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  • Ana Sejmet

Moda aceleracionista



Hay un cambio, en apariencia menor y banal, que está convergiendo en la neoargentina pseudolibertaria. De manera indirecta, se está gestando un cambio en la moda que nos permitirá reconocer, con solo un vistazo, las profunda transformación económica y cultural que despierta el nuevo modelo de gobierno.


Mucha gente puede llegar a confundir la aceleración de la moda con el simple hecho de conseguir ropa barata. Pero, en este caso no se trata de un fenómeno al que ya estamos muy familiarizados y podemos experimentar a diario si frecuentamos La Salada, Once o el barrio de Flores. No estamos hablando solo de la ropa barata y de los trabajadores involucrados en su producción que a menudo no suelen ganar lo suficiente como para vivir en una Argentina que se ha vuelto carísima. La moda aceleracionista es una subcategoría distinta de ropa barata. Se trata de las empresas que se ocupan de traer los looks más modernos y de moda lo más rápido posible. De ahí el término "moda aceleracionista".


La historia de la moda dice así: antes del siglo XIX, la mayor parte de la ropa era confeccionada por mujeres en el hogar o por un sastre. Ese trabajo se limitaba en gran medida a la confección de ropa de trabajo como la que usaban lxs trabajadores y lxs esclavxs. En esos primeros días de la moda, la confección y la calidad de la ropa era bastante pobre, especialmente en comparación con la ropa hecha a medida. Con el tiempo y gracias al análisis de datos, la fabricación de productos confeccionados mejoró rápidamente. El primer gran salto se produjo cuando los ejércitos proporcionaron a las fábricas la información sobre las medidas de los soldados alistados (tamaño del pecho, tamaño del cuello, longitud de los brazos, etc.) y, de esa manera, se comenzó a confeccionar ropa que se adaptaba principalmente a la persona promedio. La producción de ropa pasó de ser una prenda hecha para una persona específica a múltiples prendas hechas para las masas. Esto creó un nuevo modelo de negocio, o una nuevo ontología de la moda aceleracionista,


Durante gran parte del siglo XX, la producción de ropa fue así: A un diseñador se le ocurría una idea, creaba muestras, las llevaba a una feria comercial y mostraba la colección a los compradores de la tienda, quienes luego hacían pedidos. Estos pedidos entrarían en producción y, unos seis meses después, aparecerían en las tiendas. Entonces algo sucedió en los años 1980. Ante una dura competencia e importaciones baratas, las empresas estadounidenses desarrollaron algo llamado "sistema de respuesta rápida". En este nuevo modelo, un local sólo tendría en stock un número limitado de artículos de cada estilo de ropa. Si a esos artículos les fue bien durante la temporada, se reabastecerían rápidamente. Esto es diferente del sistema antiguo, donde ibas a una feria, comprabas un montón de cosas y luego las vendías seis meses después, manteniendo pautas más estrictas sobre el suministro, la fabricación y el inventario; limitando el riesgo y con una rápida respuesta a la demanda.


Este cambio requiere tecnología digital, nuevos sistemas de inventario y un control más estricto sobre la cadena de suministro de fabricación. Posteriormente, el sistema fue perfeccionado por empresas como Shein.


Este es el comienzo de la moda aceleracionista que consiste en responder rápidamente a las tendencias del mercado y satisfacer la demanda con ropa barata. Para llevar esto adelante requiere sistemas de gestión de inventario y cadena de suministro muy específicas. En el nuevo sistema, una marca de moda aceleracionista mira la pasarela, copia el look y está en las tiendas tal vez una semana después, incluso antes de la colección del diseñador.


El verdadero problema de la moda aceleracionista es que acelera el ciclo de las tendencias y la repentina ubicuidad de los diseños implica que pierdan originalidad y luego nadie más quiere usarlos. Un proceso iniciado para satisfacer la demanda global termina rápidamente sin tener ningún destino. Mientras que las remeras lisas de once todavía son capaces de despertar las últimas fantasías de los emprendedores capitalistas y la utopía comunista de una empleada comunista que las utiliza desde hace al menos 15 años, la moda aceleracionista avanza en dirección a nuestra extinción.


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