- Bob Lagomarsino
Sobre la confianza
“Si suficientes personas piensan de la misma manera, eso se convierte en una profecía autocumplida.”
Satoshi Nakamoto (2009-01-16 16:03:14 UTC)
La confianza es básicamente una actitud especulativa, una creencia supersticiosa que modela nuestra conducta en relación al —para nosotros— incierto comportamiento del futuro. No es de extrañar que por esa razón se convierta en el patrón de respaldo que garantiza el valor tanto de la economía como de la política. Sin confianza no hay gobiernos ni empresas que prosperen. En esa dirección, la historia de la humanidad podría ser entendida como la relación del tiempo con la confianza, y las crisis no serían otra cosa que la materialización de una fuerte tendencia a la baja. Ahora, al aplicar esta relación a los fenómenos monetarios encontramos una ecuación evidente en la que la tendencia de la cotización de una moneda expresa la relación de confianza que genera su emisor y constituye un índice preciso del destino. Dicho esto, la actual cotización del dólar o los elevados valores del riesgo país son indicadores que nos permiten evaluar de manera preocupante la situación de Argentina, aunque también estimulan la imaginación con soluciones alternativas.
Así es como aparecen en escena las criptomonedas, con su promesa de mitigar el problema de los generales bizantinos, eliminando el doble gasto y los terceros de confianza. Usualmente se presentan como una salida posible para las economías en crisis como la nuestra, aunque quizás planteen problemas aún mayores que intentaremos abordar en este artículo a partir de algunas referencias a Bitcoin, ZOE Cash, UBI, el peso y el oro.
La historia dice así: La acumulación de deuda pública en Argentina ha resultado ser, en última instancia, una vorágine política y financiera. Es decir, un colosal problema de confianza. En el fondo, el problema financiero argentino se debe a que nuestro gobierno ha gastado más que la gran mayoría de los demás gobiernos, en comparación con el PBI generado por su economía y para poder hacerlo ha recurrido a la emisión monetaria y al pedido de sumas copiosas de préstamos endeudándose cada vez más, cosa que parece tener un efecto devastador en la confianza.
El peso en problemas
Deberíamos comenzar por reconocer —como ya lo ha hecho nuestro presidente— que la imposición de control de capitales es un desastre para cualquier economía moderna que pretenda estar impulsada por el comercio. A no ser que pensemos en un tipo de gobernanza comunista resultan evidentes las complicaciones que esto podría generar ¿Quién estaría dispuesto a confiar en un comercio que prohíbe el comercio? Sin embargo, esta es una catástrofe que según algunos expertos en teoría de juegos y criptografía, la tecnología de blockchain tendría el potencial de mitigar.
Pero, un momento, antes de continuar sería interesante que observemos el calendario de pagos de Argentina:
Resulta fácilmente predecible que el único lugar que le va a quedar al gobierno argentino para buscar dinero que le permita continuar financiando sus gastos y pagar estas deudas van a ser los bancos argentinos. De manera bastante racional, temiendo mayores controles de capitales y los famosos corralitos, es esperable que muchos argentinos comiencen a retirar dinero de sus cuentas y enviarlo al extranjero, sobre todo después de la experiencia del 2001 en la que los más confiados sufrieron la confiscación de los depósitos. Otro aspecto sintomático es la creciente radicación de fundaciones y empresas en Uruguay. En definitiva, los controles de capitales primero se rumorean con grandes filas en los bancos y después se anuncian. Mientras tanto, hoy se rumorea que el acuerdo de la deuda programado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se estaría complicando.
El uso de tarjetas de crédito y débito para pagar fuera del país también tiene fuertes controles. Sin acuerdo con el FMI seguramente se prohíban y se bloqueen. El comercio por internet quedaría casi completamente congelado. El resultado sería la exclusión de los argentinos del mercado mundial de liquidación de dinero y las empresas no podrán pagar sus importaciones, seguramente a excepción de un pequeño listado de casos aprobados por el gobierno en el que se desbloquearan los pagos.
En este punto, es cuando aparecen los bonos de emergencia, vales emitidos por el gobierno cuya característica crucial es que circulan en ciclos completamente cerrados: NEGOCIO-PROVEEDOR-TRABAJADOR-NEGOCIO. Esos ciclos específicos son un patrón que se encuentra comúnmente cuando las monedas son primitivas o están emergiendo recientemente, todos los evangelistas de Bitcoin están familiarizados con esto. Como nadie aceptaría de buena manera los bonos de emergencia, entonces pensemos qué pasaría si los argentinos deciden pasarse a Bitcoin.
¿Bitcoin?
En primer lugar Bitcoin no parece que podría ayudar mucho a individuos aislados ya que como mero depósito de valor su volatilidad es incluso más alta que la mayoría de las monedas existentes; posiblemente tendría algo de sentido incluir pequeñas cantidades dentro de una cartera de inversión de alto riesgo, pero frente al requerimiento de cubrir necesidades urgentes es poco lo que podría aportar. En términos de estas necesidades, Bitcoin es principalmente útil como una forma de enviar “dinero” a través de las fronteras para invertir en activos más estables en el extranjero y para resguardar los valores en un entorno en el que el dinero colapsa. Ahora, no deberíamos olvidarnos que internet es un servicio público.
Antes de invertir nuestros ahorros en un instrumento de alto riesgo, quizás deberíamos comenzar a preguntarnos si realmente es algo confiable. Bitcoin fue una gran promesa en un periodo de tiempo que va desde el 31 de octubre de 2008 hasta el 15 de agosto de 2010.
Estás fueron algunas de las palabras que Satoshi Nakamoto y Dustin D. Trammell intercambiaron por correo electrónico en los orígenes de bitcoin:
“-Que yo sepa esta es la primera vez que se está probando un sistema no basado en la confianza.
-Sí, esa fue la característica principal que me llamó la atención. El verdadero truco será hacer que la gente realmente valore los Bitcoins para que se conviertan en moneda.”
(obra de Dustin D. Trammell)
Así comenzaba a funcionar la primera moneda electrónica P2P, y los intercambios de correos electrónicos serían centrales no solo para terminar de darle forma al sistema, sino para algo que parece incluso más importante: generar confianza. Si uno lee los correos de Hal Finney (el primer usuario en ejecutar Bitcoin), la relación entre emisión e inflación aparece como una de sus preocupaciones centrales y las respuestas de Satoshi Nakamoto exhiben una destreza retórica superior que logra generar empatía a la vez que demuestra una omnicomprensión del problema y grandes habilidades para mitigarlo. Para el bien de Bitcoin, convencer a Finney era tan importante como resolver los problemas de emisión.
La solución de Nakamoto sería una emisión programada de un total de 21.000.000 monedas con una progresión establecida de la siguiente manera:
- primeros 4 años: 10,500,000 monedas
- próximos 4 años: 5,250,000 monedas
- próximos 4 años: 2,625,000 monedas
- próximos 4 años: 1,312,500 monedas
Ese sería el plan para “ganar una gran batalla en la carrera armamentista (¿contra los bancos centrales?) que permita conquistar un nuevo territorio de libertad al menos por varios años.” (S. Nakamoto) Quizás el mayor logro de Bitcoin haya sido realizado por Laszlo Hanyecz en mayo de 2010 cuando pudo comprar 2 pizzas a cambio de 10.000 BTC. Solo unos meses después, sucedería lo que en teoría era imposible: en una sola transacción se generarían más de 184 mil millones de bitcoins. Satoshi Nakamoto “soluciona” el “problema” bifurcando la red con una versión actualizada del protocolo y desaparece para siempre. Pero, cómo lo demuestran las comillas, Bitcoin nunca más volvería a ser confiable.
ZOE Capital en problemas
Así como Bitcoin fue impulsado por el horizonte político-económico trazado por la crisis del 2008, ZOE-Capital parece haber aprovechado la crisis actual de deuda argentina para entusiasmar a los inversores. En este momento, varios de ustedes se estarán preguntando ¿qué es eso de ZOE-Capital?
Recomiendo seguir este hilo de Osvaldo "Beto" Mendeleiev que se ocupó de investigar el caso:
ZOE-Capital es un holding de empresas que ofrece una serie diversificada de bienes, servicios y oportunidades de negocios que incluye hamburgueserías, desarrollos inmobiliarios, educación financiera, coaching ontológico, exploración minera, representación de futbolistas, trading, etc, etc, etc... el grupo actualmente se encuentra bajo sospecha por la llamativa rentabilidad del 7,5% mensual que ofrece a sus inversores.
A diferencia del misterioso Satoshi Nakamoto, que permanecería para siempre en las sombras sin revelar su identidad y gozando de los beneficios legales del anonimato, ZOE-Capital cuenta con una figura estelar que se pasea por los medios en busca de visibilidad: Leo Cositorto, un Master Coaching Internacional especializado en ventas.
Hay varias cosas que no cierran, más allá de las elevadas promesas de rendimiento de inversión y las rudimentarias estrategias comunicacionales del excéntrico CEO, abundan las señales de desconfianza emitidas por todo el universo ZOE que le dan forma a una pregunta potencialmente catastrófica ¿Cuál es el respaldo de todo esto? Cositorto tiene una gran respuesta para este gran problema, con un alcance cosmológico que se remonta por lo menos al origen de nuestro sistema solar. Para los religiosos la respuesta no sería otra que la entidad suprema: Dios. Leo, por supuesto, también es un líder espiritual. Pero, para los más ateos y materialistas, esa entidad suprema capaz de generar confianza sería el oro.
En este punto, aparece una solución interesante, la criptomoneda creada por el grupo (ZOE Cash) sería convertible a oro mediante la equivalencia de 1 ZOE-Cash = 1 gramo de oro, y para conseguir ese respaldo astronómico ZOE habría comprado su propia mina de oro. Cuesta creer que Cositorto consiga más oro que el Banco Central, sin embargo deberíamos reconocer que aparenta tener más espalda que el mismísimo Richard Nixon.
Lo cierto es que el grupo ZOE parece sustentarse a partir de una pirámide bastante inestable como la que configuran los esquemas Ponzi. Algo similar a los telares de la abundancia que captaron la atención pública un tiempo atrás y que sorpresivamente fueron respaldados en una nota de Página 12 que encontraba en este tipo de sistemas económicos una especie de alternativa al neoliberalismo y las finanzas patriarcales, basada en el afecto y en el cultivo de relaciones intrapersonales.
También sería interesante señalar que ZOE-Cash no es la única criptomoneda creada por un emprendedor argentino. Hay otras que incluso gozan de mejor reputación, aunque posiblemente no tengan mucho más valor. Un claro ejemplo de esto es UBI. Una moneda surgida de un proyecto innovador que propone la creación de un salario universal como efecto subsidiario a una finalidad tan superflua como la confirmación de la propia humanidad. Una iniciativa que ha reunido la atención de personalidades tan variadas como Vitalik Buterin y Juan Grabois. (En relación a este tema recomiendo la nota de Ana Sejmet publicada en esta revista.)
La historia de las monedas brillantes
Ahora, volviendo con el tema que nos interesa: la confianza en los sistemas monetarios. Un amigo que está en el negocio de las monedas brillantes me contó sobre la historia del oro, y dice algo más o menos así:
En nuestra galaxia, la Vía Láctea, pero mucho más arriba de donde nos encontramos hoy y hace millones de milenios, dos estrellas de neutrones giraban en espiral una alrededor de la otra, cada una con la masa de un sol, pero más pequeña y más rápida que un planeta acelerado. Cada uno de estos diminutos giga-mundos, millones de veces más densos que nuestro sol, no fueron producido por la mera explosión de una estrella, sino por una supernova mucho más poderosa. Cada supernova, que quemaba fuego nuclear con una densidad de potencia mucho mayor que la de una estrella normal como nuestro sol, había producido además de una estrella de neutrones una catarata de nuevos elementos. Para elementos más ligeros que el hierro, esta fusión nuclear libera energía; pero para elementos más pesados que el hierro, incluidos el cobre, la plata y el oro, la fusión nuclear requiere una entrada neta de energía y densidades de potencia astronómicas. Nuestras supernovas fueron lo suficientemente poderosas como para crear muchos metales de la fusión de elementos más ligeros, entre los que se encuentran el cobre y la plata. Pero no eran lo suficientemente poderosas para crear oro. El oro esperaba un evento mucho más poderoso y más raro.
Nuestras dos estrellas, fortuitamente puestas en curso de colisión por dos supernovas separadas, se acercaron y luego, capturadas por la gravedad de las demás, entraron en una espiral de muerte. Chocaron en una explosión inimaginable, desatando una densidad de poder mucho mayor que la de una mera supernova y billones de veces mayor que si un simple asteroide del tamaño de una montaña hubiera golpeado la Tierra. La colisión fue tan intensa que creó un agujero negro y una explosión de luz de energía extremadamente alta llamada rayos gamma. Escapándose del agujero negro junto con los rayos gamma hubo un chorro de metales nuevos y más pesados, entre los que se encontraba el oro. Esta nube rica en oro en parte se expandió y en parte se fusionó, participando en la posterior formación de nuevos sistemas solares, incluido el nuestro. Debido a esta colisión de rara intensidad, nuestro inusual sistema solar fue sembrado con metales pesados astronómicamente raros como el oro, junto con los productos de supernovas más comunes como el cobre y la plata
Miles de millones de años después, los simios que andaban desnudos viviendo en este planeta del Sistema Solar espolvoreando con oro, evolucionaron desarrollando cerebros hipertrofiados y manos inteligentes. Excavaron el oro y la plata que pudieron encontrar y lo separaron del resto de tierra que era más común. Otros metales más comunes fueron de mayor utilidad para elaborar herramientas de uso concreto; en su lugar, convirtieron a los metales preciosos en esas cosas que frente a nuestros ojos parecen joyas. Les dieron forma a estos metales preciosos para lograr cosas repetitivas y únicas, se jactaron de ellas, las exhibieron, las almacenaron como “tesoros”, “riquezas” y “dinero”. Le dieron forma al oro y la plata para transformarlos en objetos portátiles, los transfirieron entre sí o se los robaron, incluso llegaron a herirse o matarse unos a otros para conseguirlos. Usaron el oro y la plata para pagarse mutuamente en compensación por esas y muchas otras lesiones. Las personas se transfirieron oro y plata entre sí para satisfacer obligaciones importantes, así como para obtener artículos de un uso más directo y obvio. Debido a todo esto, el oro, la plata y el dinero, llegaron a ser cosas muy deseadas.
En cuanto a los pesos, Bitcoin, UBI y Z0E-cash parece que van a necesitar de un evento astronómico tan significativo como el colapso de una supernova para poder volver a generar algo de valor significativo.
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