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Lino Divas

Residencia en Marte

Una residencia en Marte es la posibilidad de crear un espacio sin espacio, de fundar una descolonia y jugar sapito con asteroides

La escuela flotando en el valle, nuestra base, fue el reservorio de imaginación en un paisaje terraformado y nuestras caminatas cósmicas la posibilidad de reinventarnos y bautizarnos transitoriamente con otros nombres, aunque sepamos en el fondo que el planeta no se puede negar.

Descubrimos que sí había agua y que un canal no solo comunica, tuvimos que aprender a tirarnos del puente y nadar contra la corriente, así como las pirañas del río Amazonas rapean en orquestas sinfónicas subacuáticas.

Puedo decir que en Marte se puede improvisar una parrilla en un cráter, pese a que la carnicería más próxima en esta época del año está a 59 millones de kilómetros, y que fue necesario dividirse en grupos para rememorar los mejores sabores del planeta, nuestra única preocupación fue la de no exceder los presupuestos de la agencia, y que no nos falte la Interlagos© Cola para mezclar con el fernet.

En Marte también hubo mucho tiempo para hacernos preguntas:

¿Qué pasaría con nuestro cancionero si descubrimos que hay dos lunitas y no una?

¿Qué tipo de chamamé sonora en estos áridos contornos?

¿Qué nuevas cumbias románticas surgirán?

¿Qué mitologías y santos produciría este otro planeta?

¿Habrá también aquí altares para el gauchito gil?

¿Qué nuevo tipo de secta tendríamos que inventar para olvidar el confinamiento en un hábitat hostil?

¿En qué momento dejamos de extrañar la tierra?

¿Que nuevos deportes habría que inventar ?... Por lo pronto nos conformamos con imaginar que dos rocas a un metro de distancia son un arco y que eso ya nos habilitaba a jugar un picadito.

Entre naves destartaladas entendimos que el planeta dejó de ser hace mucho una frontera, los mapas políticos pierden sentido, a esta distancia no podemos saber cuando empieza Argentina y donde termina Brasil.

Que necios aquellos que decidieron llamarlo desierto para que creamos que nada había, aquí hay tanto por nombrar que dimos gracias al portuñol por ser tan útil soporte.

Nuestras misiones nos enfrentaron a cielos estrellados y tormentosos. Los que ya no están descansan debajo de la mediasombras, mientras la sagrada virgen de rostro terrateniente nos divisaba desde la altura.

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