Mi alma es diminuta y está extraviada
Sobre Podría escribir lo que pinto en el reverso de un pasacalles de Francisco Ratti en el Museo de Arte Contemporáneo de Salta. La muestra continúa abierta hasta el 31 de julio
“Mi alma es diminuta y está extraviada”
Respuestas
a) Me abandono.
En momentos como esos, todas las cosas en las que pienso me generan dudas. Todo lo que decido hacer me genera dudas. Todos los colores y los tonos y las formas y los planos y las líneas y sus puntos me generan dudas. Pero es en la duda donde el germen de la consistencia se aloja como un montoncito minúsculo que se alimenta con lo que puede hasta convertirse en un monstruo gigantesco.
(refiriéndose a la pintura)
(…) es en la insistencia de una acción que parece ser la misma donde las certezas se manifiestan y exclaman.
Y entonces me hallo.
Y me formulo preguntas que me incomodan solo para provocarme. Para ver si soy capaz de evadirlas o si el pensamiento les hace frente. Y ahí es donde aprehendo. Es ahí donde me reconozco como un ser esquivo o un valiente guerrero. Si. Es contradictorio, porque soy contradictorio. Porque ¿quién no? Asumo que soy dos cosas. En mí conviven dos polos que al final son parte del mismo mundo. La única diferencia es que uno se encuentra al sur.
b) Todas estas imágenes se alojaron en diferentes momentos en algún recodo de mis fosas craneales. Se encontraron, se comprimieron, se midieron, se atravesaron, se enredaron, se complementaron, se conjugaron, se combinaron, se completaron, se redujeron, se sintetizaron, cedieron y perdieron vigor para equilibrar.
Estas imágenes alojadas en los recodos de mis fosas craneales constituyen un universo que, claramente, me excede.
¿Entonces? Sí. Esto que pinto es consecuencia de grandes e involuntarias batallas. Algunas formas pierden algunas partes o se desintegran para recomponerse. Algunos colores se diluyen en otros y con otros. Algunas ideas se revelan como heridas que son fuente y son río.
Las heridas son inevitables.
Algunas batallas son necesarias para suscitar heridas necesarias.
c) ¿Y por qué cree usted que es nocivo el extravío? ¿Cuál sería el sentido de esta existencia sin esos estímulos que nos conducen a la exploración?
d) Si. Es este un momento de gracia.
Obstinado he buscado internarme en esta hora inmóvil de contemplación en la que alba y crepúsculo no suponen diferencia.
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