CHISTES PATRIOS: Una Conversación
LC: El otro día agarré un libro de los cantares de gesta medieval y me puse a pensar en los bufones. Le contaba a un amigo que en las pinturas de la muestra hay un personaje que es El Noticiero, y que en verdad es como un familiar para mí, porque en mi casa siempre estaba prendida la tele en el canal de noticias en la mesa de almuerzo. Es un cabezón ridículo pero también siniestro. Igual no se nada de los bufones, yo me imagino a unos vagabundos mercenarios. Es una obviedad pero la presencia del noticiero marcó muchas cosas en mi vida, como un fantasma de entidad paternalista, en la cabecera de la mesa, desde el televisor. Por eso le hice la cabeza grande creo yo. La cabeza, que es el lugar donde se toman decisiones, digamos. El órgano rector.
JL: Algo patético, decadente, en crisis. Así aparece en las pinturas. Lo que me llama la atención es que El Noticiero está adornado por guirnaldas de la bandera argentina y asediado por unos emoticones reventados, con largas narices rojas, jugando con la idea de “mentira”. Porque creo que puede ser lindo pensar en la palabra chiste como un término que está entre la mentira y la verdad, una zona vacía, un espacio que puede interpretarse. Sucedía esto con las “noticias-rumor”, el boca en boca de las épocas pre telégrafo. En las pinturas de El Noticiero ya hay algo condensado para pensar juntas algunas cosas que están presentes en la muestra: la risa, el suceso, el Padre, la joda, el país, el malentendido, el colonialismo, la forma grotesca…
LC: Me gustó mucho lo que hablamos ayer del malentendido en oposición a una única forma de ver las cosas. Algo que vos desarrollaste: la idea de un bien pensar. Los noticieros estructuran un cómo tenes que pensar, te dan un suceso y te lo ordenan en una escala estructurante, adoctrinadora, y tremendamente esquelética. Como si los sucesos sólo pudieran ser asimilados desde una puesta en escena y alcanzara con ordenarlos en la estructura bufonesca de un entretenimiento morboso y superfluo cuyas causas brillan por su ausencia. Ahora se habla todo el tiempo de las fake news, y parece que es el sino que se avecina. Una época signada por un envoltorio de fantasía, eso es muy cercano a un chiste. Un término que fue sagrado como La Verdad, hoy resulta en un hazmerreír.
JL: La Verdad como un intento, no como un dogma. En la muestra aparece la idea de patria, presente en las banderas, escudos, guitarras, bandas presidenciales. Ahí creo que está presente la cuestión de la verdad y de la identidad. Vos mati zas todo eso, trazas un panorama chirle de la Historia. De hecho muchas personas usan alternativamente las palabras Historia y Verdad. Vos te tomas con responsabilidad pero en solfa conceptos como el de patria a través del chiste, que sería toda la muestra como un relato y en definitiva un intento de verdad. En paralelo la muestra me hizo imaginar que la hiciste porque hay algo del empuje del pasado, de la tradición en el presente, de los colores, de las formas expresionistas anónimas, que intentas organizar para saber qué pasa con el humor en la vida colectiva.
LC: Es puro desparpajo subjetivo, y una forma de purgar el aluvión de simbología con el que te aplasta la pertenencia a un país, a una sociedad. Una forma de hacer catarsis, como un acto casi chamanico de crear un gólem celeste y blanco.
JL: Me parece lindo pensar a la catarsis como una responsabilidad de las personas que pertenecemos a una comuni dad. El “arte nacional”, por ejemplo, es un concepto conversable que podría venir de ese gólem. No se sabe bien qué quiere decir nación, para mí es una palabra lindante al lazo social, a la pregunta por las culturas. Ya no se puede decir nación o patria sin pensar lo que ocultan. Muchxs consideran incluso que “lo nacional” sobrevive cuando se nutre de todo tipo de formas de vida, como un cambalache, sin quedarse pegado a la mentira de la esencia. Así, la definición dogmática y cabezona del término nación cae por su propio peso. Un ejemplo interesante es el de Bolivia, que se autodefine desde 2009 como un país plurinacional. Entonces creo que tu muestra trata de pensar de qué manera “lo nacional” a esta altura es un terreno baldío lleno de sucesos, como un cementerio tapado por una plaza luego abandonada por la intendencia. Creo que en esta muestra podemos hacer catarsis ante el llamado arte nacional, hacer chistes conscientes de la paradoja de saber que tenemos mucho de él aunque no sepamos del todo qué significa. Incluso la obra con los colores de la bandera de España y el damero contribuye mucho, me parece, a estas cosas que noto en general en la muestra.
LC: Vos decís “Influencias españolas”. Ni hablar, es una bandera que baja desde el noreste de la tela trayendo unos rostros cubistas. Entre otras cosas esa obra alude a que se dice que el arte argentino siempre estuvo muy influenciado por Europa. Lxs argentinxs valoramos secretamente algo y públicamente lo denostamos, jaja, ¡yo lo hago!. ¡El cubismo y sobre todo el surrealismo, fueron desprestigiados por otras facciones del arte! Es que triste o felizmente, según quien lo mire, los símbolos patrios, los símbolos nacionales, y no solo en Argentina, son un lastre de algo que está rancio y que tiene un tufillo a encierro. Es pesado. Ya nadie se los banca. Son ruinas, estandartes medievales.
JL: Por suerte la palabra patria también está en crisis, como muchas otras. Pero en lo que decís de no bancarla más, es como si notaras que aún hay algo de ella en todxs nosotrxs. De ahí que el chiste, tomarse el término a la chacota, sea una forma de combatir, de hacer algo con lo que no se banca. Proponer y ofrecer algo: una muestra, un lenguaje nuevo para usar.
LC: Sí, está en nosotrxs y está en crisis, todo lo que venga del Padre con mayúsculas y del dogma está en crisis, la cabeza está en crisis. Lo del chiste tiene que ver con ser constructiva, ¡edificante! Es que no me parece una postura atrac tiva solo criticar, prefiero proponer, aunque sea algo mínimo, un pequeño aporte hacia la descontractura.
JL: Claro, y todo esto que decís me hace volver al tema ruinas: creo que las ruinas nunca dejan de decir cosas. Ahí está su acción. Creo que vos estás atenta a eso, demostras la presencia permanente de lo podrido en lo vivo y cómo, en ciertos casos, se hace difícil distinguirlos.
LC: Sí, es que necesitaba hacer catarsis de la chatarra, de la basura que produce la idea de patria en ciertas maneras de utilizarla. Una chatarra muy propia de la época digamos, lo que nos queda de bruto en medio de cambios, intentos, reivindicaciones, caídas. ¡Chatarra patria era mejor título!
Esta charla es el texto de sala de la muestra Chistes Patrios, de Laura Códega, que puede visitarse en la galeria Mite hasta febrero de 2021
コメント