¿Sos vos?
Puse la lechuga abajo del chorro de agua fría en la pileta de la cocina. Le digo pileta, creo que otros le dicen lavabo. Desmenucé y desparramé cada hoja en un bowl transparente para ver las irregularidades desde abajo cuando lo levanto y desde el costado cuando lo apoyo. "Sí, con esto estamos bien", pensé. Y lo hice en el plural mayestático con el que me gusta hablar aunque la ensalada fuese solo para mí.
El otro día fue el cumple de la reina de Inglaterra. 91 años. Salí a festejarlo por Londres con Juana.
Juana es una amiga a la que le recomendé la película de Martín Rejtman que a mí me recomendó otra amiga que se llama Lucía.
Lucía ayer compartió bar con Martín. Se pidieron el mismo jugo (seguro ella lo vio y como quien mira a su ídolo siguió sus pasos, pidió el mismo jugo, lo saludó, capaz le dijo algo como “Silvia Prieto marcó mi vida por siempre”).
La película que le recomendé a Juana es Silvia Prieto. “Es mi preferida desde hace muy poco” le dije, “entra en el top 4” le insistí. Después le dije: “en el top de 4, aunque sólo hay 2 películas de 4 porque una vez que las elijo no hay vuelta atrás, queda así por siempre así que quiero guardarme dos lugares para el futuro”. Para terminar le expliqué: “es difícil de entender, lo sé, pero le da un sentido más real y analógico a esta era de la virtualidad”.
Hace unos días fui a ver la performance de Sophie Jung en Kunstraum, acá en Londres.
Silvia Prieto usaba un mameluco amarillo como uniforme de trabajo. Sophie Jung también usó uno en la perfo, pero de terciopelo y sin mangas, más del tipo elegante sport. Son parecidas Sophie y Silvia, las dos con la S de Silvia y de Suller.
En la perfo saqué fotos, Sophie salió en el centro, parada, sentada, mientras leía o cantaba o hacía de las suyas, no le interesaba terminar las oraciones, las dejaba inconclusas, cambiaba de tema. Le mandé la misma foto a dos amigos, “no la veo bien, ¿sos vos?” me escribió uno, el otro me dijo lo mismo. Sophie usa el pelo corto así como yo por arriba de los hombros, es de color castaño, no como las de cajú pero como un marrón muy amarronado.
En la perfo eramos pocos, llegamos puntuales. Después se llenó y muchos se quedaron sin turno. Duró como 40min. A los 16min entró un gato negro con cara de oso que después vi en el Instagram de Sophie, es su mascota. Yo pensé que era una improvisación in situ como si el gato fuese del vecino y sin querer se metió a ser parte de la perfo, a mirarla y distraernos y ser el punto focal para que la miremos solo a ella. Definitivamente era gata, lo vi en los rasgos de su cara.
A la ensalada le agregué tomate. Lavar y cortar el tomate es aburrido. Aburrida es la ensalada básica que me armé. A veces corto una cebolla que después paso por agua para evitar el mal aliento.
En la perfo, Sophie me pidió que dé vuelta unas piedras negras. Cuando lo hice se pusieron plateadas. Instante posterior, leyó algunas palabras del celular, conversaciones en las que no había una conversación, hizo karaoke, ensayó a capella, dijo que practicó dos días un sonido, parecía el de un buque y después se transformó en un maullido de vaca. Nos reímos en voz alta. A cada cosa que hacía preguntaba, pedía aprobación de lo que movía de lugar. Poca respuesta, mucho cuerpo incómodo y tenso.
En mi cartera siempre llevo uno o dos perfumes de hombre. A veces los uso. Creo que si un chico me oliese pensaría que ese olor es suyo, se reafirmaría más en sí mismo, levantaría su autoestima. “¿De qué es ese olor tan fuerte? ¿sos vos?” me preguntó ayer mi vecino. Le dije que no, que seguro era el vecino nuevo de abajo que además tiene un gato que es negro y con cara de oso.