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  • Ana Sejmet

¿Quién va a avivar tantos giles?


Había un dicho popular entre los peronistas que decía así: Sergio Massa no tiene militantes,  tiene analistas políticos. Hoy con Damián Selci y Máximo Kirchner de su lado la situación parece ser diferente y genera optimismo.


Después de la gran elección del domingo el mayor desafío que enfrenta el proyecto nacional y popular no es la suba del dólar, que Massa pudo controlar, no es la convulsión social y la anomia que Massa pudo controlar, ni las tensiones con el campo y una mala cosecha que Massa pudo controlar, ni la deuda con el FMI que Massa pudo controlar, el mayor desafío de Massa parece ser el miserabilismo estupido y esa no es una tarea de Massa sino de su nueva militancia.


Los operadores políticos ya hicieron su tarea, sacar de la cancha al único competidor serio (Rodríguez Larreta), subir al ring a Patricia Bullrich e inflar la imagen de Milei como si fuera una piñata. El resultado fue tan existoso que incluso algunos timoratos creen que se les fue la mano. Así a Maslaton le subió la presión, a Canosa se la vio desvariando en LN+ y Jony Viale ya no tolera una gota más de lactosa.


El domingo, en un escenario que no le permitió festejar su triunfo, Sergio Massa pudo reconocer el mayor -diría el único- problema que tiene con miras a las elecciones. El primero en tomar la palabra fue Grabois y no tuvo mejor idea que pedir romper con el fondo monetario internacional. Alguien debería explicarle que a los pobres no nos gusta que lloren por nosotros. Acaso ese muchacho sabe que a la izquierda solo tiene el 2% de votantes conformado por algún hijo de vecino rico, un curador de arte y una estudiante de letras que escribe poesías y no mucho más ¿A quien le habla Grabois? Después de Grabois el turno fue de Santoro que cuestionó la legitimidad de las elecciones porque las impresoras imprimían mal las boletas electrónicas y se tomó el atrevimiento de saludar a los correligionarios ¿A quien carajo le estará hablando Santoro?


Ahora, ese es un problema que le quita el sueño a la militancia. Cristina ya parece cansada de remarcar que con el miserabilismo estupido no vamos a llegar a ningún lado, pero parece que no alcanza con demostraciones de desprecio a Alberto, Tolosa Paz o Santi Cafiero y con gestos de gratitud a Maslaton. 


Los analistas políticos ya hicieron su trabajo y Sergio Massa está haciendo el suyo demasiado bien. El desafío de la militancia ahora es avivar giles, Maximo lo sabe, Selci lo sabe, el gran problema es cómo hacer que el miserabilismo estupido se de cuenta. Cuando dejen de llorar quizás ya sea demasiado tarde.

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