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Ana Sejmet

Elon Musk, Dogecoin, la inflación y el sueño anarquista


Soñar con un mundo mejor es un ejercicio muy lindo y sobre todo muy sano, pero no deja de ser solo un sueño.


El anarquismo es un ideal maravilloso pero parece imposible de llevar a la práctica a menos que suceda un evento inesperado para la mayoría de los mortales, algo así como la singularidad de la que hablan los transhumanistas. Un instante fugaz, pero deslumbrante, que tenga el poder de cambiar la historia para siempre.


La teoría dice más o menos esto: Sorpresa! lxs humanxs pasamos a un estado superior de conciencia , parecido quizás a lo que ocurrió cuando dejamos de ser esos animales sin consciencia de la muerte y nos convertirnos en animalitos racionales.


Los transhumanistas creen que la singularidad puede ser inminente y que va a ser el resultado de la fusión entre la inteligencia artificial y la biológica. Pero, mientras navego en internet leyendo noticias inconexas esperando que esto ocurra, comienzo a dudar que realmente pueda ocurrir, por lo menos durante lo que resta de mi vida. Entonces, comienza a parecerme una buena idea optar por vivir en un estado que no sea muy molesto, como esos de los que hablaba Borges.


Elon Musk sueña con viajar a Marte, los ministros de economía con controlar la inflación, algunos adolescentes sueñan con hacerse millonarios comprando Dogecoin. Yo, no estoy segura de que podamos viajar a Marte antes de que me muera, tampoco estoy segura de que los ministros de economía puedan hacer mucho para controlar la inflación y, lamentablemente, dudo que los jóvenes se hagan millonarios comprando Dogecoins. Mi sueño es bastante humilde, yo sueño con un gobierno que no sea muy molesto.


De todas maneras, debería reconocerle a Elon Musk el empeño que pone en su empresa, parece un tipo muy divertido. También, debería reconocer las buenas intenciones de los ministros de economía, aunque parece que siempre se equivocan. Por último, debería reconocer que Dogecoin, esa moneda virtual creada en broma, hoy tiene más valor que el peso argentino.


Sin embargo, yo voy a seguir soñando con un gobierno que no sea muy molesto. Básicamente porque no me gustaría vivir en un lugar en el que el arte sea algo prohibido y la policía tenga que reprimir a un par de personas que se juntan alrededor de unos dibujos. Y si por alguna de esas casualidades un día me despierto con la noticia de que nos vamos todxs a vivir a marte, se detiene la inflación o nos llegamos a fusionar con las máquinas para alcanzar la singularidad, ¡Buenísimo!


En mi modesto sueño anarquista le prestaba especial atención a los hermosos colores de las banderas, a la tela de los uniformes, al diseño de las aduanas y al plastificado de los documentos que se empezaban a desvanecer frente a mis ojos. Quería guardarme algún lindo recuerdo por si dejan de existir en el futuro.

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