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  • Pilar Otero

Roe Vs Wade: la derecha global anda muy atrevida.





Tras unos dos meses de debates, negociaciones y tejes, la Corte Suprema de Estados Unidos derogó el fallo Roe vs. Wade, una especie de jurisprudencia que respaldaba la legalidad del aborto de manera federal. De esta forma, el aborto vuelve a estar prohibido en gran parte del territorio ¿Cómo fue que llegaron hasta ahí?


En un momento de causas locales urgentes y profundas, ¿cómo se hilvana esto con el primer mundo y su retroceso en materia de Derechos Humanos?


A principios de este junio nos explotó literalmente en la cara un atentado transfóbico en el barrio porteño Villa Crespo. Un hombre encapuchado prendió fuego una persiana desde la calle para incendiar una habitación del hotel Gondolín. Fue a prenderles fuego la casa a las compañeras, con saña, por no decir que las quiso prender fuego a ellas. El tema pasó rápido porque afortunadamente solo hubo pérdidas materiales pero es escalofriante pensar en lo que se podría haber sucedido si Zoe, quien vive en la habitación violentada y además preside la cooperativa del hotel, se hubiese encontrado durmiendo cuando el episodio sucedió. Esa noche había salido. La sociedad no reacciona, no responde. Los organismos estatales de la ciudad y la nación, menos. Un par de comunicados de repudio y a otra cosa. ¿Garantizar seguridad para las travestis y trans? ¿Recomponer su materialidad? Bien gracias. No hay nada más allá de las redes de contención de la comunidad LGBT, y a veces no alcanza. Y ni hablar que muchos aliados cis paki en este caso, siguieron de largo. El hecho además, trasciende entre ciertos nichos por la cercanía geográfica y cultural que el Gondolín representa, y esto lo digo afortunadamente. Pero es solo una punta del Iceberg de las violencias que el colectivo trans recibe en nuestro país a diario. Traigo una estadística ya tristemente famosa con la intención de un shock sintético: la esperanza de vida de una persona trans en Argentina es de 38 años.


En paralelo lxs docentes y estudiantes disidentes le están poniendo el cuerpo a una situación tan insólita como asquerosa: la prohibición (!!) del lenguaje inclusivo en todas las instituciones educativas dependientes del Gobierno de la Ciudad. Instituciones y edificios totalmente dejados a la buena de Dios, desfinanciados, abandonados, sostenidos por vaya a saber unx qué inexplicable vocación de los docentes y no- docentes precarizados hasta el fin por el larretismo que encarrila en esta línea hacia las próximas elecciones presidenciales.



¿Cómo vuelvo ahora al título de la nota? Voy a intentarlo: hay una avanzada global de neofascismos que viene por los derechos del colectivo LGBT y las mujeres y avanza con violencia. Esto se suma a una falta de representatividad muy notoria en espacios políticos y de gobierno, poca claridad sobre los nuevos debates y reclamos, un deseo ilusorio del transfeminismo de querer contentar a todxs, y una nueva avanzada “chaboncistica” y canchera en espacios progresistas funcionales a este desplazamiento que articulan un discurso que reza más o menos así “hay cosas más importantes que la letra X o la E, son reclamos burgueses”. Si quieren saber más de este estereotipo pueden buscar las declaraciones Grabois a quien no voy a citar.


En Estados Unidos pasó lo siguiente: el sector progresista de la política, los demócratas, nunca quisieron ir profundo sobre el tema aborto y legislarlo. El sector conservador, el republicano, siempre estuvo en contra pero se agazapó mientras no tuvo herramientas. Entonces la legalización quedó basada en una jurisprudencia, en un caso testigo federal, ganado por una mujer al estado, más precisamente al poder judicial, que habilitaba la práctica en todo el país. Nadie hubiese sospechado que había un riesgo de retroceso bajo el mando del ex vicepresidente de Obama y ahora presidente de EEUU, Biden.


De esta manera la legalización en verdad, estaba medio “en el aire” pero el debate social se sintió saldado por décadas y nos guste o no, Estados Unidos se convirtió en un país faro y pionero en habilitar este derecho en América. Pero en el último tiempo la avanzada de derecha manipuladora, alimentada por las confusiones que se desprenden de un siniestro orden global logró que un sector “progre” ceda.


La máxima representante de los supuestos progresistas y amables demócratas en la cámara de senadores de EEUU, Nancy Pelosi, salió a declarar: “se puede ser demócrata y estar en contra del aborto”. El bloque se partió, las legisladoras pro choice se quedaron solas en su protesta, y unos meses después el poder judicial anuló el fallo del caso Roe vs Wade y todo lo que posteriormente el fallo avalaba. Los estados Missouri y Texas prohibieron el aborto de manera inmediata, se espera que otros veinte estados los sigan.


Un dato de color: para entrar al recinto las legisladoras yankis usaron pañuelos verdes en señal de lucha, enviados desde nuestro país y otros puntos de Latinoamerica como símbolo ya continental de la lucha por los derechos reproductivos de la personas gestantes.



Tras años de lucha y aun con mucho terreno por disputar en ámbitos sociales y médicos esos pañuelos verdes triunfaron en la cámara de Senadores del Congreso de la Nación Argentina y de eso ya no quedan dudas, ¿no?


¿Que pasó en las últimas horas en nuestro país?


Nicolas Massot habló en la radio Futurock. Ex diputado nacional por Cambiemos, hijo completamente cuerdo de una de las familias más recalcitrantemente fascistas de Bahía Blanca (lo que ya es mucho decir), familia además dueña del diario La Nueva Provincia, cómplice estratégica de la dictadura militar, respaldadora discursiva del gobierno genocida y entregadora de trabajadores, entre otras cosas.


Y Massot abrió la boca y dijo: el debate por la legalización del aborto en Argentina no está saldado.


Sería muy ingenuo creer que todo esto no tiene una conexión. Vienen por todo.


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