- Ignacio Barsaglini y Mara Pedrazzoli
Amigxs de las pinturas
Una muestra es una mezcla de sensaciones, se podría decir, un recorrido, un intuir de qué va la cosa. Como si fuéramos detectives vamos sacando pistas, haciendo relaciones, identificando coincidencias. Tuvimos suerte ya que la misma curadora nos abrió la puerta y nos hizo un tour para explicarnos. Nos habló del espacio, los marcos dorados y el marco pared entelado, algo que parecía una innovación ante nuestros ojos vírgenes de arte, nos develó que había imitado un estilo visto afuera; porque todo es copia, reproducción. El espacio de la muestra era pequeño y las obras aunque amontonadas no daban una sensación de agobio. Al contrario, las paletas de colores pálidos y pasteles generaban un efecto ingrávido. Los marcos dorados daban un efecto aurático. Las personas pintadas estaban haciendo una acción, aunque por momentos parecían pensativas. Deposito mi atención en la que me pareció un hipopótamo pero era un caballo alado, un animal mitológico. Quiero ser amigo de ese hipopótamo. A decir verdad, puedo ser amigo de varias pinturas: la del runner al costado de un auto verde, la de la mujer que está tocando una teta a otra mujer, etc. Me quedan en el debe la lanza griega y el jean mashupeado con otra tela; a veces menos es más y este podría ser el caso. De todas formas no quiero caer con el peso de mi arrojo ya que la muestra de Carolina Martinez Pedemonte es correcta: hay obras prolijamente mostradas, hay una curadora que presenta el marco teórico, hay una espacio donde las obras se despliegan y hay ganas de mostrar y ser mirados.
Barsa.
Para mí los cuadros de Carolina son como instantáneas de una acción sin relato, una imagen robada a la realidad para ser pintura y eso es un gesto romántico. No hay relato y en ese sentido son bastante contemporáneas y más allá de que estas ficciones pudieran pensarse como mitos griegos, la muestra funciona igual sin ser pensada. Son retratos a protagonistxs que también están haciendo pequeñas cosas, cotidianas, just doing.. algunos solo están permaneciendo, y con cierta curiosidad me parece encontrar un rasgo común en sus rostros vaciados. Me da la impresión de que quieren irse. Siento que si dejara de mirarlxs lxs personajes se fugarían, quizás sea porque ningunx me mira de frente como imponiendo su presencia. Así de fugaz y liviano es el paisaje que componen las pinturas de Caro en aquella pequeña primera sala de la galería, llena de mundos paralelos como en una calesita. Extraño tomar cierta distancia y observar las obras de lejos mientras charlo con amigxs en la gale, pero hay una decisión curatorial y fue construida una pared especialmente para la muestra. En la sala siguiente me cuentan que los objetos han salido de las pinturas. Los pensamientos oblongos sobre el arte tal vez contrasten con el gesto de la pintora, más desinteresado pero a la vez pulcro y cuidadoso. Le sobra cariño. Estoy en casa ahora y recuerdo las pinturas con ternura; quizás las chicas apagaron las computadoras, Narciso se puso de pie y siguió recorriendo la playa de Mardel, el runner se detuvo y al alpinista le entraron cosquillas. Recuerdo algunxs personajes de perfil y otros mirando hacia abajo, pensando en ellxs mismxs sin llegar a atribularse.
Mara.
Sobre Fantasiailusionmitoficcion de Carolina Martinez Pedemonte curada por Larisa Zmud en Galería Grasa
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