Batato es de todos
Paseando por la paquetísima Recoleta de señoras bien y putos decorados, fui a visitar la muestra “Batato Barea. Historietas obvias y otros numeritos”, en el pequeño espacio de la galería de arte Cosmocosa. Bajo la curaduría de Seedy Gonzalez la muestra indaga en la poesía de ese personaje ícono de los años ochenta: Batato, referente del clown-travesti por excelencia y dueño de una poesía con la que es tan fácil reconocerse que asusta.
A Batato no tuve la oportunidad de conocerlo, por una cuestión de tiempos vividos (yo soy una pendeja). Pero en mis comienzos como drag queen he tenido la posibilidad de conocer a grandes artistas que en cada reunión o charla lo nombraban y me generaron una curiosidad por él. Con los años se han editado libros y documentales (me leí y me vi todos, obvio), pero creo que hasta que no visité esta muestra, no había llegado nunca a conectarme directamente con Batato. Nunca había podido sentir su esencia y en esta oportunidad pude emocionarme con Araca, ese hermoso personaje con formita de cerradura que tantas cosas se cuestiona y tan solo se contesta. Preguntas e inquietudes que todos tenemos y que es preferible responder desde nuestra soledad, la soledad que todos debemos experimentar en el tránsito por esta vida. “Como un niño sepultado entre escombros, alguien llora en el fondo de nosotros…”
La muestra es única, me encantó: el paseo por el barrio top de la ciudad valió la pena. La vulgar de mi compañera de oficina Guillermina lee esto mientras escribo, me sorprende que sepa leer más allá de la letra eme. Me pide que la lleve, pero creo que no sabría apreciar nada de lo que se expone… además de que se puede mechear alguna de las obras. Muero de vergüenza.
No hay con que darle: el legado de Batato es enorme, trasciende fronteras tanto físicas como generacionales y emocionales. Una vez que sentí a Batato, logré entenderlo. Aunque no hay mucho que pensar o entender, hay que dejarse llevar y sentir, algo que este artista siempre me invitó a hacer.