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Daria Dugina

Vivimos en la era del fin



Daria, sos una joven euroasiática de segunda generación, hija de un gran pensador, Alexander Dugin. ¿Te importaría compartir con nosotros sus pensamientos sobre ser un joven militante en lo más profundo del Kali Yuga?


Vivimos en la era del fin: el fin de la cultura, la filosofía, la política y la ideología. Este es un momento sin movimiento real. La sombría profecía de Fukuyama sobre el “Fin de la Historia” se está convirtiendo en una especie de realidad. Ésa es la esencia de la Modernidad, del Kali Yuga. Vivimos en el impulso del Finis Mundi. La llegada del Anticristo está en la agenda. Esta noche profunda y agotadora es el reino de la totalidad, enmascarada por conceptos tentadores como el rizoma de Gilles Deleuze: las piezas del sujeto moderno se transforman en la protagonista de la “Tokyo Gore Police” (una película japonesa posmoderna) – el individuo del paradigma moderno se convierte en pedazos de dividuo. “Dios está muerto” y su lugar está siendo ocupado por los fragmentos del individuo. Pero si hacemos un análisis político, encontraremos que este nuevo estado del mundo es el proyecto del liberalismo. Las extravagantes ideas de Foucault, aparentemente revolucionarias en su patetismo después de un análisis más escrupuloso, muestran su fondo conformista y (secretamente) liberal que va en contra de la jerarquía tradicional de valores y apunta a establecer el pervertido “nuevo orden” donde la cima está ocupada por el individuo egoísta y la decadencia atomística.


Probablemente sea muy difícil luchar contra la modernidad, pero seguro que más insoportable es vivir en ella, estar de acuerdo con este estado de cosas, donde todos los sistemas cambian y los valores tradicionales se convierten en una parodia que es purgada y burlada en todos los ámbitos que están bajo el control de los paradigmas modernos. Así funciona el reinado de la hegemonía cultural.


Y este estado del mundo nos molesta. Luchamos contra eso – por el orden divino – por la jerarquía ideal. El sistema de castas en el mundo moderno está completamente olvidado y fue transformado en una parodia. Pero tiene un punto fundamental. En La República de Platón hay un pensamiento muy importante: las castas y la jerarquía vertical en la política no son más que el reflejo del mundo de las ideas y del bien superior. Este modelo en política manifiesta los principios metafísicos básicos del mundo normal (espiritual). Al destruir el sistema de castas primordial en la sociedad, negamos la dignidad del ser divino y su Orden. Al renunciar al sistema de castas y al orden tradicional, tan brillantemente descrito por Dumézil, dañamos la jerarquía de nuestra alma. Nuestra alma no es más que el sistema de castas con una amplia armonía de justicia que une sus tres partes (la filosófica – el intelecto, la guardia – la voluntad y la comerciante – la lujuria–).


Al luchar por la tradición, luchamos por nuestra naturaleza profunda como seres humanos. El hombre no es algo concedido: él es la meta. Y estamos luchando por la verdad de la naturaleza humana (ser humano es esforzarse por alcanzar la sobrehumanidad). A eso se le puede llamar guerra santa.


¿Qué significa para usted la Cuarta Teoría Política?


Es la luz de la verdad, algo rara vez auténtico en estos tiempos posmodernos. Es el énfasis correcto en los grados de existencia: las cuerdas naturales de las leyes del cosmos. Es algo que crece sobre las ruinas de la experiencia humana. No hay éxito sin primeros intentos: todas las ideologías pasadas contenían algo que causó su fracaso.


La Cuarta Teoría Política es el proyecto de los mejores aspectos del orden divino que pueden manifestarse en nuestro mundo: del liberalismo tomamos la idea de democracia (pero no en su significado moderno) y libertad en el sentido evoliano; del comunismo aceptamos la idea de solidaridad, el anticapitalismo, el antiindividualismo y la idea del colectivismo; del fascismo tomamos el concepto de jerarquía vertical y voluntad de poder: el códice heroico del guerrero indoeuropeo.


Todas estas ideologías pasadas padecían graves deficiencias: la democracia, con el agregado del liberalismo, se convirtió en tiranía (el peor régimen estatal según Platón), el comunismo defendió el mundo tecnocéntrico sin tradiciones ni orígenes, y el fascismo siguió una orientación geopolítica equivocada, sus racismo era Occidental, moderno, liberal y antitradicional.


La Cuarta Teoría Política es la transgresión global de estos defectos: el diseño final de la historia futura (abierta). Es la única manera de defender la verdad. Para nosotros, la verdad es el mundo multipolar, la floreciente variedad de diferentes culturas y tradiciones.

Estamos en contra del racismo, en contra del racismo cultural y estratégico de la civilización moderna occidental de Estados Unidos, que ha sido perfectamente descrito por el profesor John M. Hobson en The Eurocentric Conception of World Politics. El racismo estructural (abierto o subliminal) destruye la encantadora complejidad de las sociedades humanas.


¿Encuentra algún desafío especial como mujer joven y activista en esta época?


Esta guerra espiritual contra el mundo (post)moderno me da la fuerza para vivir. Sé que estoy luchando contra la hegemonía del mal por la verdad de la Tradición eterna. Ahora está oscurecido, pero no esta todo completamente perdido. Sin tradición eterna nada podría existir.


Pienso que cualquier género y época tiene sus formas de acceder a la Tradición y sus maneras de desafiar la Modernidad. Mi práctica existencial es abdicar de la mayoría de los valores de la juventud globalista. Creo que debemos ser diferentes de esa basura. No creo en nada moderno. La modernidad siempre está mal.


Considero el amor como una forma de iniciación y realización espiritual. Y la familia debe ser la unión de personas espiritualmente similares.


Además de tu papá, obviamente, ¿a que otros autores recomendarías a los jóvenes militantes que deseen aprender esas ideas?


Recomiendo familiarizarse con los libros de René Guénon, Julius Evola, Jean Parvulesco, Henry Corbin, Claudio Mutti, Sheikh Imran Nazar Hosein (en relación al Tradicionalismo); Platón, Proclo, Schelling, Nietzsche, Martin Heidegger, E. Cioran (en relación a la filosofía); Carl Schmitt, Alain de Benoist y Alain Soral (en relación a la política); John M. Hobson y Fabio Petito (para Relaciones Internacionales); y Gilbert Durand, Georges Dumézil (a los interesados en sociología). Este es el “kit de inicio” básico de lecturas para nuestra revolución intelectual y política.


Has pasado un tiempo viviendo en Europa Occidental. ¿Cómo compararís el estado de Occidente con el de Oriente, después de haberlo experimentado de primera mano?


De hecho, antes de mi llegada a Europa, pensaba que esta civilización estaba absolutamente muerta y que allí no sería posible ninguna revuelta. Comparé la Europa liberal moderna con un pantano sin posibilidad de protestar contra la hegemonía del liberalismo.


Al leer la prensa extranjera europea, ver artículos con títulos como “Putin – el Satán de Rusia”, “La vida de lujo del pobre presidente Putin”, “Pussy Riot, los grandes mártires de la Rusia podrida". Pero después de un tiempo encontré algunos grupos y movimientos políticos antiglobalistas en Francia, como Égalité et Réconciliation, Engarda, Fils de France, etc., y todo cambió.


Los pantanos de Europa se han transformado en algo más con la posibilidad oculta de una revuelta. He encontrado la “otra Europa”, el imperio oculto “alternativo”, el polo geopolítico secreto. El verdadero secreto de Europa debería despertarse para luchar y destruir a su doble liberal.


Ahora estoy absolutamente segura de que hay dos Europas completamente diferentes: la Europa atlantista liberal decadente y la Europa alternativa, que es antiglobalista, antiliberal y orientada a Eurasia.


Guénon escribió en La crisis del mundo moderno que debemos distinguir entre ser antimoderno y antioccidental. Estar en contra de la modernidad es ayudar a Occidente en su lucha contra la Modernidad, que se construye sobre códigos liberales. Europa tiene su propia cultura fundamental (recomiendo el libro de Alain de Benoist, Las tradiciones de Europa). Encontré esta otra Europa alternativa, secreta, poderosa, tradicionalista, y puse mis esperanzas en sus guardianes secretos.


Organizamos con Égalité et Réconciliation una conferencia en Burdeos en octubre de 2012 con Alexander Dugin y Christian Bouchet en una sala enorme, pero no había lugar para todos los voluntarios que querían ver esta conferencia. Esto demostró que algo está empezando a moverse…


En cuanto a mis opiniones sobre Rusia, he comentado que la mayor parte de los europeos no confía en la información de los medios de comunicación y el interés en Rusia está creciendo, como se puede comprobar al aprender ruso, ver películas soviéticas y cuántos europeos entienden que los medios europeos están totalmente influenciados por el Leviatán hegemónico, la máquina liberal globalista de mentiras. De modo que las semillas de la protesta están en el suelo. Con el tiempo crecerán y destruirán la "sociedad del espectáculo".


¿Tiene algún mensaje para sus amigos y camaradas en América del Norte?


¡Realmente no puedo evitar admirar su intenso trabajo revolucionario! La forma en que se trabaja –en los medios de comunicación– es la forma de matar al enemigo “con su propio veneno”, utilizando la estrategia de la guerra en red. Evola habló de ello en su excelente libro Cabalgar el tigre.


Uomo diferenzziato (“el hombre diferenciado”) es alguien que reside en el centro de la civilización moderna pero no la acepta en el imperio interior de su alma heroica. Puede utilizar los medios y las armas de la Modernidad para infligir una herida mortal al reino de la totalidad y sus golems.


Puedo entender que la situación actual en los EE.UU. sea difícil de soportar. Es el centro del infierno, pero como escribió Hölderlin, el héroe debe arrojarse al abismo, al corazón de la noche y así conquistar la oscuridad.


¿Algún pensamiento final que le gustaría compartir?


Al estudiar en la Facultad de Filosofía y trabajar sobre Platón y el neoplatonismo, puedo observar que la política no es más que la manifestación de los principios metafísicos básicos que se encuentran en la base del ser. Al librar una guerra política por la Cuarta Teoría Política, también estamos estableciendo el orden metafísico, manifestándolo en el mundo material. Nuestra lucha no es sólo por el estado humano ideal: también es una guerra santa por restablecer la ontología correcta.

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