¡Caracoles!
Sobre Caracol Ediciones, la nueva editorial de libros lentos dedicados al arte argentino que tiene como editores a Santiago Villanueva y Nicolás Cuello, y cuenta con la participación de Paula Castro en el arte de tapas. Recientemente presentaron los libros MUGRE SEVERA de Nancy Rojas, prologado por Fernanda Pinta y CRIATURAS DE MI MISMA de Mane Bernardo, prologado por Julián Sorter.
Desde que el sol asoma con cálida timidez en el horizonte gris de Buenos Aires, los días parecen cosas relativamente predecibles. El zorzal, lindo pero algo molesto, se despierta con insistencia para entonar su canción, como si fuera la estrella de una banda pop que se resiste a abandonar su único hit. Las sombras de los edificios se proyectan sobre las transitadas calles del centro porteño para cobijar a los oficinistas matutinos que, a pesar del cansancio, aún conservan algo de voluntad para seguir con la rutina de sus trabajos; y el jacarandá, igual de laborioso, pero con una belleza ornamental superior, se dedica a realizar la mágica fotosíntesis mientras acompaña el ritmo urbano con su lento crecimiento.
Estás imágenes, que en el pasado fueron útiles para describir la percepción del tiempo en nuestra ciudad, hoy parecen fotografías borrosas de fantasmas perdidos en las profundidades de una imaginación demasiado entretenida con intrincados desafíos medioambientales y tecnológicos que nos invitan a afrontar, de manera urgente, la complicada tarea de reconstruir —con algunas variantes peculiares— la presunta normalidad perdida de nuestros días más hermosos; que ya no volverán a ser como antes.
Más allá del evidente crecimiento exponencial del tecno-comercio y de la influencia del aparato estatal en nuestras vidas, que se ajusta a la progresión establecida por la ley de Moore, aún resulta difícil percibir con claridad los rasgos distintivos de este nuevo tiempo que está emergiendo en los escasos metros cuadrados de "nuestros" departamentos.
Almorzando una fría y aburrida hamburguesa de legumbres, que nunca hubiera comprado si no fuera por la tentadora oferta de una compañía multinacional de delivery, hago una pausa en mi home-office y recibo con entusiasmo las noticias que llegan a través de Instagram. Nace una nueva editorial orientada a la publicación de historia del arte y quizás pueda ayudarnos con los desafíos planteados por este tiempo incierto que nos trajo el destino en sus vueltas caprichosas.
Los libros vienen con la advertencia de ser lentos, pero mientras uno avanza con la lectura puede enredarse en múltiples paradojas temporales. Es que la velocidad aparenta ser un factor que nos dice relativamente poco si no sabemos cual es el rumbo, de dónde venimos o hacia dónde vamos. En este punto, el caracol, encargado de darle un nombre y una imagen a la editorial nos otorga un acertijo interesante. La singular forma de su caparazón esboza una dinámica temporal extraña, un bucle que se enrosca en dirección a un punto atractor que se pierde entre los giros. Algo diferente a los ciclos temporales de la antigüedad y a la línea recta del progreso moderno. Dando vueltas cómo una máquina del tiempo, parece que los libros irán enroscando las palabras y los dibujos de nuestra tradición para que se enreden en el presente.
Algo de todo esto me obliga a pensar en el sabio molusco que se esconde en la maceta de casa, ubicada justo al lado de la biblioteca. Todas las noches asoma sus antenas para escuchar atentamente alguna lectura mientras mastica a su ritmo las hojas de la planta ¡Qué animal apasionante el caracol! Su caparazón, de proporciones áureas e inspiración racionalista, es digno de una admiración apolínea; y su cuerpo, de materia babosa y libidinal, despierta una embriaguez dionisiaca.
Esa noche la lectura me sorprendió con un gran descubrimiento: el tiempo es algo que queda encerrado en formas tan concretas como las de un libro con palabras y dibujos. De esa manera, se trazan trayectorias a lo largo de las décadas y se avanza girando en bucles a medida que las hojas pasan siguiendo la figura de una creatividad que encuentra la manera de convivir con el propósito de indagar el pasado ¡Caracoles! ¡Son los dibujantes y los escritores los que le dan forma al tiempo!
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