Sexo y sueño
Cualquier estudiante de psicoanálisis sabe que la sexualidad y el inconsciente están relacionados. Y si leyó la interpretación de los sueños de Freud también sabe que éstos no sólo son una realización alucinatoria de deseos sino también una puerta de acceso al inconsciente. Hace pocos días se conoció el caso del anestesista que golpeó brutalmente a una mujer de 20 años. Se lo acusa de violencia de género. Él se defiende con el argumento de que estaba inconsciente porque había fumado crack durante 5 horas. A los pocos días una modelo denunció al anestesista de haber sido violada después de haber sido sedada. No contamos con el expediente judicial ni con el peritaje para condenarlo. Si hay que arrestarlo o internarlo en una clínica psiquiátrica. Lo que si podemos pensar son las relaciones entre la anestesia y la sexualidad. El anestesista podría ser alguien que padece un caso de somnofilia, es decir, que se siente sexualmente atraído por personas que están en estado inconsciente. Es el fetichismo sexual del sleeping princess or beauty syndrome.
Del otro lado, también existe los sueños sexuales en los casos de aplicación de anestesia. El primer caso denunciado como abuso sexual fue durante la aplicación de éter por un dentista en París en 1847. El médico fue acusado de abusar de dos niñas. Se sostuvo que era un caso de fantasías sexuales inducidas por la droga. A solo un año de la primera aplicación de anestesia en Boston ya se sabía que las alucinaciones ocurrían con el éter. Quizás el lector de Jennifer conozca los efectos del éter a través de los textos de algunos poetas malditos franceses. Pero en este caso nos basamos en reportes médicos. A pesar de la presunta inocencia del dentista, el tribunal determinó que había ocurrido una agresión sexual y fue condenado condenado a prisión. Es frecuente la ensoñación sexual durante el uso de la anestesia. Particularmente en la etapa de recuperación de la aplicación. Si bien hemos mencionado un caso del siglo XIX algunos fármacos de uso actual son el Óxido Nitroso, la Benzodiazepinas y el Propofol que igual que el éter inducen sueños sexuales. Finalmente sugerimos al lector que si quiere realizar estas prácticas sexuales que sea siempre con consenso de las dos partes. Por las dudas firme un contrato de mutuo acuerdo particularmente cuando práctica sexo en la delgada línea de la indistinción entre el sueño y la vigilia, además que una de las partes esté inconsciente y vulnerable.