Tres poemas
Vivo en el centro de un lugar poco espacioso
llamado mi ciudad.
Una vez viví debajo de una lámpara
Y estaba harto de la luz
me quedaba por horas mirando fijamente
al filamento
y pasaba días ciego
Cuando la lámpara se quemó
fue para bien,
pude ver, ahora veo
un desfile de Thierry Mugler
antes de ir al trabajo.
Hago cálculos y conexiones
siguiendo el ejemplo de mis amigxs
Se asienta en mí
una idea de la moda,
quizás ya antigua,
algo debe haber pasado en el invierno.
Me voy a trabajar.
En mis momentos de descanso camino,
me quedo contando las o de los anuncios
me demoro en el baño
medio dormido,
sin entender.
¿Qué me dice el aire encerrado,
el aire que no ha podido recorrer mucho?
No sé qué contestar
a los mensajes abstractos,
a los ruidos si me hablan fuera de horario laboral,
si es que son mensajes abstractos
Me entra la duda
¿me puedo sacar los ojos por fin?
¿en medio
de esta luz intoxicada?
inventarios
Me acabo de inventar otra vez
Soy ahora un muchacho fresco
y no me cuesta reconocer el mundo.
Estoy contento, soy normal
y no me deprimo
El otro día comí bien
No me falta nada
Soy continuo, coherente y espiritual
Mis jefes me aman
hago un buen trabajo,
no me confundo en los inventarios
Puedo entender a quien me imita
me llama la aventura
es mi pasión.
Cuento mucho las cosas
hago estadísticas
Pienso que si todo lo cuento
tal vez
pueda encontrar fallos, restos
del mundo equivocado para evaluar.
Conté 3743 libros en un depósito
chicos atractivos en la plaza
miles
24 miradas valientes
del siglo dieciséis
17 sonidos de alarmas
en lo que va de día
13 veces la palabra “dinero”
No fantaseo con que alguien me rapte,
un economista, un emprendedor
de los negocios.
no me pregunto qué llevan
en sus maletines de piel y en sus mochilas.
no pienso que uno de ellos
lindo y malhumorado
se va a acercar me va a tomar por los hombros
y me va a esconder en su maletín
cuando los guardias no miren.
No me imagino la ciudad por dentro
donde se cuela un viento asfixiante
donde las nubes blancas
vienen en bolsitas como la cocaína
No me pregunto en dónde se esconderá
mi futuro, en qué oficina
de la que salgo escapando con esposas.
Tengo un maletín propio donde me aíslo
cuando quiero y me guardo junto a mis drogas,
donde me doblo junto a mis papeles
meticulosamente,
como todo lo que toco.
Buscando mis moléculas en el suelo,
aunque ni mi tierra ni mis moléculas
me quieran.
La luz me hace hoyos en los brazos,
en lo que no se desintegra
siento hormigueos.
Varias texturas de vacío
completándose
Y así también
varias texturas de una misma cosa
llenando los huecos.
Creo que de esa manera puedo sintetizar
lo que percibo
es decir nada entre un millón de cosas
Puedo contar lo que quiera
Me puedo cansar
Mi alma se puede ir
y puedo estar en paz.
Quiero cambiar con lo que cambia
Cambiar aumenta de tamaño
cuando alguien se acerca cambian
las moléculas de lo que hay en mí,
de lo que dejan
y el futuro es un poroto de moléculas.
Hay vida corriente en un pozo de agujeros.
Hay continuidad afuera ganas de
ir a nadar.
Me siento cercano a los hoyos,
me siento tibio adentro
compañero de sentimientos increíbles
tachados con una X.
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