Gambito de Dama y el voluntarismo mágico
Gambito de Dama funciona con el modelo de caso de éxito, y está atravesada por la lógica de estas películas onda vintage en donde las mujeres solo pueden destacarse si son las mejores, mejores que las otras mujeres y que todos los hombres: la mejor de todxs. La historia empieza con una nena que aprende a jugar al ajedrez a escondidas en un orfanato. La idea del orfanato puede revestir un sentido especial para toda una generación de argentinos, y especialmente argentinas que crecimos viendo Chiquititas. Estas nenas que vivían en el hogar de huérfanas tenían los mejores jumpers, borcegos onderos y peinados, y vivían las aventuras que todas las púberes y adolescentes de este país deseábamos vivir allá por los 90s. La construcción de los cimientos de nuestra educación sentimental dejada en manos de Cris Morena, qué peligro, sálvese quien pueda.
Otro componente de estas narrativas del caso de éxito es el voluntarismo mágico: la creencia de que dentro de cada individuo está el poder de ser quien quiera ser. Esta idea, tan usada en la literatura de autoayuda, erosiona la posibilidad de la existencia de la conciencia de clase y le da la espalda a la idea de justicia social. (Pero bueno, ya fue la justicia social, a quién le importan esas ideas tan peronchas demodé, no?). El voluntarismo mágico o magical voluntarism, conceptualizado primeramente por el terapeuta David Smail, retomado luego por Mark Fisher, se convirtió en la ideología dominante y la religión no-oficial de la sociedad capitalista contemporánea, y podríamos añadir un pilar conceptual en la comunicación del gobierno anterior (se deben acordar del en todo estás vos). El neoliberalismo es el principal usuario y promotor del voluntarismo mágico porque como le encanta desregular y precarizar, qué mejor que individuos que crean que todo es su culpa, que todas sus trabas son internas y que no están haciendo lo suficiente para que les vaya bien en sus vidas. Fisher investigó la incidencia de semejante responsabilización y sus efectos en la salud mental: la idea de que la voluntad individual puede mágicamente hacer realidad todos nuestros deseos personales permite la privatización del sufrimiento que tan funcional le resulta al sistema, y a lxs guionistas marketineros.
Pero volviendo a Gambito, a Beth, la huérfana devenida jugadora profesional y campeona de ajedrez, no le sale todo bien tampoco, no vayas a creer. Como vos y yo, tiene que luchar contra sus propios fantasmas, obvio. De chiquita se vuelve adicta a los tranquilizantes, que en vez de dormirla o atontarla la llevan a estados de lucidez e hiperproductividad súper beneficiosos para el aprendizaje del juego (mira para arriba y puede ver como un holograma del tablero con el que practica las jugadas) y después se queda medio sola porque los chicos que le gustan la adoran pero son gays o están en otra, y también se vuelve medio alcohólica. En fin, entiendo la idea de balanza karmática que equipara éxito y soledad, porque toda historia fantástica, todo caso de éxito, necesita de un poco de equilibrio para que nosotrxs lxs simples mortales consumidorxs clasemedierxs de un país tercermundista podamos identificarnos. Porque bueno, con algo hay que empatizar.
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