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Thomas Hirschhorn

¿Por qué pienso lo que pienso?



traducción: Marina Daiez


La única razón para escribir sobre “el bien común” como artista, es para expresar mis creencias en la igualdad y mi entendimiento de la Igualdad como el bien común: un bienestar que tenemos en común. Así como el bienestar, la Igualdad, es algo a adquirir y defender, día tras día, obra tras obra, una y otra vez. Alcanzar y defender la igualdad, como artista, significa hacer una obra de arte igualitaria y tener una posición política igualitaria. La capacidad para hacer esto, mi propia capacidad, solo puede venir de la propia obra, de hacerla y afirmarme en ella. Considero mi capacidad de dar forma como una misión. Ser capaz o ser competente es un término importante para mí porque la persona que encarna ese término tiene que probar sus habilidades con acciones, hechos. Ser competente no es solo una idea teórica, es algo que se pone a prueba en la práctica. Para que la competencia vaya hacia la Igualdad debo preguntarme a mí misma y dar respuesta a las siguientes 4 preguntas:


1. ¿Por qué pienso lo que pienso?

2. ¿Por qué hago lo que hago (arte)?

3. ¿Por qué uso las herramientas que uso?

4. ¿Por qué doy la forma que les doy a mis obras?


¿Por qué pienso lo que pienso?


Pienso que el arte es universal. Universal significa Igualdad, Justicia, Verdad, Lx Otre, Un mundo. El arte, porque es arte, puede provocar un diálogo o una confrontación directa, de uno a uno. Por lo tanto, pienso que cada ser humano puede entrar en contacto con el arte, que cada ser humano puede ser transformado por el poder del arte. Yo creo que el arte es la forma de reinventar el mundo. El Arte es autónomo. La autonomía es lo que le da a la obra de arte su belleza y su absoluto. El arte, porque es arte, puede crear las condiciones para que alguien se sienta implicado, más allá de todo. El Arte es resistencia. El Arte se resiste a los hechos, resiste los hábitos políticos, estéticos, culturales. Arte es una afirmación e intensidad. El arte por ser arte, llama y reclama igualdad. No hay otro fundamento ni misión. La absoluta afirmación de la Igualdad es la unión, la oculta e invisible conexión que nos lleva a trabajar en conjunto. Precisamente porque no es un hecho que esté ocurriendo, la Igualdad es algo por lo que tenemos que luchar en todo momento.

Quiero luchar contra la realidad fáctica que me afecta, quiero resistir la tendencia de reducirme a mí mismo (a todes nosotres) a objetos en nuestro injusto mundo.


Me rehúso a tener el rol de comentador u observador que no aprovecha cada oportunidad para afirmar la idea de Igualdad. Esta es mi convicción y mi creencia. Sí creo en el arte y sí, tengo fé en el arte. Yo creo que el arte es un movimiento inclusivo, el arte tiene que incluir una audiencia no exclusiva. Le Otre, le desinteresade. Eso es el BIEN COMÚN. El arte no puede nunca actuar como resentimiento o negatividad, el arte siempre y en todas las circunstancias está en contra de la discriminación, del racismo y la exclusión. No hay lugar en el arte para el fascismo. El arte afirma la Verdad, Verdad creada con todas las formas, todas las afirmaciones y todas las convicciones. La Verdad no es un hecho verificable o información verdadera. Creer en la Verdad es esencial. Yo coloco la idea de Verdad en el mismo nivel que la Universalidad, Igualdad y Justicia. La Verdad es pura energía. La Verdad no tiene nada que ver con la Calidad. Insisto y creo en: Energía: ¡Sí! Calidad: ¡No!


¿Por qué hago lo que hago (arte)?


Estoy haciendo arte porque amo hacerlo. Amo trabajar en una dinámica entusiasta y de auto invención. Hacer arte es una manifestación irracional de amor, amor como una convicción y una pasión. Este amor no es egoísta, narcisista o autosatisfactorio, sino una forma de emancipación. Hacer arte hace que me levante, me hace usar mis habilidades físicas e intelectuales para aplicar mi tenacidad. Entiendo la práctica artística como una misión, una misión para llevar a cabo, más allá del éxito o fracaso de la misma. Pensar en términos de éxito o fracaso en el arte no tiene sentido, el arte puede ser una experiencia que no funcione. Aprendí, de hacer arte, que no puedo ser la persona decepcionada, sin derecho a ser. Aceptar ese discurso es una forma muy obvia y fácil. La realidad es muy inesperada, impredecible y sorpresiva para la decepción, que en su lujo y egoísmo, solo sirve como excusa y desresponsabilización. No hay ni puede haber ningún control en el momento de enfrentarse a la realidad, aceptar esto es el primer paso para no decepcionarse. La decepción es un gesto narcisista para evitar la decepción real: la decepción en mí misma, si es que no estoy dando todo lo que puedo y debo; que es el riesgo de enfrentarse a la realidad.


La decepción es el último refugio del alma bella desconectada de la realidad. Hacer arte no es un escape o un sueño. Si mi trabajo es intenso, cargado y denso, tiene una chance de hacer un avance, un hueco en el dilema contemporáneo, problemático, sin salida, más allá del encierro de la resignación y el cinismo. La igualdad no es dada, debo luchar por ella y no puedo evitar la batalla bajo los pretextos de las circunstancias contemporáneas. Para levantarme y rebelarme contra la inequidad debo permitirme a mí misma igualdad, tengo que autorizarme a mí misma la afirmación de ser igual. El arte me permite afirmar y dar forma a mi propia lógica, en un movimiento de auto autorización. Por lo tanto para mí, hacer arte es un acto de emancipación así como una necesidad.


¿Por qué uso las herramientas que uso?


Trabajar como artista significa comprender el arte como una herramienta, instrumento o un arma. Yo entiendo el arte como un arma para enfrentar la realidad. Uso la herramienta arte para enfrentar el mundo en el que vivo. Uso la herramienta arte para vivir en el tiempo que estoy viviendo. Quiero usar la herramienta arte porque me permite resistir a los hechos históricos. Quiero usar la herramienta o instrumento arte para hacer una obra que vaya más allá de la historia que estoy viviendo, más allá de la Historia. Quiero usar la herramienta arte precisamente porque me permite hacer un trabajo ahistórico, inmerso en el caos y complejidad del momento en el que vivo. Por lo tanto, arte es una herramienta para resistir los hechos actuales, la actualidad, las opiniones, significados, información y dictadura de los comentaristas. Yo quiero usar el arte como herramienta para establecer un contacto con Le Otre. Esto es una necesidad, y yo estoy convencido de que la única posibilidad de contacto con le otre sucede de uno a uno, como iguales. Quiero hacer una obra que de una forma, una forma de Igualdad, para afirmar: Le Otre está incluide en “mi” y en “yo”. Como Eduard Glissant escribió en su hermosa y poderosa frase: “Le Otre está en mi porque yo soy yo. Igualmente, el “yo” en el cual el otro está ausente, perece.” Ese es el problema, el desafío, la misión y el por qué amo tanto hacer arte. El arte es una herramienta para mantener una concentración enfocada en lo que cuenta para mí, en lo que es esencial, es la Forma.


¿Por qué doy la forma que doy?

La forma es la más importante y esencial de las preguntas en el arte porque cuestiona: ¿Cómo puedo tomar una posición? ¿Cómo puedo darle forma a esta posición? Y, ¿Cómo esta forma puede crear una verdad? ¿Una verdad universal? El problema es dar una forma, mi propia forma, algo que me pertenezca solamente a mí, donde solo yo vea y entienda, algo que solamente yo puedo dar. Quiero hacer una obra de arte exagerada y precisa, una obra que se constituya, en su grado y densidad, en una nueva forma. Dar forma es decisivo. Uso el término dar forma porque significa dar desde lo propio, dar forma no es hacer o crear formas. Por lo tanto invento mi propio campo de fuerza y forma para incluir las nociones de amor, filosofía, estética y política. Yo siempre quise albergar estas cuatro nociones dentro de mi obra. Ya aclaré lo crucial que es la forma para mí. En mi campo de forma y fuerza también hay Fuerza, y al insistir en la forma como una fuerza yo estoy reforzando mi práctica artística y mi obra. Es necesario entender la forma como algo no negociable, no divisible, ni siquiera discutible. La forma solo existe como algo entero, indivisible y completo, como un átomo o núcleo, este núcleo duro es la forma. Forma y Estética son interdependientes pero no se confunden entre sí. La forma es lo que le da ética y claridad en el caótico, complejo e inconmensurable mundo en el que vivimos hoy. La estética es la respuesta a la pregunta: ¿Cómo se ve esta forma? ¿Cómo está hecha? ¿Qué materiales usa? La forma nunca busca una función, la forma no es reductiva, la forma no es exclusiva y la forma nunca puede ser calificada en términos como “la buena forma”. Dar forma es una afirmación que yo defiendo. Dar forma es un acto emancipatorio, una resolución y una decisión que yo misma debo tomar. Por lo tanto, para poder dar, yo tengo que dar forma.

WHY DO I THINK WHAT I THINK? WHY DO I DO WHAT I DO (ART)? WHY DO I USE THE TOOL OR INSTRUMENT I USE? WHY DO I GIVE THE FORM I GIVE?, Thomas Hirschhorn (2015)




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