Todo empezó así
Todo empezó así. Cuando conocí a la sole y me dijo bueno si no queres tenerlo yo te banco, cáete a mi casa y te ayudo pero antes cómprate las pastillas, las tenes q pedir una semana antes en la farmacia porque no te las traen. El farmacéutico es bastante cobani y te pregunta para que es. Ah y bueno como se llaman? Les dicen OXAPROST yo no sé para q sirven me dijo la sole y me contó q una amiga de ella tenía una tía q la operaron y la hicieron tomar oxaprost para largar los puntos. saludé a la sole y me despedí de ella nos íbamos a ver a la noche, ella tenía uns amigues q tenían un sello trucho para conseguir clonas pero esta vez lo íbamos a usar para comprar oxaprost. El mundo y la calle se caía y se derretía, cuarenta grados debajo de el sol. No no quiero ser madre, y compraba frutillas y lentejas a lo loco porque una amiga me dijo, son las que sirven para estar sana de la sangre. y caminaba y comía frutillas, el mundo se derretía. llego la noche y mis problemas seguían ahí, no no quiero ser madre, quiero tener un proyecto pero quizá no sea ese, no no quiero ser madre y mi cuerpæ tampoco, quiero tener otro proyecto. Falseamos las recetas con un sello de matrícula q no existía. nadie nos dijo nada, la sole y yo esperando en la puerta de la farmacia, la sole y yo en casa con las piernas arriba. La sole y yo leyendo un libro en pdf desde el buscador de firefox en mi computadora que me compraron mis viejos cuando cumplí quince. El libro tenía una tapa con la bandera del arcoíris, esa que también tenían ls amigues de la sole en la foto de perfil, entonces pensamos que si tenía un arcoíris iba a estar todo bien.
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Era amiga de pocas personas y más bien reservada. Su vieja era bastante mayor y un poco sorda, así que el día que volvió llorando ni la escuchó. Se excusó con estar descompuesta varios días y faltó al colegio, ese que ocupaba media manzana y que le quedaba a tres cuadras. Ninguna amiga la visitó porque era época de exámenes trimestrales y estaban todas muy ocupadas. Tampoco ninguna sabía lo que le acababa de pasar. De eso no se hablaba. El novio insistía siempre en coger sin forro y ella que no, que dale, que yo me quedo mal flashando y que a vos te da igual. Pero la coerción no tenía esta palabra en su momento, era ‘histeriqueo’, era ‘insistencia’, era ‘dale, un poquito nada más’. Ese nada más le hizo crecer un pibe en el vientre. Y la primer semana pensó: bueno, se me atrasó un poco, será de los nervios. Y ya al mes era evidente. Le había empezado a cambiar el cuerpo. Su novio iba a otro colegio privado pero en Belgrano, sus papás tenían plata y rápido le ofrecieron encargarse de todo el asunto. A su mamá no le dijo nada.
Ese año, unos meses después, aparecía en los ítems de la clase de Religión, el tema del aborto. Les hicieron, desde la institución, todo un descargo del tipo ético/judeocristiano, sin datos científicos ni testimonios en primera persona, tampoco hubo grupo de debate, la llamada ‘información’ fue bajada de modo vertical. El profesor, que era conocido en todos los años por sus chistes y por llevar ejemplos de Los Simpsons a las clases, se mostró, sin embargo, en esta ocasión, tajante en una postura del lado de la Iglesia, a favor de la supuestas dos vidas y en contra del aborto. Les hizo mirar un vídeo, un mix de testimonios de curas, médicos, en un momento casi parecía que iban a aparecer aliens, porque de la voz de las personas gestantes había casi solo un rumor, un ‘parece que aparecen’ pero nada. La patada al estómago vino en la descripción de un médico del proceso de rastrillaje, ese mismo que le habían hecho a ella por estar avanzada en la gestación.
Se le puso todo negro, le entraron ganas de vomitar y fue al baño. Al peso de las miradas y los murmullos de rumor cuando volvió a la clase, no se lo pudo sacar más de encima, a veces todavía los sueña, más bien los pesadillea. Ella sola en una camilla de consultorio de departamento. Ella sola en ser menor y tener relaciones sexuales, en ser la única de sus amigas en practicar activamente su sexualidad. Ella sola al no poder conversar con pares sobre el consentimiento y el cuidado. Ella sola en ese aula de hiper higienización religiosa. Ella sola hasta egresar de quinto año porque nadie quería ser amiga de la que había abortado. ¿Cuántas de sus compañeras hoy, llevarían el pañuelo verde? ¿Alguna de ellas pensaría en cómo habían reaccionado hacia 12 años? ¿Alguna la contactaría para pedirle disculpas? Ella sola pensando en todo esto, Youtube de fondo, el debate en el Senado.
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