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  • Guadalupe Creche

Bohemia curatorial


Una curaduría sólo de nombres de artistas. Nada de obras. Nada de arte. Es una muestra. En la entrada un cartel de vinilo impreso sobre la pared blanca anuncia el título de la exposición: Palabras que son una cosa y son lo contrario. Debajo, el nombre del curador y el logo de un sponsor, dos, tres.

Pido vino. Pienso en que las palabras no son inocentes y en el rol central de la curaduría en esta exposición. Con mi copa en la mano y la boca aún pintada de rojo entro a la sala. Hay mucha gente. Pocxs artistas. Tengo la sensación de estar en un shopping, tal como en la despampanante reapertura del moderno, hasta que encuentro a un amigo y con su charla se alivia la rareza que me incomoda. Le hablo acerca del arte porteño, él me habla de su rol artista curador porque le da miedo ser más considerado curador y menos artista. Le cuento que estuve releyendo el tao del arte, le cito la parte en la que habla de lo claro y carente de misterio, citamos la muestra en la que estamos. Nos reímos.

Hago una pausa en la charla y salgo a fumar un pucho. Pienso en lo que hay: nombres. De artistas, del lugar, de la muestra, de las cosas. Si en este lugar encontrara algo aún no nombrado haría un gran hallazgo, sería increíble y salvaría la noche, la muestra. Pero no. Examino cada detalle y compruebo que todo ha sido nombrado, mal o bien, por herencia o traducción. Como la palabra curar. Currar. Culiar. Consecuencia del sistema. Saco la libreta de la mochila y reviso la última nota: “su campo de investigación se nutre de más ríos que cualquier río que se nutra de muchos ríos”. Apago el pucho.

Vuelvo a entrar a la sala, ahora hablando conmigo misma. Sí. Pienso que hay un deseo que media y dirige. Hay un canal para atravesar esos ríos. Prefiero ser creativa en la forma de cruzarlo. Escribir y leer como una de las formas de dibujar las posibilidades de una curaduría. Pero no digo escribir un texto para una muestra porque es la fórmula. No. Cada cosa y cada lugar.

Dejo la copa en la mesa y me voy, ya con la boca morada. En la mochila llevo un libro de dibujo que estoy leyendo, sobre el que marqué: Aprendemos mucho fotocopiando con la mano, fotocopiando con la memoria.

La curaduría es el centro de atención. Y pienso que es bueno poder estar en desacuerdo. Y a la vez no. Esto es para creyentes. Un canal mediado por el deseo de lxs artistas, con autorías preexistentes, claro, usando la dialéctica de las obras de arte con las que se trabaja. No es una curaduría invisible, sino más bien, una curaduría creativa que media con el espacio expositivo, el campo de investigación, la obra del artista y el público.

Tres cosas: Lugar, nombres y título, aunque título y nombres parezcan ser lo mismo, no lo son.

Cuando no me importa, ese es el tono para pensar. Son una cosa y son lo contrario. Curadora. Me pregunto cómo sería. Aunque he visto este año exhibiciones colectivas que parecieran ser eso: un staff de nombres en un lugar. Pero no. En estas muestras había obras y artistas, aunque relegados o menos llamativos que el conjunto del título. Releo El tao del arte buscando cosas. Pensando contextos. El arte porteño se rehúsa a recibir este nombre, un poco eso me gusta porque prefiero no clasificar, pero en todo caso, pienso en nombres más apropiados para las cosas.

Curar una muestra es siempre una conversación. Puede orientarse a que la idea curatorial no se vuelva el centro de la atención. Pienso en el consumo: la obra de arte “neutralizada, ineficaz, abstraída, segura y políticamente lobotomizada” pasa a estar “lista para ser consumida por la sociedad. Todo es reducido a forraje visual y mercancía transportable”. No quiero ser curadora bajo esta premisa, menos quiero ser curadora porque la palabra me remite a lo nombrado en este párrafo. También a la enfermedad y a la legalidad. No quiero sostener esto. Y es por esta dificultad del desacuerdo que sigo haciendo lo que hago: trabajar con artistas.

En un intento clasificatorio de la historia de la curaduría se proponen estas categorías: Implícita / Explícita. Purista / Contextual Estilística. Perceptual. Pedagógica. Histórica. Sociológica. Experimental. (buscar cual es el río con más afluentes).

ética de autorías preexistentes, y no la creación de significado sui generis.

Escribir es leer y leer es escribir, dibujar es pensar. Y pensar, nuevamente. Aquí, una curadora se posa en los pensamientos acerca de las artes visuales y propone el error en el título. Qué difícil e increíble es encontrar cosas que aún no hayan sido nombradas, me acuerdo de un cerro que se veía desde el balcón de la habitación de la última casa en la que visité a mi hermana y a mi mamá: muy probablemente ese cerro haya sido nombrado, pero nadie los sabía ni encontré ningún dato en internet, lo cual es notorio. Entonces, mi problema con la curaduría se inicia en el origen de la palabra, más que en el origen de la palabra, en su uso. Quiero cambiar la palabra curaduría por otra que aún no encuentro, aquí quiero pensar un poco sobre eso.

Plantea la autoría múltiple, más relacionada al teatro o al cine.

La autoría secundaria del curador viene a desplazar las autorías primarias de los artistas individuales. En el meollo de la queja de Buren está que el curador-como-auteur conduce a una eliminación de la autonomía artística.

El “hacedor de exposiciones” como encarcelador del significado cultural. Smithson vitupera la galería del cubo blanco que separa al arte del mundo exterior, y la imposición de metafísicas curatoriales. A su modo de ver, ambas conspiran para el consumo: la obra de arte “neutralizada, ineficaz, abstraída, segura y políticamente lobotomizada” pasa a estar “lista para ser consumida por la sociedad. Todo es reducido a forraje visual y mercancía transportable”. La implicación es que la buena curaduría no tomará como dadas las convenciones institucionales (tales como la galería), y será tan entre artista y curador: este último tiene una obligación ética que es considerablemente diferente de la estética de la presentación artística del artista. Lo que está en juego aquí es una conciencia de que los curadores debieran respetar los deseos de los artistas, comunicarse con claridad, y estar accesibles para negociaciones.

Las primeras muestras que curé tenían que ver con cierres de taller de mis alumnos de fotografía. La primer muestra que recuerdo curada en el arte data de xxxxxx y fue curada por xxxxx.

Londres 1851 primera exposición universal

Catálogos de imágenes y narraciones disciplinadas por los mandatos de los circuitos mundializados, con guiones tautológicos y producción de significados ajenos a los contextos mismos de producción.

Sin embargo, el espacio abierto para la acción curatorial ha permitido también el alumbramiento.

La práctica curatorial parece dispuesta a aceptar el desvío de escrituras y narraciones desprejuiciadas.

Me preocupa la cantidad de porno que estoy viendo, y también me preocupa que estoy en bancarrota.

Es como una necesidad de sentirme mal con todo el cuerpo.

Forma: artista / curadorx

Una curaduría sólo de nombres de artistas, nada de obras, nada de arte. Me cuesta hablar de carrera artística, me cuestan muchas palabras más en el arte. Detesto el mainstream pero me atrae. cómo me aleja de eso que genera; el deseo de pertenecer a ese mundo del arte que no existe que se replica de un artista a otrx, de una generación a otra. Producir para circular.

Volviendo a la carrera, pienso directamente en correr hacia una meta. Lo que me encanta de no entender es que me da el poder de acercarme a alguna parte de mí que desconozco, como si reviviera la niñez, exactamente en el momento en que descubría por primera vez algo. Ese algo en el que no hay un valor absoluto es un lugar para organizar una forma de batalla, desde donde la posición de no entender me relaciona con el contexto de una manera de algún tipo inocente, libre de prejuicios.

Significa estar a favor del derecho a decidir.

Una forma de batalla o una forma de infiltrarse.

Qué bueno poder estar en desacuerdo.

Hace días que no puedo curar.

Curaduría figurativa.

¿será el arte argentino una artesanía desesperada?

Cuando no me importa, ese es el tono.

Como las letras de tu sopa.

¿Por qué es tan lindo escribir? Porque es lindo estar con uno mismo.

Quiero hacer una muestra de dibujo.

Miro desde un avión con esa distancia y deformación, entre lo que sabemos que son las cosas y lo que vemos.

La geometría tranquiliza.

El hilo conductor de la exposición es el gusto.

Dormir nos recuerda de qué estamos hechos.

La idea de crisis está devaluada.

Todo el tiempo alguien está enloqueciendo.

Un dibujo es menos que el mundo.

La ropa se saca y se pone.

Crisis planetaria.

Horizontes de pensamiento que provienen de lo indígena.

Mirar es ver, pensar, nacer, crear.

Referentes desde los cuales podamos dialogar desde el pensamiento, generar ideas que sean un poco menos cerradas.

Esquizofrenia social.

Radicalizar la contradicción / Los polos opuestos / Lejos de los ornamentos

Reconocer la diversidad social en la heterogeneidad, sólo fuera del estado se puede pensar en la diversidad como algo deseable.

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