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  • Aurora Apolito

El problema de la escala en el anarquismo y el caso del comunismo cibernético


1. El anarquismo y el problema de la escala


El problema de la escala es quizás el problema más fundamental del anarquismo.

Todos sabemos por experiencia que el anarquismo funciona bien a escala local. La mayoría de las personas que han estado activas en movimientos anarquistas también han participado en algunas iniciativas como editoriales independientes, ferias de libros anarquistas, acciones de apoyo mutuo, cooperativas de trabajadores, Antifa, hackers, etc. El movimiento anarquista ha acumulado una vasta experiencia histórica sobre cómo organizar tales iniciativas comunitarias locales. No hay duda de que el anarquismo funciona bien en lo que llamaré "la pequeña escala".

Históricamente, una de las principales críticas dirigidas contra el anarquismo ha sido que no ofrece una teoría convincente sobre cómo una forma de organización descentralizada y no jerárquica puede maximizarse para funcionar eficientemente a “gran escala”. Esta objeción ha sido a menudo expresada por activistas socialistas y comunistas que abogan por formas de planificación centradas en la estructura de un partido y/o una organización estatal. Hay un comentario famoso de León Trotsky, en su autobiografía, acerca de cómo su entusiasmo inicial por el anarquismo disminuyó cuando sus camaradas anarquistas no pudieron idear un buen plan para administrar el sistema ferroviario. El texto de Trotsky es deshonesto, pero la pregunta es legítima. ¿Cómo maneja el anarquismo las estructuras a gran escala? Existe una buena estrategia de maximización para interpolar algo pequeño en algo grande? Si bien es posible pensar en varias buenas respuestas al problema específico del ferrocarril, el problema más general de la escala no es en absoluto trivial: es bien sabido que muchos sistemas físicos no pueden maximizarse libremente y dejan de funcionar fuera de una determinada escala de aplicabilidad habitual. ¿Será el anarquismo un sistema así, diseñado para funcionar solo en la escala de pequeñas comunidades locales?

Parte del movimiento anarquista se ha refugiado en tales posiciones "locales" y ha abogado por abandonar por completo el problema de la escala, centrándose únicamente en la acción y la organización al nivel de pequeñas comunidades. Sostengo que esa posición es incompatible con los ideales globales del anarquismo, cuyo objetivo final es la liberación de la humanidad (y de todas las entidades sensibles, biológicas o mecánicas) de la opresión y las estructuras jerárquicas de poder. Para lograr estos objetivos, el anarquismo moderno debe comprometerse con un mundo de alta complejidad y estructuras a gran escala con múltiples capas. Refugiarse en la zona de confort de pequeñas comunidades locales homogéneas va en contra de la historia de las grandes aspiraciones y las ideas revolucionarias visionarias del anarquismo. Hay otras tendencias, bastante diferentes, dentro del movimiento anarquista, como el “Anarquismo de mercado de izquierda” que no rehúye a enfrentar el problema de la escala pero argumenta que, básicamente, se resuelve tomando prestado el mecanismo de mercado del capitalismo y “liberándolo”, de alguna manera, para que sirva a objetivos socioeconómicos más justos y a una sociedad más igualitaria. Encuentro este enfoque muy poco atractivo. No creo que los mercados puedan "liberarse" del capitalismo, ni que puedan, en definitiva, hacer algo bueno. Esto se debe a que, en mi opinión, el mecanismo del mercado sigue un camino descendente hacia el mínimo costo/energía, en un esfuerzo por maximizar las ganancias, seleccionando inevitablemente las opciones menos valiosas, descartando a lo largo del proceso todo lo que puede llegar a tener algún valor (pero no es lucrativo). Digamos que este es mi prejuicio comunista.

A los efectos de este breve ensayo, pretendo analizar ciertos aspectos de la cuestión de la escala a partir de algunos supuestos simplificadores con los que me siento segura cuando intentó concebir la estructura de una sociedad anarquista (o, al menos, una sociedad en la que me gustaría vivir). Entonces, comenzaré asumiendo que lo que ocurre en la “pequeña escala” se establece como una red de comunas, cooperativas y colectivos, gestionados según formas de organización anarco-comunistas, y consideraré la cuestión de cómo introducir estructuras de gran escala en esa red.

Lo que quiero decir con "estructuras de gran escala" puede describirse fundamentalmente como "distribución de servicios a gran escala". Los servicios incluyen todas las necesidades inmediatas tales como transporte (¡el ferrocarril anarquista!), asistencia sanitaria, producción y distribución de conocimientos (conectividad, aprendizaje, circulación y accesibilidad de la información), cadena de suministro de alimentos y materiales. Todos estos servicios no pueden manejarse estrictamente dentro del nivel de una comunidad local, independientemente de cuán bien planificada y eficiente se pueda hacer la producción local de alimentos o el transporte público local. Los servicios no son rentables, precisamente porque son servicios. La ventaja de su existencia es enorme, pero se manifiesta de formas indirectas que no generan beneficios en el funcionamiento de los servicios en sí. Por eso es imposible esperar buenos servicios bajo el capitalismo: el transporte basado en automóviles es ineficiente y ambientalmente desastroso, el conocimiento se mantiene como rehén detrás de muros pagos, la atención médica es inaccesible, la producción y el suministro se concentran en el consumo rápido de contenidos de baja calidad. Por otro lado, una amplia y dispar gama de posiciones políticas dentro del espectro socialista, que van desde las socialdemocracias hasta el estalinismo autoritario, tradicionalmente han investido al Estado con la tarea de atender la distribución de servicios a gran escala. Esta combinación de estado y servicios tiene el peligroso efecto de acoplar una función útil (proporcionar acceso confiable a los servicios) a los aspectos más desagradables y autoritarios del estado: un gran sector de la producción se desvía al servicio de las fuerzas armadas, la aplicación es delegada a la acción violenta de la policía, abundan las ineficiencias y la centralización a menudo hace que la planificación no sea confiable. Discutiré con cierto detalle algunos intentos de alternativas, desarrollados históricamente dentro de la perspectiva socialista/comunista, que apuntaban a la descentralización y disociación de los servicios y el poder estatal.


2. El comunismo y el problema de la escala

Una primera observación que me gustaría hacer antes de continuar discutiendo el problema de la escala es que podemos fácilmente darle la vuelta a la "cuestión de la escala", que históricamente ha sido tratada como un problema del anarquismo, y elaborar la misma pregunta. como un problema del comunismo. Suponiendo que a escala local el sistema económico comunista se implemente de manera eficiente en términos de cooperativas de trabajadores y comunas, ¿cómo se maximiza para abarcar toda la cadena de suministro y servicios a gran escala? Históricamente, el comunismo se ha basado en economías de planificación centralizadas, lo que a menudo ha resultado en ineficiencias desastrosas, combinadas con un autoritarismo opresivo. En la época soviética, hubo dos grandes intentos de utilizar métodos informáticos para abordar el problema de la escala en la economía planificada. Una fue la programación lineal de Leonid Kantorovich[1], que, tras una fase inicial de severa obstrucción por parte de las autoridades de la época de Stalin, comenzó a admitirse a finales de la década de 1950[2]. Las técnicas de programación lineal fueron adoptadas posteriormente por la planificación económica soviética, comenzando con la cadena de producción de las fuerzas armadas en la década de 1960. Aunque los métodos de optimización de Kantorovich fueron diseñados explícitamente para una asignación eficiente de recursos en una economía comunista, la oposición extrema a la que se enfrentaron en la época estalinista se debió principalmente a las similitudes identificadas entre las “valoraciones” de Kantorovich y el sistema de fijación de precios de mercado. Aunque este no es el tema principal de este ensayo, me gustaría enfatizar que negarse a tomar prestados los mecanismos del capitalismo no implica (y no debería implicar) un rechazo ciego del uso de métodos de optimización matemática en el contexto de una economía comunista.

Incluso en un escenario posterior a la escasez, con abundante disponibilidad de energía renovable, ciertos insumos seguirán siendo escasos, simplemente porque hay una distribución relativamente desigual de elementos químicos en el universo. Evitar el desperdicio y minimizar los impactos ambientales seguirán siendo objetivos valiosos. De hecho, los problemas de minimización pueden resolverse bien con la ayuda de técnicas como la programación lineal y no suelen causar divergencias. Son las metas de maximización las que representan la parte más difícil de nuestro problema de escala.

La pregunta no es si los métodos de optimización son útiles en sí mismos, sino más bien qué se está optimizando. El principal problema, al que volveré más adelante, es que, cuando se trata de la distribución de servicios a gran escala en una economía comunista, se requiere un nivel mucho más alto de complejidad informativa para el diseño de un sistema válido de valoraciones y constricciones, que no refleja la noción simplista de ganancia que ofrece el capitalismo, eso podría obtener ventajas que solo se manifiestan en una escala espacio-temporal mucho mayor y en niveles muy profundos de complejidad. El enfoque de Kantorovich sobre la programación lineal también sufre, en principio, del problema de la escala, ya que las valoraciones no son independientes de la escala, y la dependencia de la escala, de la complejidad necesaria para encontrar un buen sistema de valoración y restricción, es una parte crucial del problema. La confianza de los mercados en la optimización de las ganancias evita el problema, a costa de matar la solución.

El otro intento histórico de introducir métodos de computación para abordar el problema de escala en una economía comunista, generalmente menos conocido, pero más interesante para el propósito de nuestra discusión, fue el proyecto cibernético de Victor Glushkov, de una red descentralizada de retroalimentación y mecanismos computacionales, basado en una forma rudimentaria de inteligencia artificial. En este plan, una vasta red de computadoras totalmente descentralizada eventualmente habría despojado al Estado de las responsabilidades de planificación económica y distribución de servicios. No estaría de más aclarar que, después de que una fase inicial de breve entusiasmo se evaporara rápidamente, el gobierno soviético se opuso con vehemencia al proyecto. Una descripción detallada de la historia de este proyecto está disponible acá [3]., mientras que una contextualización más general del papel de la cibernética en la Unión Soviética se analiza en profundidad en [4] .

2.1. La historia del comunismo cibernético.

En los primeros días de la Revolución Rusa, se propuso un precursor significativo de la cibernética en la "Tectología" del líder bolchevique transhumanista Aleksandr Bogdanov [5] [6]. Sin embargo, cuando Norbert Wiener introdujo la nueva ciencia de la cibernética en 1948 [7], fue atacado y condenado por el régimen de Stalin, como en varios otros campos de la ciencia contemporánea, excepto por lo que era inmediatamente necesario para el desarrollo de armas nucleares [8] [9]. A pesar de la prohibición oficial, el interés por la cibernética comenzó a crecer entre los científicos soviéticos, principalmente gracias a los seminarios privados impartidos por el matemático Aleksei Lyapunov [4]. La rehabilitación oficial de la cibernética comenzó después de 1953, el año de la muerte de Stalin, con un famoso artículo de Anatoly Kitov, Aleksei Lyapunov y Sergei Sobolev (todos los pesos pesados ​​del establishment científico soviético) [10]. En 1967, la cibernética en la Unión Soviética tenía quinientas instituciones de investigación y decenas de miles de investigadores [4] [3].

A mediados de la década de 1950, después de que el régimen de Stalin dejara el país en desorden, con la cadena de suministros y el sector agrícola al borde del colapso y un grave riesgo de otra gran hambruna, las reformas económicas se convirtieron en una necesidad apremiante. En medio de la rápida expansión del sector técnico-científico, desde los éxitos iniciales del programa espacial soviético hasta los primeros avances importantes en los sistemas informáticos y de automatización, se presentaron varias propuestas competitivas de reformas económicas que promovieron la idea de una "solución computacional" a las malas gestiones de la economía planificada.

Fue en este escenario que el matemático Víctor Glushkov ideó un gran plan para liberar la economía comunista de la planificación central del gobierno soviético, reemplazándola por completo con una red informática autónoma y descentralizada. Este ambicioso proyecto, el OGAS (Sistema Nacional Automatizado de Computación y Procesamiento de la Información), fue presentado directamente a Jruschov en 1962, y su fase inicial fue autorizada en 1963. El diseño original de este sistema descentralizado de computación remota estaba orientado a los trabajadores, era antiburocrático y no jerárquico. [3].

En esta visión de la cibernética, el concepto de heterarquía de McCulloch [11] permitió el desarrollo de sistemas complejos fuera de la lógica restrictiva de una dicotomía entre jerarquía y mercados estables, enfatizando, en cambio, la autoorganización, los ciclos de retroalimentación y las redes complejas [3].

El plan original, en este enfoque cibernético, era implementar un sistema de computación descentralizado capaz de procesar retroalimentaciones en tiempo real y lidiar con la simulación de dinámicas complejas. Para proporcionar un modelo computacional maximizable, se centraron principalmente en la programación lineal de Kantorovich, que parecía ser la herramienta matemática más prometedora de la época. Como mencionamos, la escalabilidad de las valoraciones de Kantorovich es sutil y discutiremos un enfoque más moderno de escalabilidad en la siguiente sección de este articulo. Sin embargo, el aspecto más importante de la propuesta fue la noción de una red cibernética computacional y su rol en la implementación de un mecanismo de computación descentralizado y autónomo para el sistema económico comunista que no requeriría una planificación centralizada.

Rápidamente se hizo evidente que los costos esperados para implementar este proyecto en todo el territorio soviético serían enormes, pero quedó aún más claro que el objetivo de reemplazar la planificación central y su control por parte del gobierno soviético por un sistema descentralizado, autónomo y no jerárquico, era una amenaza directa para el establishment. En la época de la transición entre los gobiernos de Khrushchev y Brezhnev (1964-1965), el gobierno soviético optó por las propuestas mucho menos amenazantes que proponían las reformas económicas de Kosygin-Liberman. Estos se basaron en el plan económico de Evsei Liberman [12] [13], centrado en la introducción de medidas para la obtención de beneficios y un mecanismo de mercado. Por lo tanto, la dinámica menos costosa y amenazante de los mercados orientados a las ganancias puso fin al plan mucho más interesante y potencialmente revolucionario de un gran sistema cibernético descentralizado y autónomo que no se basaba en el mecanismo de las ganancias. La reforma Kosygin-Liberman fue finalmente abandonada en 1970 [3] .

 

Este es un fragmento de The Problem of Scale in Anarchism and the Case for Cybernetic Communism. (2020) Presentado en C4SS Mutual Exchange Symposium: Decentralization and Economic Coordination. Traducción y dibujos: Mario Scorzelli


NOTAS:


[1] Leonid Vitaliyevich Kantorovich, Métodos matemáticos de organización y planificación de la producción , Prensa de la Universidad Estatal de Leningrado, 1939.


[2] Anatoly Vershik, LVKantorovich y programación lineal


[3] Charles H. Bennett, Profundidad lógica y complejidad física , en "La máquina de Turing universal" (Ed. Rolf Herken), Oxford University Press, 1988.


[4] Slava Gerovitch, De Newspeak a Cyberspeak. A History of Soviet Cybernetics , MIT Press, 2002.


[5] George Gorelik, Bogdanov's Tektology, General Systems Theory, and Cybernetics , Hemisphere Publishing, 1987.

[6] Nikolai Krementsov, A Martian Stranded on Earth: Alexander Bogdanov, Blood Transfusions, and Proletarian Science , The University of Chicago Press, 2011.


[7] Norbert Wiener, Cibernética, o el control y comunicación en animales y máquinas, 1948.


[8] Simon Ings, Stalin and the Scientists: A History of Triumph and Tragedy, 1905-1953 , Open Road & Grove Atlantic, 2017.


[9] Ethan Pollock, Stalin y las guerras científicas soviéticas , 2006.


[10] Anatoly Kitov, Aleksei Lyapunov, Sergei Sobolev, Las principales características de la cibernética. 1955


[11]Warren S. McCulloch, Una heterarquía de valores determinados por la topología de redes nerviosas , Boletín de biofísica matemática, 7 (1945) 89–93.


[12] David A. Lax, Libermanism and the Kosygin reform , University of Virginia Press, 1991.


[13] Evsei G. Liberman, Plans, Profits, and Bonuses , Pravda, 9 de septiembre de 1962.




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