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  • Hernán Borisonik

La deuda buena


Pasé por el Centro Cultural Kirchner a ver una exposición sobre “la democracia, sus valores y fundamentos”, como dice la propia página del ex Correo devenido espacio de arte. Eso me instaló una pregunta en la cabeza durante toda la visita y que todavía me persigue: ¿cuáles son los valores y fundamentos de la democracia argentina?

En la muestra hay obras que me gustaron mucho, poco o nada, otras que me parecieron intrascendentes y una en particular que me dejó pensando por su sentido y forma. Chiachio & Giannone decidieron montar una suerte de segundo taller en la sala que les fue asignada y trabajar desde allí –en una mezcla de perfo, obra visual y puesta escenográfica– una serie de piezas que aluden a las luchas de gays y lesbianas durante las últimas tres o cuatro décadas. Es, de alguna manera, un modo de rendirles tributo a militantes y artistas que dejaron sangre, sudor y lágrimas en una causa que todavía se sigue actualizando con la necesidad, por ejemplo, de visibilizar la violencia sistemática que sufren las personas trans. Pero además, es una forma personalísima de Leo y Daniel de mostrar cuáles son los valores y fundamentos de su propia obra.

Hoy más que nunca, creo que sería imposible encontrar alguna actividad que, de manera tan sintética y cooperativa, pudiera hacer que toda la población de este país concordara para responder a quién o a qué le debemos nuestro sistema de valores, de dónde sacamos los fundamentos que nos hacen lo que somos. Supongo que casi todo el mundo afirmaría que el voto a lxs representantes políticos es una parte necesaria de eso que llamamos democracia. Pero el voto no llega a todos lados y hay una serie de poderes que se las han ingeniado para establecerse (antes, durante y después de las elecciones) por fuera de las posibilidades de la deliberación de lxs votantes.

Desde 2016 estamos viviendo en una especie de espejismo, espejo, reflejo de cosas que ya pasaron y que han terminado mal. Como país, volvemos a tomar deuda pidiendo plata a instituciones aciagas que poco se preocupan el goce, el ocio o las necesidades de las poblaciones. Como mafiosos, te prestan para que no puedas cumplir y así terminan absorbiendo tu vida por los años de los años y los siglos de los siglos. Como en Fargo III, el pez grande “invierte” para comerse a los chicos. Y todo, en principio, para acumular más dinero. Más que democracia, una deudocracia.

Aunque ya se dijo (y lo dije) muchas veces, cabe recordar que el origen del dinero tiene que ver con las relaciones entre lo humano y lo sobrenatural. El primer uso de la moneda fue arreglar las cuentas con la esfera de lo consagrado o divinizado. El dinero, dice Nietzsche en la Genealogía de la moral, tiene dos características centrales. La primera es haber surgido como materialización y resultado de la sensación de culpa que tienen las personas para con el mundo anterior a ellas (con los padres, los ancestros, las divinidades creadoras, “los fundamentos”) por haberlas hecho existir. Es decir, es la medida tangible de una deuda simbólica. Recordemos que, en alemán, deuda y culpa se dicen con la misma palabra, “schuld”. La segunda característica es que la justicia en el intercambio monetario sólo se busca (y se da) entre los que se consideran nobles, o sea, los poderosos, los que están en condiciones de imponer sus voluntades. Al resto se lo obliga a aceptar las reglas definidas por las elites.

El dinero es un signo, un símbolo, un medium entre los deseos y las cosas. Es siempre una forma de deuda y, a la vez, de esperanza. Es un intermediario que acerca tanto como aleja. Utilizarlo supone un nivel de abstracción y un uso de señas comunes al interior de una sociedad. Por eso, muchas culturas emplearon oro, plata o efigies representativas de sus elementos más venerados para expresar suerte, abundancia o fecundidad.

Entre los andinos, por caso, es común la costumbre de tener ekekos, pequeños dioses que funcionan como todos los demás: ellos traen en sus alforjas buena fortuna (en forma de comida, guita, música o abrigo) a cambio de un tributo, un pago (generalmente en puchos). Si bien no pertenecen a lo más típico de la cultura de Buenos Aires, las clases medias porteñas lo adoptaron en diversas crisis, sobre todo durante la hiperinflación de los ochentas y todavía muchas de nuestras abuelas los tienen en alguna mesita. Inspirados en las relaciones entre abundancia, creencias populares, crisis y deudas, Chiachio & Giannone crearon hace un tiempito una serie de ekekos que, si bien no cargaban nada material, sí brindaban sonrisas y abrazos a quien los viera, además de rescatar algunos estampados casi totalmente abandonados. Esos héroes enanos, ahora despojados de las alforjas, no eran, sin embargo, meras síntesis vacías de sus antecesores. Al contrario, entregaban su simpatía y belleza a cambio de una reflexión sobre los tiempos de vacas flacas y la mercantilización de la vida contemporánea.

Chiachio & Giannone siempre parecen trabajar alrededor de una idea de deuda distinta a la de la de culpa y las ataduras, más cercana al homenaje. Un claro ejemplo es el uso que vienen haciendo del bordado, tomando prestadas (y reivindicando) técnicas desvalorizadas por “femeninas” o “decorativas”. Por eso me interesó muy especialmente el trabajo que están haciendo en el CCK, en el que decidieron mostrar su cariño tomando elementos clave de las obras de quienes los inspiraron con sus trabajos. Sin jerarquías por edad, fama, género o tipo de vínculo, un montón de artistas nacionales están siendo citados en collages de gran formato, en torno a las figuras de Leo y Daniel.

El Estado argentino está tomando deudas malas, imposibles desde varios puntos de vista: por la cantidad de guita y la duración de los plazos, por la falta de argumentos y el capricho de comprar dólares, por la inutilidad del destino y la inequidad que acarrea. Eso se llama usura, prestar para acumular; ganar a costa de otrxs. Chiachio & Giannone hacen lo contrario y nos muestran que hay otras formas de préstamo, deudas buenas, entre amigos, regalos recíprocos en los que todos ganan. Qué lindo sería chiachioygiannonizar todas las deudas: volverlas coloridas, creativas, vitales y llenas de ekekos que traigan abundancia. Qué lindo sería tener otros fundamentos y otros valores.

Sobre Chiachio & Giannone en Democracia en obra, CCK, desde el 19 de mayo de 2018.

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