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  • Rocío Rivadeneyra

En el mundo aún existe la textura




En una era donde el apuro, la rapidez y lo líquido del tiempo desafían constantemente la ilusión de estabilidad, surge la cuestión de si es posible construir un dispositivo capaz de superponer sentidos uno tras otro, en una secuencia interminable. Quizás la respuesta a este paradigma no existe o quizás lo intuimos ¿Qué cosa? en el mundo aún existe la textura.


The Wind Blows Where it Wishes [El viento sopla donde quiere] una escultura emplazada en el High Line de la ciudad de Nueva York, resuena con cierta cadencia junto a la decisión de portar un instrumento musical, aire en vez de fuego, distinguiéndose de las estructuras con hornos a las que estamos acostumbrados. Adobe a grandes escalas, Gabriel anima y le da vida a su escultura con unos delicados brazos de hierro negro situados en este elevado parque en Manhattan, cómplice del viento, reclama según el evangelio de San Juan aquello que nos constituye [...] "El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no puedes saber de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu". Juan 3:8


Aun pienso en la idea del paisaje como recurso, como la posibilidad de salir del plano vertical de las relaciones sociales y acceder a una alineación horizontal con la tierra y el cielo, la materia y el espíritu. El adobe como traductor; el lenguaje tiene eso: algo que se pierde cuando se traduce, es una negociación no una debilidad.


Sin dejar de lado las tensiones políticas propias de la esfera pública, una escultura con reminiscencias precolombinas parece hacer un llamado a la redención e ir al rescate de algo que solo puede ser vuelto en sí a través de la musicalidad del viento y la escucha activa, de la atención en el entorno; Es un recordatorio de nuestra historia: la humanidad tiene menos siglos consumiendo alimentos ultraprocesados por sobre los que tuvo de cazador-recolector. La obra se convierte en un llamado de atención, una interrupción monumental que tiene que ver con el trabajo en comunidad y como se piensa las formas de ejercer la creatividad ante la necesidad como conocimiento y praxis; Connotaciones que resuenan constantemente en los espacios periferizados desde donde han emergido históricamente tonos y tintes diversos para enunciar y reescribir la historia.


Time, Times and Half a Time [Será por un tiempo, tiempos, la mitad de un tiempo] presenta una instalación titulada Salir del surco para labrar la tierra: delirios de grandeza II donde pone en juego una arquitectura del equilibrio: sosteniéndose entre sí, una cosa apoyada sobre la otra, ladrillo y huevo constituyen el constante relevamiento de la práctica y la condición de clase que forman parte del imaginario que entrecruzan y yuxtaponen su mundo de producción. En la sala contigua, se presenta Proto, una película de Gabriel Chaile: Esta exhibición consta de una serie de dibujos, complementados con enigmáticos centinelas que parecen custodiar escenarios distópicos. La narrativa, plasmada con matices de pastel al óleo, evoca un tono decididamente íntimo e introspectivo.


Algo esencial para recordar: aún existe la textura en el mundo, una reflexión que quiere acompañar esta muestra doble pensando en un estado de producción donde las lecturas se disparan sin dar nada por sentado, arqueológicamente en la búsqueda del siguiente paso, siendo consciente y problematizando su propio horizonte de sentido, cuestionando y redefiniendo constantemente el propósito del arte.


Una traducción sobre traducción en un mundo tan apurado, que a menudo olvida que no existe una sola forma de producción de conocimiento, ni de prácticas tan simples y complejas como las cotidianas.


Causaría la impresión que voy a describir las cualidades netamente físicas de éste grupo de formas, una sensación táctil y visual junto al barro, paja, ladrillo, huevo y el trazo de un pastel sobre papel, son acciones corpóreas y arquetipos con legado pero también soy consciente que la textura es algo de lo que, por lo menos yo, siento que aun me puedo aferrar, un refugio ante está permanencia aparente que propone Gabriel provocando sensación de cercanía y, tal vez, de estabilidad, al incorporar tecnologías y procesos que nos preceden.


En fin, este relato se encuentra disponible para ser experimentado en la galería BARRO, en Nueva York hasta el 12 de Agosto de 2023 y en el High Line hasta Abril de 2024.














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