Una mentira perpetuada por la sociedad capitalista

Mercuriana responde a lxs haters que criticaron su video viral de tiktok en el que posa frente a la cámara mientras recita la siguiente frase: “El concepto de un yo individual es una mentira perpetuada por la sociedad capitalista. Mi cuerpo no es más que un cascarón vacío y la persona que ustedes creen percibir es una aglomeración de propaganda política y pedagógica regurgitada por la burguesía a lo largo de la historia“

En su video ensayo “Envy” (2021), la filosofa y youtuber Contrapoints expresa y cito "Haz cualquier cosa que cualquier otra mujer desee en secreto o siente que ella podría hacerlo igual de bien y estás dentro”. Cuando un tiktok mío se viralizó en twitter, de la nada me encontraba intentando gritarle al mundo que ¡no! ¡esa no era yo! ¡es todo irónico! ¡¿cómo no lo ven?! Mis amigos me contaban como lo mandaban a grupos para burlarse de mí y yo rogaba con todo mi corazón que no les diera vergüenza ajena suficiente como para que no se quieran relacionar más conmigo. Me resultaba imposible no estar horas revisando obsesivamente cada comentario y su cantidad de likes, casi buscando probarme a mí misma que todos tenían razón, que realmente no era más que una imbécil que salió linda en un video.

Ya no es sorpresa para nadie que el internet es un lugar cruel repleto de millones de seres transformados en ira, listos para destruir todo aquello que les desagrade en lo absoluto. Y supongo que, hasta cierto punto, no me sorprendió en lo absoluto recibir decenas de mensajes de hombres explícitamente contándome cómo los calentaba mi estupidez y hasta alguna que otra amenaza de muerte.

Sin embargo, cada vez que una mujer con el corazón verde en el nombre me citaba con comentarios tales como “Tiene que poner esa voz de puta porque con lo tarada que es ningún hombre la va a querer”, …, no podía evitar sentir como algo en mí se rompía. De alguna manera, aislada en la pandemia y rodeada exclusivamente de mujeres fundamentalistas de la empatía y el amor, me había olvidado de que la sororidad no es la norma, de que todavía estamos profundamente influenciadas por la cultura de la competencia y existe un velo que nos limita a vernos entre nosotras como individuos aislados a quienes no les debemos absolutamente nada, mucho menos solidaridad