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Cristina Pérez Cochrane

Con oraciones largas y manitos cortas


El machismo es como esos lentes coloreados que se usan en la escuela para explicar teoría del color. Con los lentes del machismo puestos, todo lo que es machista no se ve. Cuando se critica a quienes los usan, se rehúsan antes que nada a sacarse los lentes.

La principal novedad de la "escritura crítica sobre cine" (¡pomposo!) es un grupúsculo de sexistas que escriben frases como "A mí Tarantino me la pone dura" y se creen ingeniosos mientras ansían que el cine argentino se deje de frivolidades cultas y tome a Dario Argento como modelo. Se trata de un blog: hacerselacritica.com, que además de comentar estrenos se permite cada tanto la crítica institucional barrigona de comedor de asado, peleas estériles por espacios de poder en los que a estos jóvenes orangutanes les gustaría ver flamear la bandera de un cine bien macho. Lo que hacen estos muchachos además de entrevistar una y otra vez a José Campusano y llenarlo de flores (un extraño bromance) es describir sus sensaciones al mirar una película, con la indulgencia masculina que nuestra castigada opinión pública ya reconoce en revistas como Paco y afines. Si se les para o no se les para, si tienen que detener la película en la mitad o se distraen porque una chica les manda un whatsapp son algunas de las cosas que nos informan en su crónica monotemática de la principal actividad masculina realizada con una sola mano mientras con la otra mano sostienen el frente en la lucha por el gran destino del cine.

Los muchachos a veces se escupen entre ellos como guanacos por el rol de macho alfa, de Crítico Principal y mandamás de las ideas estéticas: guerras por el canon o si una película de Mariano Llinás es mejor que una de Alejo Moguillansky (que igual son dos boludos frívolos mediocres, etc) o temas como la relación del cine con la historia y otros asuntos importantes para dilucidar a través de una verborragia siempre "esclarecedora" y necesaria para enaltecer su narcisismo de tipejos insignifiantes que se sienten con algo de poder cuando las alumnas de la ENERC comentan alguna de sus notas.

Pero en el escritorio barato con posters de películas en las paredes estilo club de caballeros desde el que "se hacen la crítica" hay también algunos nombres de mujer. Mujeres que cumplen y no levantan polvareda: son sus primeras víctimas antes incluso que sus lectorxs. Para las mujeres comentar un estrenito o llevar el grabador a una entrevista y punto: las "grandes firmas" de estos payasos, las columnas grandilocuentes, las palabras que "dicen las cosas como son" son todas de ellos incluso si su prosa al lado de firmas como Silvia Schwarzbock tiene el nivel de un energúmeno en edad escolar muy ocupado con sus manitos cortas.

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