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  • Bob Lagomarsino

Soberanía Cultural


Ayer se conmemoró la acción de guerra patriótica que logró frustrar la invasión comercial anglofrancesa en nuestras tierras y grabó para siempre en los anales de la historia el primer acto de defensa a los trabajadores argentinos. Hoy, los planes para la soberanía nacional parecen limitarse a ocupar un lugar decorativo en la agenda de gobierno que le reserva pequeñas y anacrónicas acciones como la realización de un concurso de murales. Me gustaría estar discutiendo otro tipo de políticas pero, la realidad se impone, y estas son las únicas que hay.


A medida que el gobierno consolida su giro a la ortodoxia económica y envía un recorte a las jubilaciones un día antes de la llegada de la misión del FMI el Ministerio de Cultura se prepara para dar la batalla cultural y militar el ajuste en el territorio. A tal fin esta semana se conoció el llamado a convocatoria del Ministerio para el programa “Concurso Federal de Muralismo”.


Con una introducción a la historia del muralismo, que parece haber sido escrita por alguno de los millones de estudiantes del nivel medio que pasaron meses sin clases, este ciclo busca seleccionar murales para embellecer el espacio público bajo la consigna “Soberanía”. Curiosa selección considerando que esto es justamente lo que los argentinos estaríamos cediendo con el Programa de Facilidades Extendidas que Argentina está solicitando al FMI.


Para desmentir la pérdida de soberanía el Ministerio podrá seleccionar hasta 70 proyectos a los que otorgará la irrisoria suma de $70.000, con el agravante de que se cobrarán recién en el 2021. Para peor, ese pago incluye todos los costos de producción, materiales y logística. Y las bases aclaran que “no se prevén montos adicionales en concepto de materiales, insumos, u otros gastos ligados a la realización de la obra”. Por lo tanto, los postulantes deberán tener especialmente en cuenta esta circunstancia al momento de proyectarla, para ajustar su razonabilidad.


Quienes quieran realizar trabajos más ambiciosos deberán hacerlo, según las bases, a costo propio. Esto generará las desigualdades habituales que el Estado y las agrupaciones de artistas quieren evitar. Los pobres seguirán haciendo lo que esté al alcance del presupuesto y los artistas con recursos propios podrán dar rienda suelta al libre juego de su imaginación.


Pese a que varios funcionarios son impulsores y firmantes del Tarifario de Artes Visuales ellos mismos contratan artistas de forma precarizada. ¿O no era uno de los reclamos exigir fletes y materiales? Nada de esto existe en la convocatoria de Cultura.


Consultando algunos precios con un amigo que está en el negocio del mayoreo de ferretería, podríamos calcular que realizar un mural de 3x3 metros requiere de un andamio que cuesta 4.000 pesos de alquiler, al menos 15.000 pesos de materiales, un asistente que debería cobrar 4.000 la jornada y un seguro de riesgos de trabajo para cada uno que serían otros 3.000 pesos. Consideremos también un día más de trabajo para poner a punto la pared donde se podría realizar el mural y el pago anual del monotributo para cobrar esas facturas da un total de 50.000 pesos para cobrar 70.000 recién en 2021.


Con estos presupuestos no será muy factible lograr una buena imagen de nuestra soberanía para pintar un mural instagrameable de esos que le gustan al Ministerio de Cultura para adornar los perfiles de las redes sociales…


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