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  • Mario Scorzelli

Voz Planetaria: ¿Qué es el arte contemporáneo?


El 24 de mayo de 1980 era un día cualquiera. La asamblea del partido se desarrollaba con total normalidad, mientras se debatían temas triviales como si se tratara de una reunión de consorcio. Había bizcochitos de grasa y se tomaba mate respetando la ronda, hasta que una pequeña camarada de cuatro años alzó su voz para preguntarle al dirigente "¿Qué es el arte contemporáneo?"(1) Esa pregunta fastidiosa nunca en la historia había sido pronunciada con tanta ternura. Aunque quizás no era el momento ideal para hablar de las relaciones entre el marxismo y el arte contemporáneo, el viejo dirigente entendió que se encontraba frente a un deseo genuino de escuchar la respuesta y, tal vez, esa sería su última oportunidad. 


Con el correr de los años, las ideas revolucionarias de J Posadas se volvieron cada vez menos “realistas”, sus planes de alianzas comunistas intergalácticas, la opción de una guerra nuclear preventiva contra el capitalismo y el futuro de una civilización en la que lxs humanos y lxs delfines se integren en armonía resultaban cosas demasiado delirantes para sus camaradas, que poco a poco se alejaron de él para recordarlo con cariño como alguien que simplemente se volvió loco. 


Así lo recuerda Jorge Altamira, que nos advierte: “Hay un elemento en la política que lleva al delirio. El arte ahí es ver qué contradicciones insuperables llevaron a un tipo a este nivel. La clave para ver lo de Posadas es ver cual es la simiente que lo lleva a esta locura.”(2) pero… ¿es esto lo mejor que podemos hacer? ¿Recordarlo como un loco en lugar de admitir la posibilidad de que hayamos sido nosotros quienes simplemente perdimos la imaginación? Frente a opiniones como esa, la curiosa camarada de cuatro años parece la mejor interlocutora que puede tener un revolucionario. Si le damos la razón a Altamira y reconocemos que hay un elemento en la política que lleva al delirio… ¿no sería mejor seguirlo? de esa manera, las supuestas contradicciones de las que nos hablan tal vez no sean tan insuperables como pensamos. 


Pero, volvamos a la pregunta de nuestra tierna camarada ¿Qué es el arte contemporáneo? En la respuesta de J Posadas encontramos muchas afirmaciones sobre el arte, pero hay una especialmente interesante: “el arte forma parte de la estructura en la construcción del pensamiento revolucionario”. Es decir que no estamos hablando de meros reflejos de los modos de producción dominantes como el marxismo ortodoxo ha venido diciendo, sino de algo más importante: la capacidad de proyectar y construir un futuro mejor.  


También hay muchas cosas que nuestro referente revolucionario dice sobre lo contemporáneo, pero hay una que es particularmente desesperanzadora “todos los pintores están de acuerdo en que hay que cambiar la sociedad pero la falta de dirección, de vida política, no les permite a los artistas contemporáneos comprender las etapas de la historia humana (...) no es que el artista (contemporáneo) no vea lo que viene es que no quiere ir a la creación del mañana.” 


Al parecer, el arte contemporáneo sería algo así como un calendario con sus casilleros vacíos pero prefigurados que se pueden llenar con cualquier cosa pero que no se pueden cambiar, como si su función básica fuera cancelar cualquier posibilidad de ordenar otra visión del futuro. Dicho de esa manera, el arte contemporáneo sería una contradicción, algo así como la incomprensión mutua entre una fuerza revolucionaria y una historia que se resiste al cambio. Pero, más allá de las oscuras respuestas de J Posadas, que nos generan aún más incertidumbre, las preguntas sobre el arte contemporáneo siguen dando vueltas en textos curatoriales y en ensayos filosóficos para trazar caminos que se bifurcan al infinito, sin conducir a ningún lugar. Así, casi sin darnos cuenta, esa pregunta fue creciendo hasta convertirse en un trauma de dimensiones cósmicas. Los años 80 y los 90 se irían alejando lentamente hasta parecer constelaciones distantes. Las pinturas, las esculturas y en alguna medida toda nuestra vida, incluso el trabajo y la propiedad, dejaron de ser lo que alguna vez fueron. 


En este punto, nuestra pequeña camarada quizás se encuentre algo perdida después de tantos divagues, pero hay algo que me parece importante decir con claridad: aunque parezca que estamos perdidos en el cosmos, nunca estamos del todo perdidos. El arte es una voz planetaria que podemos escuchar en cualquier momento y en cualquier lugar. Por ejemplo en la ciudad de Olavarría, en la muestra de José María Giudici titulada “El Carrito de Oro”.


(1) J. Posadas. El arte contemporáneo y el desarrollo social revolucionario de la historia. (1980)

(2) J. Posadas - Un fantasma recorre el cosmos (2020). Dirección e investigación: Pablo Klappenbach


imagen: obra de José María Giudici en su exhibición "El carrito de oro" en el Centro Cultural San José de Olavarría. Fotografía de Juan Manuel Cabral



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