Estilo nuevo terror eterno
La novedad, el terror, la eternidad y el estilo, mencionados en el título de la exhibición de Madanes, son referencias descaradas al exceso que, irónicamente, parece encontrar un lugar de supervivencia incrustado en conservadoras mercancías de élite. Las pinturas aparentan estar respaldadas por "el mercado del arte", una ingeniería tan resistente como las antiguas columnas dóricas que en un momento sirvieron para preservar el orden y hoy lucen su inutilidad hasta el punto de convertirse en símbolos decorativos de nuestra obsolescencia.
Las teorías especulativas se han encargado de juzgar el arte como si fuera un asalto al cielo. Para ellas, las obras son secuestros de algo idealmente hermoso que cuando se convierte en materia se degenera. Tendríamos que ser más agradecidos con las pinturas porque realizan ese sacrificio para permitirnos acceder a una verdad privilegiada. Esas obras llegan al punto de mezclarse y retorcerse en nuestros ojos hasta hacer aparecer ángeles perdidos en el tiempo y aliens viajeros del espacio que vienen con la misión de quebrar la línea del horizonte y tirar abajo el cielo. En el fondo, la materia que más se degenera somos nosotros.
Las cosas que hicimos nos acechan, desde los monstruosos rascacielos de Puerto Madero hasta la más pequeña e insignificante obra de arte producida con basura en los 90. Pero hay algo mucho más aterrador: las cosas que nunca hicimos,entre las que se encuentran las pinturas culpables de atormentar a los pintores vagos y preocupados por el éxito, pero también una interminable lista de revoluciones inconclusas. La bandera de la ilustración debería encontrar alguna forma de representar esas cosas.
Quizás las pinturas de Madanes, detrás de unos ojos extraños, se vean así: como los trapos que alentaron nuestras tontas ideas. Esas obras necesitan espectadores más confiables y el terror está ahí para reclamar su propiedad; mientras nos escucha, sin remordimientos, repetir las siguientes palabras como una letanía que se aleja de nosotros: estilo, eterno, nuevo, terror.
Frente a esas obras, las precarias formas arquitectónicas que sostuvieron nuestras ideas ya no tienen ningún poder persuasivo. Con el tiempo el orden se rompe, eso dicen las pinturas que saben mucho más del tiempo y del orden que nosotros. Ellas no necesitan ni columnas ni mercados porque están en ese punto en el que las nubes se tocan con el horizonte y desde allí pueden mirar ajenas las ruinas de nuestras miserias. Veronica Madanes, ESTILO ETERNO NUEVO TERROR, Isla Flotante. del 5 de mayo al 30 de junio