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  • Valeria López Muñoz y Antolín

Corazones de bully


V: ¿Te puedo hacer una entrevista sobre Corazones de bully? Necesito saber más sobre el arte de lxs Corazones de bully.


A: Sí, obvio :) No hay mucha teoría pero puedo contarte más sobre la improvisación absoluta inconsciente ja.


V: Me encanta. ¿Qué es Corazones de bully? Vos me contaste una vez que era un grupo de personas que se encontraron en La Plata y que hacían de todo. ¿Qué cosas hacían?

A: Corazones de bully fue un horizonte de sucesos. Una serie de exposiciones, un ciclo, unxs amigxs por tiempo indeterminado. Comenzó con una muestra de dibujos que organicé en el hall de una sala de teatro de la ciudad de La Plata en 2008. Invité a exponer a todxs mis amigxs que hicieran "algo". A la mayoría les conocía del ambiente musical y realmente tenían facilidad para hacer de todo (escribían sus propias letras/poemas, dibujaban sus tapas y flyers, diseñaban sus escenografías), así que fue bastante fácil. En esa muestra hicimos tantas inauguraciones que las obras se cayeron a pedazos, pero era tan divertido juntarnos ahí, escuchar lecturas, música en vivo, que nos parecía que esa energía no tenía que terminar. Además, a partir de ahí empezó a trabajar con nosotres un manager que nos conseguía fechas en Buenos Aires como si fuéramos una banda de rock jaja. Una de las muestras más importantes y divertidas fue en Una casa, el mítico espacio de San Telmo. También tuvo 3 inauguraciones en donde participaron invitades muy querides como Fabián Casas, Leonor Silvestri, Daniel Durand, Adrián Villar Rojas, Fok Electrochongo, Los Reyes del Falsete, Manu Sánchez Viamonte, Negro Moreno, entre otres. De cómo eran las obras que expusimos esa vez, no puedo decir mucho, casi no me acuerdo. Era como basura, literalmente había una instalación con montañas de basura. No teníamos formación ni íbamos a ver muestras. Casi no habíamos salido de La Plata. Consumíamos más bien dibujos animados, cómics, películas. Si esas obras tenían algún valor, era en su condición de excusa para activar todo lo que se generaba alrededor.


Para continuar con el espíritu desbordante se nos ocurrió la idea de hacer una especie de muestra-tsunami de dibujos, y alcanzar el número redondísimo de 1 mil dibujos. Sabíamos que no íbamos a llegar a hacer tantos en pocas semanas, así que abrimos la convocatoria a quien quisiera participar. Conseguimos un centro cultural enorme en La Plata llamado Olga Vazquez (una escuela abandonada) y nos dispusimos a montarlos. En la inauguración tocaron infinidad de bandas y leyeron poetas. Mientras la gente iba llegando y dejando sus dibujos, nosotres no parábamos de montar en vivo, del piso al techo. Nunca pudimos contar las obras, no sé si habremos llegado al objetivo o lo superamos. No importaba. Al año siguiente fuimos a Barrio Joven ArteBA a hacer algo parecido, pero en ese contexto ya no fue tan divertido.



V: Me encanta el arte que se cae al piso. Me llama la atención eso que decís de que no tenían formación y capaz te referís a formación académica en arte, porque justo ahí en La Plata está la Facultad de Artes que antes era de Bellas Artes y el año pasado le cambiaron el nombre. ¿Quiénes eran esxs amigues? Me acuerdo que un día pasiando con Seba Rulli me contó que fue a cantar sus canciones a un encuentro de Corazones de bully. ¿Te acordás de ese día? Algún detalle del lugar, los colores... ¿Y esa vez que vinieron a Buenos Aires es cuando se autodenominaron "Los primos del campo"?


A: En el grupo inicial de la primera muestra éramos 7 artistas, pero después se fueron sumando más, un poco naturalmente, por amistad, por necesidad, al final terminamos siendo 26: Javi Punga, Maite Doeswijk, Julia Dron, Gastón Olmos, Guillermo Ruiz Díaz, Mora Sánchez Viamonte, Gato Sisti Ripoll, Romina Iglesias, Andrés D’Onofrio, Sol Severina, Santi Casiasesino, Laura Pires, Natalia Deangelis, Patito Ferreyra Sen, Reno González, Martín Osuna, Gerardo Suárez, Amparo Villareal, Laura Mercapide, Santiago Alcaráz, Eugenia De Los Santos, Verónica Farina, Paula Domenech, Papu Pinsón y yo. Y también infinidad de amigxs que nos ayudaron o participaron de alguno de los eventos.


Me gusta el arte que desaparece. La gente que adquirió nuestras obras solo debe tener un papel en blanco, porque las hicimos con marcadores truchos que en unos años se desvanecían.


Lo que quise decir con respecto a nuestra formación es que nos faltaba una noción más actual y local de la escena del arte. La Facultad de Bellas Artes nos había mantenido dentro de su capullo, sumergidos en el estudio del arte clásico (hacíamos reproducciones de Da Vinci). Nos dio una contención y una base, pero no teníamos idea de lo que estaba pasando en la actualidad, no sabíamos de galerías ni de artistas vivos más allá del Di Tella. No es que importara saber todo eso, pero no teníamos puntos de referencias a la hora de hacer una muestra. Pero sí quiero aclarar que la Facultad fue importante en muchos niveles, sobretodo como contenedor de la cultura marginal que sucedía alrededor de ella, como todo el circuito de bandas de rock, cine y teatro.


El año en que me recibí descubrí en una revista una nota sobre un lugar llamado Belleza y Felicidad, y no entendí bien qué era, pero me cautivó. En la foto aparecía Fernanda Laguna posando en distintos rincones del local y tenía un aura brillante en su sonrisa. Tomé el Costera Criolla y fui a conocerlo. Y eso cambió mi visión de las cosas, en muchos sentidos. Como una segunda formación.


Como ByF tenía un concepto curatorial abierto al público, se me ocurrió organizar una muestra con artistas platenses. Quería que todxs conocieran ese lugar y junto con dos amigxs, Julia Trillo y Santiago Alcaraz, empezamos a invitar. La muestra se llamó “Los primos del campo”, como un chiste sobre provincianos llegando a la gran ciudad. La Plata puede ser la ciudad más vecina a Buenos Aires pero no deja de ser pueblerina. El día de la muestra fuimos en tren como 30 artistas platenses y caímos al local con nuestras cosas, láminas, dibujos, instrumentos y durante todo un día hicimos lo que quisimos. Volvimos a hacerlo 3 veces más. Fue divertido y loco. Ese fue quizás el germen de “Corazones de Bully”, que nació un año después.


Con respecto a Seba Rulli, músico y persona deslumbrante que extrañamos mucho, tocó en uno de los eventos bullys en San Telmo sin ser invitado, porque no lo conocíamos hasta entonces. Como era todo tan espontáneo, a veces nuestrxs invitadxs solían sub-invitar. Puede sonar atrevido, pero así era un poco el clima, no había muchas restricciones. Uno de los músicos trajo a un amigo para compartir el escenario, el sub-invitado era Seba, y fue hermoso conocer su música y después conocerlo a él.


Ese lugar de San Telmo, era una casa, un espacio cultural clandestino, propiedad de un belga llamado Charles. Muchos lo deben recordar porque por ahí pasaron muchas bandas y artistas, en una época en donde no había muchos lugares habilitados para hacer cosas. Él cedía la casa y vendía bebidas. Y era un poco autoritario, se metía en los montajes, opinaba y decía que esto no estaba bien, deshacía los montajes de la noche a la mañana. Un poco oficiaba de curador. Los recitales se hacían en el sótano (que siempre me hacía pensar en la época de la fiebre amarilla de San Telmo). Teníamos estipulado que a determinada hora teníamos que dejar de tocar, en eso también era muy estricto. Y si nos pasábamos unos minutos, bajaba Charles y sin decir nada ni una palabra desenchufaba todo y volvía a subir. A veces volvíamos a enchufar y seguíamos tocando, y él volvía a bajar y a desenchufar, así varias veces.


Ese sótano lo habíamos decorado con una guirnalda de cartulina roja con letras recortadas que simulaban chorrear gotas de sangre, decía CORAZONES DE BULLY. Es lo que más recuerdo de la decoración.


V: Eso que decís de Fernanda Laguna y Belleza y Felicidad es muy lindo. También me acuerdo exactamente el día que un chico más grande que yo me dio un libro de Cecilia Pavón en los pasillos de la facultad, y yo iba a cursar todos los días con las fotocopias de Marx, Arthur Danto y el libro de Cecilia en la mochila. Me da bronca no haber llegado a conocer el local de Belleza y Felicidad...... pero lo bueno es que ellas ahora siguen escribiendo libros y tienen sus locales y oficinas a los que se puede ir.


Yo no sé si el arte puede finalmente desaparecer, quizás pasa a un estado de fantasma o de polvillo volátil que jamás se va, como las cenizas del volcán Puyehue que todavía abundan esparcidas en el sur desde que explotó en el 2011. O sea que el dibujo hecho con marcadores truchis se puede llegar a borrar pero no así el hecho artístico ¿puede ser? algo así pienso...


¿En La Plata había otros grupos como Corazones de bully que te acuerdes? ¿Por qué se llamaban así?


A: Es linda esa metáfora del volcán. Es cierto, creo que lo material no importa, si no el hecho artístico que perdura, aunque nadie lo recuerde, como los muertos que ya no tienen descendencia viva. Cada hecho artístico tiene un yo fantasmagórico. Están ahí, conviviendo siempre con todo. Todo forma parte de lo mismo, en un tiempo simultáneo, en el instante, como dice la filosofía sufí, creo.


En La Plata no recuerdo haber conocido ningún grupo de arte por esa época. Teníamos algunos antecedentes, como Grupo Escombros o La cofradía de la Flor Solar, pero en esa época ya nada de eso existía. En la facultad no hacíamos obras, hacíamos tareas, solo trabajos prácticos. Lo que más había en ese momento en la ciudad, de manera desbordante, eran bandas de rock. Y dentro de ese ambiente sí pasaba de todo, sí había arte, poesía, pero no se autodefinía como tal. De alguna manera esas bandas eran pequeños grupos de arte, porque generaban muchas cosas, eventos, lecturas, proyecciones, etc.


De esa época no recuerdo más que las instituciones de arte oficiales como los museos, y nada más. Después surgieron algunos grupos, como Felina Superheroína, que tuvieron un espíritu parecido a los Bullys. Y ahora hay varias galerías jóvenes y el Centro de Arte. Nosotres no queríamos ser una galería tampoco, no era esa la intención. De hecho estábamos en contra de lo comercial y del profesionalismo. Nuestro objetivo era completamente aleatorio, se convertía en un terreno de resistencia y reapropiación de lo establecido. Fue una contradicción caer en ArteBA, pero aún ahí intentamos convertirlo todo en una broma. En ArteBA quisimos vender 1 dibujo a mil dólares y recaudar un millón. Ganar la mayor cantidad de dinero era nuestro objetivo en tanto lo era para los organizadores y participantes de la feria. Queríamos resaltar ese objetivo hasta el límite de lo inalcanzable, hasta convertirlo en un chiste. Como dijo una vez Gato en una nota, nuestro objetivo real no era el dinero, era la crítica bromista del galerismo. De ahí que Corazones de Bully se autodefinía como una “truchigalería de arte”, algo que al ser poco serio podía permitirse libertades que la “oficialidad” del circuito artístico no preveía más allá de los límites de lo “profesional”. Pusimos a un empleado en mangas de camisa, detrás de un escritorio, con visera y máquina de calcular en mano, recibiendo a los visitantes compradores. No sé si funcionó o si los burladxs fuimos nosotres, pero lo intentamos.


Esa experiencia nos agotó. Hicimos un par de muestras más, una en Appetite y otra en C.C. Malvinas de La Plata, pero ya no teníamos el mismo entusiasmo.


El nombre Corazones de Bully provenía más bien de un chiste, un juego de palabras opuestas, una ironía, un reflejo. Los bravucones no éramos nosotres. El sistema de legitimación artístico estaba digitado por bravucones abusivos sin corazón y con los bolsillos repletos. Nosotres queríamos un mundo más libre y más justo.


V: Voy a servirme un vaso de agua... Lo que decís acerca de reapropiarse de lo establecido me hace pensar que lxs Corazones de bully eran como ese hongo oruga que crece en el Himalaya entre los arbustos de rododendros. Un tipo de hongo que invade a un gusano y se desarrolla dentro de él, tomándolo. ¿Hay algo medio vampiresco en eso, no? Y también en esto de juntar todo: poesía con música con dibujos con el espacio con las personas y así, tiñendo las personalidades de cada cosa. No sé si lograré explicarlo, pero estoy pensando en la energía y en los movimientos de energía.


A: Lo del hongo me parece bellísimo. Pobre gusano. ¿Le gustará esa experiencia? Obviamente lo lleva a su destrucción, pero quizás sea un final extraordinario, que lo saca un poco de esa vida demasiado tranquila y cómoda de gusano del Himalaya. Además, puede seguir viviendo de alguna manera en la composición del hongo, lo tiñe, es parte de él, parte de un organismo más resistente y expansivo. Sí, podría decirse que es vampiresco, ya que los vampiros eligen simples mortales y los transforman en seres superiores, eternos, sofisticados. Claro que eso tiene un precio.


Los Bullys actuaban un poco así, como los hongos, iban invadiendo todo. Como un organismo donde cada célula tiene su función. Los artistas plásticos conseguían el espacio y lo invadían, después llegaban los músicos y poetas para activar ese espacio de otra manera, y así ir contaminandolo. Sin mencionar que algunos eran poetas músicos artistas, todo a la vez.


V: No quiero ser como el silencioso Charles pero me pregunto si esta entrevista será un sótano y ya habrá que bajar a desenchufar la zapatilla de las preguntas... Igual la estoy pasando re bien ¿vos?


A: La estoy pasando muy bien. Esta entrevista me ayuda a entender. Este sótano es más grande de lo que parece. Los silloncitos de cuerina rosa todavía se la bancan. Y tiempo es lo único que hay.


V: Genial :). En el Blogspot de Corazones de bully hay una mini bio donde dicen que el concepto tras Bullys es que es algo tierno como el corazón de un matón. Luego dicen que el "Arte Bully implica un tipo de violencia intelectual, motivada por el aburrimiento, el hastío, el enojo, la marginalidad, el humor, la ironía, la dejadez, la resignación, la falta de lugares de convención, la falta de aceptación, la propia timidez". Y por lo que me contabas antes yo relaciono estos sentimientos con el academicismo de la facultad y con la oficialidad dura del circuito artístico y del mercado. Entonces frente a eso ¿lxs Bullys organizaban una revolución de la ternura? También se me viene a la mente un poema tuyo que se llama "Yo quiero que me inviten a una revolución" donde suplicás: "Invítenme a una revolución / Me voy a volver loco pensando y deseando fuerzas renovadoras".


A: Yo creo que nos sentíamos parte de una generación demasiado sensible. Éramos nenes de mamá con tiempo y locura y estábamos dispuestos a todo, como bien dijeron 107 Faunos. Teníamos a la vez el espíritu destructivo de los 80´s pero más aligerado, suavizado con infancias y adolescencias felices, y juventudes emos. Queríamos cambiar las cosas porque no encontrábamos nuestro lugar en el mundo individualista y arribista que se había empezado a gestar en los 90´s y que hoy explotó por los aires. Entonces, había una sed de revolución pero no sabíamos cómo formularla. Nos sentíamos engañados pero no sabíamos por quién o quiénes. Queríamos pegar patadas pero no sabíamos bien qué odiar. Sabíamos que algo estaba mal pero no sabíamos bien qué. Éramos muy jóvenes pero teníamos esperanza.


V: Siento que ese comportamiento desbordante era un poco sin querer y un poco a propósito. Voy a traer algo de más arriba, una idea que me gustó: que no hacían obras de arte sino tareas de estudiantes, trabajos prácticos de la facultad. Es muy hermoso. Porque se supone que todo el mundo quiere hacer obras de arte geniales pero ustedes como que abandonaron ese propósito y en vez de eso crearon montañas de basura. Y esa basura era la excusa para divertirse, para experimentar. ¿Personalmente cómo te llevas con esa idea ahora?


A: En la Facultad nos enseñaron que las obras tenían que ser geniales, que eran únicas, irrepetibles, que eran sagradas. Mientras tanto, en las aulas mugrientas hacíamos basura hermosa, pintábamos en cartones que la humedad doblaba, con materiales baratos. Porque claro, estábamos aprendiendo a hacer nuestras Grandes Obras. Pero esas obras nunca llegaron. Y un poco nos enamoramos de nuestra basura, que era más hermosa por ser despreciable, intrascendente y marginal, arte roto que se perdía o se caía y lo pisaban, y quedaban marcadas las huellas de zapatillas. Fue un alivio saber que no necesitábamos ser geniales. Es algo obvio, pero no lo sabíamos.


Recuerdo de esa época, creo que fue en 2008, una instalación que hizo Leo Estol en el sótano de Ruth Benzacar. Fue muy importante, al menos para mí. Creo que se llamaba “La mañana del mundo” y era una acumulación de cosas, medio ready made, objetos cotidianos, residuos también, objetos queridos y valiosos, colchones, no sé, un espacio al que podías ir y habitar, sentirte bien, compartirlo con amigxs. Y la muestra se iba transformando, se iba llenando también, se iba gastando y rompiendo, pero embelleciendo. Era algo así como el basurero del futuro, o algo parecido había escrito él en algún lado. Y la frase: “HAY TIEMPO”, escrita gigante en la pared, me quedó muy grabada y me viene mucho a la memoria en estos días pandémicos. Era un espacio de la felicidad. Qué lindo. Y eso era un poco lo que buscábamos con los Bullys, generar un espacio así, de convivencia y amistad, un espacio nuestro. Y esa era la obra, la energía compartida.


V: Guau. Me imagino un Easy a cielo abierto después de un cumpleaños adolescente. ¿Qué te robarías de La mañana del mundo?


A: Jajaja si, tenía algo de híper en ruinas. No me llevaría nada creo. Solo el recuerdo de habitar ese espacio. No necesito más. Así como Fotolog se borró para siempre pero sabemos lo que fue. No puedo evitar relacionar esa muestra con Fotolog porque abarcaba algo de ese universo, tenía el mismo clima, la misma multiplicidad de voces, la unión de los textos y las imágenes, la creatividad diaria y la hermandad.


V: Hay una anécdota que cuenta Yente sobre Juan Del Prete, un artista que tampoco lamentaba lo destruido (podría haber sido Bully pero no le gustaban los grupos). La historia es que una vez Del Prete encontró montones de cajas con fotos y se sorprendió por la cantidad de trabajos que pasaron a ser solo un recuerdo fotográfico. Porque los rompía para hacer otros, o simplemente los destruía. Y también hacía obras con descartes de otras cosas, por ejemplo una escultura de 1966 llamada "Nuestro tiempo" realizada con los descartes de un puente en construcción. Eso que contabas de la muestra de Leo, los recuerdos, las ruinas y Fotolog me hizo pensar en este artista. Pero un puente es algo muy grande. Mejor pienso en algo del tamaño de un corazón, en un disco rígido. El otro día me contaste que estabas ordenando los archivos de tu computadora ¿Hay algo que tengas guardado en tu computadora sobre lxs Bullys que no hablamos y que te gustaría contar?


A: “Tu basura es mi ilusión”. La basura de una computadora también es interesante, porque están todos esos archivos abstractos y cookies que nunca entendí bien qué eran, y que los programas de limpieza borran automáticamente. También están los archivos que uno va acumulando, descargando, como fotos de referencias, dibujos de autores que admiramos, subtítulos de películas, miles de carpetas zipeadas que quién sabe qué contendrán, comprobantes de trámites. Es como la basura espacial, los fragmentos de satélites o bases que se despedazan y comienzan a orbitar la tierra y es imposible detenerlos por la velocidad que tomaron, y dicen que en algún momento nos van a traer problemas, creo que algunos ya están impactando contra la tierra. La basura también trae problemas, dijo Carla Virili, la mujer que bucea en las alcantarillas, encargada de mantener limpio el sistema pluvial de la ciudad de Buenos Aires. También decía que la gente cree que las cloacas son un portal desconocido, o que es la alfombra en donde se puede esconder toda la basura y olvidarla. Pero tarde o temprano te vuelve. Así es que estamos destinados a convivir con nuestra basura. Debajo de la ciudad, hay otra ciudad de basura, y caminamos sobre ella permanentemente. Pero a qué iba? No me queda casi ningún material de los Bullys en mi computadora, porque un día sin querer borré todo, en un doble click eliminé carpetas enteras que eran muy grandes para ir a la papelera. Quizás fue lo mejor, tener solo los recuerdos, una sensación de lo que fue.


V: Carla Virili también cuenta en un capítulo del programa Paka Paka que una vez encontraron un árbol en las alcantarillas.


A: Impresionante lo del árbol. En el sub-mundo todo es posible. Siempre fantaseo con las alcantarillas, como si fuera un lugar privilegiado, desde donde podés ver todos los demás mundos y nadie te ve. Y desde donde incluso podés cambiar un poco el mundo desde el anonimato, a veces para bien como las tortugas ninjas y a veces para mal, como IT el payaso. Como decía Alejandra Pizarnik: “una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo”. Pero esa es una visión romántica, claro. Y este es el siglo XXI, no nos pongamos sentimentales.





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