Dior, Galliano, Awada
Cuenta la trillada leyenda que Christian Dior, el famoso diseñador que aun después de su muerte sigue influyendo no solo a la casa homónima y sus sucesores como Raf Simons o John Galliano sino al total de los diseñadores, frente a la pregunta ¿a qué reina le gusto mas vestir?, respondió: “la única reina que vestí fue a Eva Perón”.
Las reinas populares de todos los tiempos nos miran desde el valhalla y nos dicen que no hay excusa para estar mal vestida, por que las manos de los ángeles costureros pueden tocar las puertas de cualquier reina, hasta aquellas que defienden con su amor a los despreciados por los paraísos textiles: los descamisados, los grasitas, los marginales.
Es cierto que el mundo de la moda y la industria de la belleza en general son excluyentes, pero ¿que no es excluyente?
Me acuerdo de esa señora que hacia borcegos de cuero para mis amigas punk, que se había formado en fabricas donde trabajaba como voluntaria para aprender y así poder hacerse sus propias botas para ir los fines de semana a la bailanta.
Y también existen las ferias americanas, los tutoriales de youtube y las maquinas de coser. Ya no hace falta tener sangre azul, estar mas cerca de dios, ser un faraón o infiltrarse entre la aristocracia sino vestirse queriendo hacerlo y en el caso de una figura que encarna el poder desde algún lugar, representar con vigor el esplendor de su nación.
Quizás es cierto que habría que bajar las banderas de los estados y hacer un ultimo vestido con todo ese traperio para después prenderlo fuego. Pero hasta que no suceda, estamos en medio de una guerra mundial por la elegancia, al estilo Paris is burning: practicá tus movimientos, confiá en vos misma, be fierce y el premio es tuyo.
Por eso provoca un dolor tan grande leer encabezados como “Juliana Awada y Letizia Ortiz volvieron a apostar por el 'chic sin esfuerzo“ publicado en Infobae.com, refiriéndose a la aparición de las señoras en la feria de arte contemporáneo Arco Madrid. Porque sinceramente ¿qué sentido tiene presentarte a un evento internacional de arte, para pasearse con la corona española AKA genocidas colonizadores, luego de que tu marido haya encarcelado a la dirigente de una agrupación indígena? Y con un vestido estilo institutriz de escuela rural del inframundo, de la marca que más roba diseños después de Maria Cher, a saber Ménage à Trois, que en esta oportunidad pareciera querer ser Gucci, please bitch puede que tus zapatos sean originales pero no salvan el outfit. Una primera dama que tira para abajo, que lleva prendas que están en juicio por plagio, que desperdicia en zapatos caros que no brillan no es una reina, meamor. Perla Mux es una reina, Aimé Paine es una reina, Olga Cossettini es una reina. Y si pudiera hacer predicciones esotéricas sobre el devenir de la Argentina a través del vestido de la primera dama, el futuro es oscuro como un taller clandestino donde los sueños y las espaldas de niños y mujeres explotados se quiebran para abastecer las necesidades de la clase media aspiracional, los caminos se cierran y la voluntad desaparece como el esfuerzo de Awada, que deprimida no puede elegir un vestido mas lindo y decente porque el peso de tener un pueblo en su contra nubla su gusto y deseo erótico de sentirse bella. Todo tiene un precio, pero si algo nos enseñó Chichi DeVayne, la cheap queen de la ultima temporada de la DragRace, es que si tu alma es noble y feroz no importa que tan cara sea tu ropa, podes dejarlos a todos gagging hasta la locura.