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  • Matías Pablo Alé

La crítica troll como servicio (de inteligencia?)



Con motivo del premio estudiantil PETER MARZIO 2020(1) otorgado al alumno de doctorado Rodrigo Cañete,(2) la vasta mayoría de la comunidad artística de la Argentina tanto a nivel individual como institucional, se pronunció en repudio exigiendo a las autoridades del International Center for the Arts of the Americas del Museo de Bellas Artes de Houston (ICAA/MFAH) su cancelación.


Mari Carmen Ramírez, Curadora de Arte Latinoamericano del Museo, sostuvo que no se anuló el premio por las características académicas del paper presentado sino por otro tipo de textos que Mr. Cañete redacta a diario en su blog.


Desde 2012, Rodrigo Cañete lleva adelante el blog Love Art Not People donde cotidianamente expele chismes cargados de calumnias e injurias sobre la vida privada y social de personas que conforman la comunidad artística de Buenos Aires. Allí se habla menos de las obras y más sobre los sujetos y parece haber menos amor al arte y más odio hacia los miembros de esa comunidad. Desde esa plataforma pública, Mr. Cañete ejerce un bullying sistemático y un acoso sostenido, violencia simbólica y discriminación rampante.


Esta no es una noticia nueva. Lo nuevo es que tanto el pronunciamiento del Museo como las diversas notas de repudio se aclara que no se abre juicio sobre su paper sino sobre sus conductas antisociales. Como si su calidad académica no pudiera ser puesta en cuestión.


No pensamos lo mismo. Aquí nos referiremos a la calidad del texto premiado al que tuvimos acceso en el formato PDF y que fue publicado en la revista Jennifer.


Como en todas sus intervenciones críticas, Cañete se basa en este paper en argumentaciones erráticas, de tono pseudo sociológico-político. Si el artista no tiene éxito resulta para Mr. Cañete ser un loser, si el artista se consagra pasa a ser un vendido al establishment. De forma permanente abre hipótesis no demostradas sobre la relación entre el origen social, el tinte étnico o la psicología individual del artista-crítico-curador para denostar su trabajo. Sus criterios estéticos suelen ser elementales clasificaciones: o es pop o es camp o es kitsch o es conceptual. Banales ejercicios de similaridad con tal o cual artista nacional o internacional (como los juegos para niños de buscar las semejanzas y diferencias entre dos imágenes). Utiliza estas categorías tanto a favor como en contra de la persona juzgada. La doctrina Cañete es un ejemplo negativo de lo que debiera ser la crítica de arte.


Como manera de establecer un puente de empatía con algún sector de sus lectores propaga una teoría conspirativa. Todos los artistas, los curadores, los críticos, los directores de museos, etc. estarían coludidos para lanzar o destruir reputaciones, permitir o no el ingreso a lo que llama la élite. Esta es una anticuada técnica para incrementar la hostilidad en una población determinada, con el fin de ganar la simpatía de quienes se sienten excluidos de la escena artística. De tal modo, sin presentar evidencias califica a todo el mundo del arte como una mafia de corruptos. Con esta táctica incita a los outsiders a un linchamiento ideológico de los supuestos insiders. Mr. Cañete sostiene que todos los incluidos en la élite se ayudan entre sí, se premian entre sí, se venden entre sí. Esta narrativa es estructuralmente similar a la del antisemitismo.


Nada se encontrará en sus argumentos que excedan la estigmatización impune de los objetos de su odio. En su calidad de hater tanto puede difamar a alguien por ser homosexual como por ser heterosexual, por ser activo o pasivo, por relacionarse con personas de mayor edad o de menor edad, por ser próspero o desposeído, por ser hombre o ser mujer, por ser amanerado o ser excesivamente masculino, etc.

La visión de Cañete se reduce a dos planos por lo que se lo puede considerar fundador de la crítica terraplanista.


Es curioso que como artilugio de defensa esgrima que él mismo es gay, negro, pobre, correntino, prostituto, etc. Sin entrar a discutir la validez de esas autocalificaciones, se debe decir que ninguna ley sociológica indica que las personas de esas categorías son necesariamente gente de bien… De hecho, muchos de los homófobos son homosexuales, muchos pobres odian a sus vecinos de miseria y se identifican con sus opresores.


En esto consiste su única coherencia. Azuzar a través de rumores malévolos para minar el ánimo de sus víctimas.


En los comienzos de su acción nefasta, que produjo mucho dolor en algunas personas que se sintieron agraviadas, la mayoría del ambiente artístico leía con cierta tolerancia y humor sus invectivas. Hasta había personas que le temían y se cuidaban de no hablar mal de él porque porque de un modo u otro la información le llegaba y Cañete se vengaba con infamias especiales. Pero pronto se advirtió que el espionaje que manejaba provenía de una red de agentes que aprovechaban su posición anónima para volcar su resentimiento en las columnas de Mr. Cañete. Incluso la mayoría de esos agentes fueron identificados y a través del boca a boca, se los neutralizó. Por eso, en los últimos tiempos, algunos de ellos se vieron obligados a difamar con sus propias firmas.


A poco de andar fue haciéndose evidente que en base a algunos datos reales se descargaban sartas de mentiras que anulaban la credibilidad de todo ese material de baja estofa. Ya hace años que en el mundillo del arte no se comenta nada de lo que dice el blog cañetero. Su público pasó a ser el de los resentidos que miran desde afuera lo que imaginan una panacea de fiestas, viajes, lujuria y ventas a la que no son invitados.


Dividir y enfrentar parece ser su objetivo. El modus operandi de Cañete es semejante al de un servicio de inteligencia dedicado a obtener información con el objetivo de desacreditar tanto a sus aliados como a sus enemigos utilizando procedimientos ilícitos e ilegales. Es un service con disfraz de paparazzi que manipula noticias provocando crispación, confrontación y conflictos. No queremos entrar en su juego afirmando que es realmente un servicio (y menos de inteligencia) pero alguna vez alguien investigará cómo llegó a los 28 años a ser Subsecretario de Cultura de la Nación en el gobierno de Eduardo Duhalde sin contar con mayores antecedentes en la materia. La Nación publicó una nota donde se comenta que el único antecedente de Cañete era haber sido empleado en París de fabricantes de carteras y champán, Louis Vuittton-Moet Hennesy, lo que dimensionaba su versación en cuestiones de arte. Y lo más insólito de su breve pasaje por el Poder Ejecutivo de Duhalde, un cuadro de la derecha, no solamente es la carencia de antecedentes políticos peronistas sino el baldón de ser radical. La poderosa periodista Alicia de Arteaga confirmaba que pertenecía a la UCR.(3) ¿Qué raro todo eso, no?


Sin embargo, después de su meteórica carrera política nada o casi nada puede obtenerse en el Google sobre esos largos años descañetizados. Qué ruidoso silencio considerando la locuacidad y obsesiva pasión de figurar de Mr. Cañete. Desde 2002 apenas se informa que fue eyectado del conchabo estatal por verse involucrado en un oscuro episodio sobre la venta del patrimonial mural de Siqueiros(4) al Museo de Bellas Artes de Houston(5) --nada que ver con el premio ahora retirado. La magnífica obra puede hoy ser visitada en el Museo Casa Rosada de Buenos Aires luego de más de 20 años de incertidumbre.(6)


Regresando al paper premiado (“Negociando el conceptualismo político en Buenos Aires durante la crisis del sida: utopía queer y negación gay en Omar Schiliro y Jorge Gumier Maier en el Rojas”) sostengo que el rol que Cañete ejerce ahí no es diferente al del blog. Sus infamias no son diferentes a sus consideraciones estéticas. A primera vista sus características formales, la extensión y el tono presentan la apariencia del paper que como género discursivo no admite un discurso canallesco y bestial como el suyo. Aunque más allá de las diferencias formales el blog y el ex premiado paper comparten el mismo enfoque político que denominaremos “escritura troll como servicio de inteligencia”.


Cañete es un troll que provoca a los lectores enfrentando a los actores de la escena artística entre sí. Pone en duda la legitimidad de los artistas y sus obras y también el funcionamiento mismo de las instituciones cualesquiera que ellas sean. La lógica del troll se intensifica con los comentaristas anónimos -haters- que habilita el blog, una cloaca similar a los foros de La Nación y de Clarín.


Si en el blog la lógica del troll opera tanto en su forma como contenido, es decir estéticamente (llegó a presentar el video de una fellatio de un galerista como forma de desacreditarlo). En cambio en el paper está maquillada con el formato de un texto pseudo académico. El artículo premiado propone dar “una renovada” lectura del Rojas para la que construye una oposición entre Jorge Gumier Maier y Omar Schiliro, entre el curador artista y su pareja artista, entre el viudo y el cónyuge fallecido por el HIV. Similar a la operación que Gumier Maier había sufrido cuando Santiago García Navarro oponía sus posiciones a las de su amiga y coautora Liliana Maresca.


Esta oposición se argumenta reduciendo la subjetividad de Gumier Maier y la de Schiliro en categorías seudo-sociológicas. La hipótesis caricaturesca afirma que un educado hombre blanco de mayor edad se impone a un artista no educado, desinformado, de clase popular y con ascendencia afro. Según esta lectura, la obra de Schiliro quedó presa del “autoritarismo discursivo” de Gumier Maier que silencia y subordina al artista marginal.


Así, nos dice Cañete, Omar Schiliro, como una estrella fugaz, podría escapar veladamente de la cárcel curatorial gracias a una hermenéutica cañeteana. La obra debe ser siempre abierta para que no muera, así Cañete propone una rebuscada interpretación, por no decir disparatada, sobre la obra de Schiliro para enfrentarla a la de Gumier Maier. Esta última según Cañete, presentaba “construcciones alegóricas destinadas a ser decodificadas semióticamente por un espectador contemplativo”. Cualquiera se da cuenta que esto no es más que un chamuyo sin sentido. Y Cañete un simple bardero.


Afirma que la obra de Gumier Maier es “conceptualismo político inconfesado”(7) que invoca a un espectador tradicional. En cambio, Omar Schiliro “produjo un tipo de arte que transmitía el potencial de los espectadores para lamentar adecuadamente tanto la pérdida de sus capacidades sensoriales para comprender el mundo como su falta de conciencia. Empatía por quienes estaban muriendo a su alrededor en medio de la crisis del SIDA”.(8) Cualca al cubo!!!


Cañete en este caso se erige como el restituidor de la verdad estética de Schiliro. Para lograrlo construye una psicología basada en el gossip de ciencias sociales por medio del cual establece una discrepancia, una relación de dominación, una enemistad solapada entre la pareja de artistas para apropiarse del muerto y destituir al vivo de su centralidad. Como vemos, en este paper también opera la misma forma de pensar la crítica de arte que en el blog. Desacreditar a partir de fábulas de la vida privada o del pastiche de citas.(9)


La escritura canallesca de Mr. Cañete no tiene programa, ni proyecto como solían hacer los críticos de arte que presentaban una serie de artistas y obras con un horizonte estético. Así como hizo el artista Gumier Maier como curador del Rojas. Mr. Cañete es un sniper de un falso populismo que dice defender los intereses y aspiraciones de aquellos que no forman parte de la comunidad artística.


Aquí es evidente que se trata de un ataque personalizado a Jorge Gumier Maier. Cañete tiene como enemigo dilecto el valor artístico del Rojas, mientras dinamita con insultos todo aquello vinculado a esa escena, como puede ser Belleza y Felicidad y Fernanda Laguna. Pero cuál es la historia alternativa del arte argentino que pretende enunciar?, ¿qué artistas representan el discurso cañetero? Nadie lo sabe. Nadie lo sabe porque él mismo no lo sabe. Por eso intenta reescribir esa historia apropiándose de todas las figuras simbólicas de la época como ¡¡¡Batato!!! Para aparecer como un agudo crítico ataca el liderazgo del curador para oponerlo a la obra de su amigo. En la lógica cañetesca Schiliro triunfó por haber llegado al Fortabat antes que su amado mentor, de aquí su paper malicioso. Así intenta reescribir el pasado reciente atacando a los vivos con sus muertos.


Con solo mirar su paper de 32 páginas se advierte que es de pésima calidad y que no podría atravesar una materia introductoria a la crítica de arte. Evidentemente engañó a los jurados del (ICAA/MFAH) como un troyano a los sistemas informáticos. Se ha convertido en un lugar común decir que Cañete es malvado pero inteligente. Pero no es así. Malvado es, pero inteligente, no.






Notas:

  1. “Elegibilidad: Cualquier estudiante de posgrado o de grado de nivel superior inscrito en un programa en los EE. UU. O en el extranjero es elegible para enviar un trabajo para su consideración para el Premio Peter C. Marzio. El artículo debe basarse sustancialmente en los materiales primarios y críticos disponibles a través del archivo digital de Documents Project”. Fuente: https://icaa.mfah.org/s/en/page/peter-c-marzio-award

  2. Rodrigo Cañete es estudiante de Doctorado en el Departamento de Modern Languages en la Universidad de Warwick. Fuente: https://warwick.ac.uk/fac/arts/modernlanguages/academic/ribeiro/?fbclid=IwAR03Wlnp67ny5KNb1HEopCYh9In4JMVSRVwItmxZBsptEWdGdxbWbxaTyuE

  3. Alicia de Arteaga, “El mural de Siqueiros”, La Nación, 15 de agosto de 2002.

  4. “Se trataba de una guerra a todo o nada, y un negocio oscuro por detrás, pero esta vez los que tenían urgencia para aprovechar el conflicto social que hubo desde la caída de De la Rúa a la subida de Duhalde a la presidencia eran un grupo de funcionarios públicos que intentaron venderlo al Museo de Houston. A río revuelto... Tuvo que venir al país la curadora de ese museo para enterarse de que las ofertas no eran legales, que se trataba de un simple y tradicional intento de negociado. Barela iba actuando lentamente, pero eran demasiadas las puertas cerradas por la corrupción o la inoperancia. Todo terminó con la caída estrepitosa de Rubén Stella, signado por el intento de apropiarse del mural, fuese verdad o mentira, y sus funcionarios cercanos. Duhalde vetó la declaratoria de bien artístico y cultural el 18 de febrero siguiente; era obvio que si no lo hacía todo iba a ser peor aún, aunque suene ridículo. Absurdamente, la empresa Dencanor volvió a reiterarle al nuevo presidente la oferta de exhibición pública gratuita, lo que tampoco contestó directamente, sólo hubo un acuse de recibo de la nota que había sido girada al secretario de Cultura”. Daniel Schávelzon, El mural de Siqueiros en Argentina: la historia de Ejercicio Plástico, Buenos Aires, 2011, p. 338. http://www.danielschavelzon.com.ar/ebooks/Mural_Siqueiros_en_Argentina.pdf

  5. “Vale la pena ver cómo se llegó a ese convenio y el nivel de complejidad legal de las causas que embarraban el problema: el 21 de noviembre de 2002 Dencanor presentó un documento ante escribano de casi noventa páginas, que fue lapidario para el juez Gutiérrez Cabello. Se lo acusaba de prejuzgamiento al haber declarado a los medios lo que aún no había dicho por sentencia, se demostraba que había documentos que no habían sido incluidos en la causa, entre los que estaba una carta al presidente de la Nación; que se mantenían litigios separados por un mismo caso, lo que era ilegal; que se retenía sin derechos reales el mural en contra de su propietario, que las deudas posibles eran menores a lo que ya estaba depositado judicialmente y que no se resolvían simplemente por falta de fallo. Asimismo se lo acusaba de aceptar la entrega a un tercero no litigioso del objeto de la pelea, que era mentira que no se protegiera debidamente el mural, que existía una operación de prensa. También se destacaba la ausencia de respuesta de Cultura ante las ofertas de convenios y “la falta de [...] interés del Estado o de sus funcionarios por la pintura. De haber tenido un auténtico y real interés o la hubieran expropiado o la hubieran declarado patrimonio histórico-artístico nacional”, por lo que se deduce que la “supuesta preocupación por el estado físico de la pintura no es más que una burda excusa para enmascarar el verdadero propósito de algunos funcionarios de menor jerarquía, cuya vocación subalterna es la de administrar y disponer de la obra”, entre otras muchas acusaciones que llevaron a recusar al juez de la causa. No era algo simple, era un golpe fuerte al Poder Judicial y a su connivencia con funcionarios públicos”. Ídem. citado del Presentación de la doctora Mónica Barruti por protocolo notarial del 21 de noviembre de 2002.

  6. Santiago García Navarro, “Crítica a la política del campo”, en Arte Contemporáneo. Donaciones y adquisiciones. Buenos Aires, Malba-Fundación Costantini, 2007, pp. 36 y 37.

  7. Rodrigo Cañete, NEGOTIATING POLITICAL CONCEPTUALISM IN BUENOS AIRES DURING THE AIDS CRISIS, Queer Utopia and Gay Denial in Omar Schiliro and Jorge Gumier Maier at the Rojas Gallery, 2020.

  8. Ídem.

  9. En este caso de la entrevista que María Moreno le hizo a Omar Schiliro para una nota en Página 30 y finalmente publicada en Radar en 2018. “Pero el artista no era agradecido: hay una tira de Olaf el vikingo en la que el protagonista, detenido en el umbral de su choza, anuncia “Acabo de conquistar París” y Helga, su mujer le contesta “pero estás embarrando el felpudo”. Con esa confianza irrespetuosa por doméstica, Omar me dijo con una sonrisa meliflua: –A mí no me gusta lo que hace Jorge. Me gusta el material pero no lo que hace con ese material. Yo no sé si tiene un rollo con la lógica pero lo que a mí me transmite es una cosa cuadrada con un límite que no tiene otra carga que el color. Muchas rectas”. Omar Schiliro en María Moreno, Estrella Fugaz, Página 12, 28 de abril 2018.











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