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  • Gustavo Bruzzone

Y dónde está la grasa...




El camino por buscar mayores ámbitos de libertad para inventarle un sentido al sinsentido de vivir es una desesperada cualidad inherente al arte. Los que hacen arte no se detienen por una pandemia y este encierro les estimuló el deseo de crear. Por lo que veo en Instagram, muchos se refugiaron en el dibujo. “Descubrir las líneas” para dibujar en cualquier forma fue la propuesta de Ernesto Ballesteros (1963), reptando desde Chascomús en un video que subió el MAMBA, y fue punta de muchos más que se diversificaron. Desde Tribeca, en Manhattan, la “Bortolami gallery” nos hizo saber que Nicolás Guagnini (1966) ocupó este tiempo de aislamiento social en Harlem, en imágenes que le venían a la mente desde lo gestual y el automatismo que le proponía surfear recuerdos fundacionales del carácter.


Mientras tanto, en Villa Crespo, la pulsión por el dibujo de Agustina Leal (1991) ratoneándose con Sandro, convenció a Carolina Martínez Pedemonte (1993) y Torcuato González Agote (1984) que su proyecto de galería debía inaugurar con un video y 10 dibujos de instantes sutilmente ambiguos, congelados en viñetas sudadas a lápiz hasta la entrepierna de la cuarentena. Siempre sensuales -como ella- sus dibujos esotéricos tienen gotas de Bowie y resaca de Tamara de Lempicka después de haber tomado absenta con Milo Manara. Aunque le da para nieta, en su presentación virtual como “Nena de Sandro” no revoleó una bombacha pero lució una blusa despechada muy para la ocasión, como le comentó Alberto Sendrós (1969), que como está volviendo a la cancha, necesita contar con una carta astral de la astróloga Letal que le sirva de faro en el devenir de su nuevo proyecto de galería comercial.


Con la presencia de Sendrós en el vivo de la inauguración, dos espacios de arte de la Ciudad de Buenos Aires, estaban haciendo sus primeros contactos institucionales, demostrando que es posible inventar un futuro. “Sendrós” ya es una marca, ahora debemos estar atentos a cómo evoluciona la “Galería Grasa”, que nace en el medio de la cuarentena del Covid-19 del gesto romántico que el arte aparece allí donde los artistas deciden que aparezca. Alguna vez fue en un lavadero y desde allí los espacios nunca dejaron de sorprendernos, o como nos propone la “Galería Amistad”, que presume de carecer de espacio fijo para mostrar a sus artistes millennials. Por eso, el garaje de su casa en Chacarita -que todavía tienen que acondicionar y nunca van a concluir-, resulta absolutamente pertinente para el proyecto de la modelo y el marquero.


En la decisión de los artistas de tomar de lo popular ejemplos icónicos para resignificarlos, homenajear a una leyenda de la música contemporánea como Sandro nos parece hoy una consecuencia natural y merecida. El reconocimiento que se le hizo en el álbum “Tributo a Sandro. Un disco de rock” (2010) es revelador, objetivamente, del respeto que le tienen los músicos de nuestro país. Su recuerdo ahora es algo cool y cuando suena todxs nos encendemos con su “pelvis asertiva”, como sintetiza Fede Baeza (1978) en el increíble texto de presentación de la muestra de Agus. Pero no siempre fue así; al contrario, que te gustara Sandro en otro tiempo, era sinónimo de grasa, en el sentido de ordinario, mersa, vulgar u hortera, como dicen en España. Entre “el límite de lo doméstico y lo esotérico”, como apuntó Pao Mattos (1987) en la noche de la inauguración, Sandro fue una grieta del pasado que supo sanar y nos permite reflexionar sobre la conformación de nuestro sentido del gusto y, sobretodo, de nuestros prejuicios sociales. Varias tesis doctorales se pueden escribir sobre el impacto que la obra de Roberto Sánchez (1945/2010) tiene en la cultura argentina y, varias más, sobre la evolución de la carga valorativa que tiene para los argentinos ser “grasa”.


Con el nombre elegido para la galería a modo de manifiesto disruptivo, nada podía ser más oportuno para su inauguración que el video con Lucas Olarte (1991) como Luki La Puti haciendo play back de la voz de Francisca Lysionek (1997) cantando “Penumbras” y los dibujos de Agustina Leal, inspirados en la fantasía de las proporciones, las batas y los miles de romances clandestinos de noches húmedas y tórridas que sus nenas, y ella en particular, imaginaron con el Gitano de Banfield.

Sobre “Penumbra”, 10 dibujos y un video de Agustina Leal en la inauguración de la nueva “Galería Grasa” (Chacarita) Homenaje a Sandro (28/6/2020)

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