Chicas punk
Las artistas mujeres de la muestra "Ilustres desconocidas" (que puede verse en el Museo Provincial de Bellas Artes, Emilio Petorutti de La Plata) fueron, a mi entender, proto-punks. Muchas de ellas habrán tenido que enfrentarse a diversos prejuicios y negativas para poder salirse con la suya y dedicarse a producir, ser sujetas y no objetas, a desviar los designios establecidos por la sociedad de aquel entonces.
Me las imagino caminando con seguridad en sus tacos y sus pinceles o cinceles en la mano, atravesando un salón o taller de algún artista varón, siendo observadas por los grupos masculinos y los "grandes genios". Al pintar, grabar o esculpir, algo de esa furia y rebeldía dejaría su rastro. En la obra "Interior" de Petrona Viera (1925), dos chicas de corte carré alternativo y pelo que parece teñido de violeta, se asemejan a integrantes de alguna banda riot grrrl.
Estas artistas, como Alicia Orlandi, Leonor Vasena, Leonor Fini, Elina Querel, o María Carmen Portela, entre otras han quedado invisibles con el paso del tiempo, artistas que quizás dedicaron su vida entera a producir vastamente, con calidad, pero fueron sus contemporáneos varones los que se llevaron los laureles de la historia del arte local e internacional.
Fueron gestoras, productoras, agitadoras culturales. Tal es el caso de de Ernestina Rivademar, clave para el Museo platense. Ella dirigía la institución y se ocupaba de gestionar las donaciones y adquisiciones. Gracias a su labor, más artistas femeninas se incluyeron en la colección. Era realizadora cinematográfica e intervino en la realización del film "La Ilustre Desconocida", de aquí el nombre de la exposición.
Acceder a la formación artística era difícil para ellas, se les asignaba géneros pictóricos menores. Eran, en realidad, marginales, rechazadas, a veces sin dinero ni apoyo del entorno, y seguramente, padecerían el acoso pajero de los hombres del ambiente o se tendrían que bancar los celos de maridos artistas famosos, como era el caso de Lía Correa Morales.
Los espacios privados y cotidianos eran el entorno en los que se desarrollaban, en contraposición al ámbito público y social en el que se movían los hombres. De esto derivan las pinturas de naturalezas muertas o bodegones, como lo muestra la pintura de Isabel Roca de Larrañaga. Esta obra representa una naturaleza muerta salvaje, asfixiante, sangrienta, de paleta oscura, los animales cuelgan muertos, un conejo y un ave. ¿Se trata de un autorretrato de Isabel?. La materia de la pintura es áspera y sólida, y también suave. Los animales yacen muertos y pienso en dos mujeres muertas, femicidios. Una sociedad cultural heteropatriarcal que anula a una mujer por el hecho de ser mujer, para controlarla, para que no pueda brillar ni ser libre. Pienso en estas artistas mujeres que de alguna u otra manera, fueron borradas, escondidas o desvalorizadas. Pienso, entonces, que en nuestra historia del arte también hubieron femicidios.
De todas formas, las obras de estas artistas han permanecido en el tiempo y no han muerto. Ellas tomaron sus herramientas de trabajo como armas, eran mujeres armadas. Como se ve en el autorretrato de Dora Cifone, imagen central en la muestra, el gesto de la artista que agarra con firmeza su paleta y pincel, pelo corto y mirada penetrante parece decir: no podrán con nosotras.