Dificultad con un árbol

Una mujer estaba luchando contra un árbol. El árbol había enfurecido por el ataque
y liberando sus raíces la apartó con dos enormes pies de tierra.
-Qué maldición los sentimientos, comentó el árbol.
Todavía los pájaros piaban en su copa.
-Tené cuidado sorete, te me vas a caer encima, gritó la mujer mientras seguía embistiendo.
El árbol batía sus ramas frondosas. La mujer pateaba, mordía.
-¡Dale sorete, matame! ¡Matame o te mato yo!
Su esposo al oir tal conmoción llegó corriendo, llorando:
-¿Cómo que un árbol perdió la paciencia?
-El hacha, el hacha; alcanzame el hacha, gritó la mujer.
Ahhhh, bramó el árbol. Y arrastrándose con sus largas raíces trenzadas, cojeando rítmicamente como un lobo marino, se desplomó.
-¿No deberíamos hablar de esto? preguntó el esposo.
-"...nnno no noo deberíaamos haablar de deeeessto" lo imitó su esposa, burlándose. -¿Qué pasó? preguntó él elevando la voz.
- Mirá inútil, cuando me veas matando algo, fuera lo que fuere,
tenés que razonar que eso también quiso matarme; entendés?
Pero antes de que su esposo pudiera decidir con cuál movimiento continuar,
el árbol los había atravesado tanto a él como a su esposa.
En la agonía la mujer exclamó:
-¿Ahora lo ves?
-¿Qué...? repuso el esposo. Y luego murió.
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Russel Edson (1973) traducido por Martín Legón.
Imagen de portada: Morir para dar vida. óleo sobre madera. 1965. Calixto Mamaní