material cósmico

En que se encarna de modo irrevocable y único

El coro de alegorías y esquematismos

Que lo prefiguran, como en un espejo.

O, podríamos decir, que los barcos están hechos

De un azul inmutable, que si producimos,

Entonces vale la pena. Y es más:

Cruje ahora el techo de Palace Court

Con la débil lluvia isleña de la noche.

Siento a mi alrededor los fantasmas

De un molesto combo de eruditos,

Churchill, Ezra, Eliot, Charlie Williams,

Los hermanos del alba dorada,

Que caen como nueces al banquete

De la alucinación. Almas en pedo.

“El lugar del léon es en la rama”, gritan.

Pon orden, sé el maestro de tu maestro.

Lo que pasa acá es para estar para salirse.

Aparece una cosa, que es una idea

Y todo es tan frágil…

El mundo depende de nuestra reacción:

Uno teme y se atrinchera,

Otro se sume en intensa adoración,

Un tercero aparece poseído de furiosa rapacidad,

Un ansia loca por dominar el mundo,

Pero todos deben entregarse a su marea de fuerzas.

Ilusoria superstición de buscar lo nuevo.

Cartas astrales, pampas de sentido

Que la imaginación rellena. Descartes,

Trozos juntos que brillan un momento en el baldío

Y eso es ahora para siempre.

El que se entretiene,

Mata el tiempo.

El que se divierte

Se explaya y se ríe.

Entretenerse equivale a ocuparse.

Divertirse,

A distraerse.

Billy al Zuko: qué lástima

Que tus palabras sean tan

poéticas. Y esconde la mano

El demiurgo de calvas palmeras.

¿Por qué de un momento a otro

Nos importa la más pequeña

De las manijas del resorte maquinal

De la historia mía de este día,

Afiebrado, mocoso, raspado?

Mientras, el sol brilla.

Hay vida en mis pantuflas.

Las manos usadas de los viejos

Con sus mañas y sus

Expresiones.

Lo que buscaba no estaba en ningún sitio en particular

Por lo que tenía que estar donde él estuviese.

Por fin estamos en condiciones

De que se nos critique,

O mejor,

De que se nos desprecie.

Acumulamos motes. Descansamos tranquilos

En la costa del nosotros.

Toda percepción es una apuesta,

Repetimos.

¿Eso querrán?

Cuando se les pide historia

En verdad se les pide noticias.

Cuando se les pide que sean auténticos

En verdad se les pide chismes.

Y cuando piden democracia

¿pedirán el gobierno

De los hermanos Kant y Kodos?

¿Cómo fue

Que nos pareció tan buena

Esta manera?

Cuando Ashoka fue budista

No le impuso su religión a nadie.

Es una disciplina

Que uno se impone a sí mismo,

Dijo.

Está todo andando

El que está ausente es uno.

Algo útil:

Al congelarse,

El agua se separa del resto de las moléculas

Que conforman la cerveza

Y al descongelarse

Ya no vuelven a unirse de igual modo

Dando por resultado una bebida

Aguada

Y que ha perdido la efervescencia

(que llamamos gas).

Algo curioso:

La hemoglobina toma la forma del oxígeno.

Existe y exhibe

Estas propiedades

Porque ejerce de link

Entre el metabolismo

Y la vida.

Al menos virtual

Potencial.

¿Quién puede afirmar honestamente

Que tiene una comprensión suficiente?

¿“Iban oscuros

Bajo la solitaria noche”

o

“No hay apuro

Para la belleza”?

No puedes morir

Si te mantengo vivo.

Contradictio a moriris.

Sólo digo que

La complejización parece ser un hecho

Las rutas, las relaciones, el Quijote,

Son más complejos ahora

Que antes.

Enriquecemos.

Un romance

De la materia.

Un día despertamos

Y el pájaro azul de los muertos

Dispersa mundos en el marco de tu ventana.

No es felicidad, es una especie de sensación

De estar vivo. Y sobre todo

Despierto. La insuperable galantería del animal

Tornasolado o mate, según cómo

Se presente. Pájaro bodo.

Obsidiana.

Las culturas siguen definiendo sus palabras

De forma autónoma,

Como antes de la globalización.

Creemos acumular saber

Pero la información pasa

Como el agua por la manguera.

“The plot thickens!”, dijo Guada.

Y sí, broli,

Las cosas son mentes momentáneas.

Y las palabras

¿Son cosas momentáneas?

Estamos llenos de teorías.

Es que la gente se ha acostumbrado

A consumir teorías.

Y ahí viene el poeta

Con su poemita,

Con una solución.

Y por eso,

Está fuera de cacho.

Pero Janett dijo: Falso.

Nuestra esencia es esta:

valoramos las relaciones cercanas y las familias y los grupos,

y eso necesariamente implica

que nos importa menos la otra gente.

¿Por qué el mundo es mejor

Con criaturas en él

Que sin ellas?

Si los filósofos

Tan inteligentes y bien leídos

Están en desacuerdo conmigo

¿cómo saber

Que no estoy en lo incorrecto?

Buscamos

A quien nos recuerde para siempre.

Y mientras más, mejor.

Es una cuestión

Estadística.

Entro al pasillo que conduce a mi casa.

El acolchonado olor del jabón

De la familia que lava la ropa

Entre la humedad del otoño,

En el uno y dos,

El viento que se filtra en el destechado

y baja a limpiarme

A la altura del tercero.

El saumerio del cuarto

Endulza de manera rebuscada

Los escalones de mi escalera.

Me enfrento como a la muerte

A mi puerta negra.

Estoy en la casa.

Esquivo.

Derivo y divago

Y se que todos los ríos

Confluyen al mismo vergel:

La cena.

Florecieron los cerezos y se helaron.

La milanesa es una galleta

Que ella usa para comer pasta.

Los cuerpos son modificados,

Los sentidos, ampliados.

Los autos son extensiones de sus conductores,

Como los abrigos, las gorras y las caras;

Así que podríamos decir que

Si un auto pesa más o menos 1200 kilos,

Un argentino promedio

ahora pesa

470 kilos.

Y si extendemos este mecanismo

A las aerolíneas, Yaciretá,

La diosa de Vaca Muerta,

Bueno, cada uno de nosotros

es más grande

Que cualquier organismo

Jamás vivo.

La

Naturaleza

Como creadora

La

Naturaleza

Como creación.

El verdor es una transacción

Que te une con el pasto.

La licuadora persiste como una gran abeja.

Tomás Fadel

 

Este año en particular

tratemos de vivir con fantasía

un puchito y a sacar la basura

me fumo un puchito y arranco

me fumo un puchito y al sobre

me fumo un puchito y me callo

una lavadita de manos y al sobre

me fumo un puchito y no arranco

el ansiolítico más a mano, el vaso de agua

Milagro Sala sigue presa por coya y por mujer

que fenómeno meteorológico de mierda la garúa

un puchito y me quedo acá masticando frustración

cuando chilla la osamenta, señal que viene tormenta

aramos dijo el mosquito al buey que rompe el terrón

cuando uno no quiere dos no pelean, decía mi mamá

me gustan las personas que prestan atención al clima

estamos haciendo mucho dentro de nuestra fragilidad

Cecilia Ousset, la mujer más valiosa del norte argentino

no tengo miedo al invierno con tu recuerdo lleno de sol

quiero estar en un patio de Cafayate bailando wanabara

si se corta internet, igual queda el dinosaurito para jugar

la vida secreta de las palomas un domingo de cuarentena

la luna está redonda redonda como una aspirina brillante

heróes salteñes: Lohana Berkins, Martin Miguel de Güemes

hacía mucho que no había una lluvia tan densa y persistente

yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas

empecé a usar mi poncho salteñe adentro de la casa, chuuiiii!

mi sticker de “yendo” quedó olvidado en el fondo de mi celular

prefiero cultivar un mínimo de estoicismo y solidaridad comunitaria

mis batallas: defiendo a Klee en Twitter, defiendo a Quinquela en Face

me puedo estimular con música y alcohol pero me excito más si es con jabón

dime que hojas paseas en el techo de tu auto y te diré bajo que árbol estacionas

por hablar por tel se me quemó el arroz cosa que no me pasaba desde el año 1998

cuántas personas no tienen una canilla con agua para lavarse las manos en este país?

todo me parece difícil pero sensato y la sensatez es lo que más valoro en este momento

vengo esquivando el coronavirus pero mi viejo y conocido ataque de hígado se hizo carne en mí hoy

al comienzo de la cuarentena escuché Diario del año de la Peste: ha sido mi guía durante todo este tiempo

me gustaría ser hombre para salir a caminar sola de noche por todas las calles desiertas de Parque Patricios

se me está terminando el cubre ojeras, se viene el género de terror en zoom y en los videítos para les chiques

para mí los 90 son tristes como esta canción importada, como mi trabajo de promotora de emergencias médicas

veo niñes saludando a otres desde las calles a los balcones y aunque tengan barbijos caras de padres emocionades

salí a fumar un puchito al balcón y hay una luna redonda brillante espectacular con venus al lado brillante espectacular

recién estaba mirando la lluvia por la ventana y qué genios los japoneses como han representado la lluvia, es tal cual

voy a entrar en modo camión y me voy a hacer un chaleco que en frente y reverso diga MANTENGA LA DISTANCIA 1,5 MTS

serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que puedo, sabiduría para reconocer la diferencia

hoy a la nochecita perdí mi paciencia pero creo que ya la volví a encontrar; es como con los encendedores, cada día me dura menos

los animales diurnos de mi cuarentena son las palomas y los nocturnos las ratas, los miro desde mi balcón cuando salgo con mi puchito

fui a comprar unas cositas y me robé dos vueltas a la manzana, maternidad sardá, bernasconi, cielo gris y desierto humano, estuve bien

la paz de tocar un objeto que estaba guardado adentro de un ropero antes de la pandemia; ninguna sospecha recae sobre vos pullovercito hermoso

tengo libros que no leo pero sus títulos me colman: uno es Trabajar cansa de Pavese el otro es El mundo como voluntad y representación de Shopenhauer

una mini-beibi tragedia pandemial es que como a mí, te salga un padrastro en un dedo y lo recuerdes con dolor cada una de las millones de veces que pasa el alcohol en gel por él

lo peor de vivir en un primer piso es que todas las voces humanas suben en tono de pelea o enojo y cuando te asomás están hablando de fútbol, coronavirus, o cualquier otra boludez

estoy al borde del colapso grabándome como una loca hablar de los colores primarios a niñes de 6 años a los que no veo hace más de un mes, de la manera en que se desforma mi cara podría ya hacer una introducción al cubismo y por lo que digo a la poesía dadaísta.

Josefina Carón

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